Cruzada, Nieve y Caos [WINRINA 2]

Capítulo 2 ┊Amistad

Advetencia: Este capítulo puede contener escenas de violencia, si te consideras una persona sensible, te recomiendo saltearlo. Nada de esto es real, solo ficción. Los capítulos especiales no afectan la trama principal. 

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Capítulo Especial "Narrador"

Ning Yizhuo era la mejor amiga de Kim Minjeong. Pero la historia tras aquella hermosa y leal amistad llevaba consigo miles de recuerdos dolorosos.

Hace cien años 

Una pequeña niña corría feliz jugando con su perro llamado "Clifford". Su risa llenaba los espacios vacíos que dejaba aquel viento otoñal. Pero había una persona que la observaba tras la ventana apretando su puño, irritada de cómo ella solía llamarla "mocosa insolente". Sí, ese horrible apodo usaba Margaret Tanner con su linda hijastra.

Odiaba la idea de tener que criar a la hija de su esposo. Frente a él fingía amarla, pero cada vez que abandonaba la casa para ir a trabajar y mantener a su familia, Margaret aprovechaba para torturar a la niña de 7 años.

—¡Yizhuo, ven aquí! —gritó la mujer abriendo con brusquedad la puerta.

La más pequeña paró sus tiernos pasos y dio una última caricia a Clifford antes de ir donde su madrastra la llamaba.

Cuando traspasó el umbral de la puerta, la mujer de cabello negro azabache le dio un fuerte golpe en su pequeña cabeza, haciéndola caer al suelo confundida. No era la primera vez que la golpeaba sin motivo.

—Mocosa estúpida, mira tu ropa toda sucia —dijo gritando. La niña tapó sus oídos mientras se acurrucaba en el suelo—. Si no lavo tus trapos de porquería, tu padre se enojará conmigo, ¿sabes qué significa eso?

La niña no respondió, ganándose una patada en su espalda.

—Significa que tú sufrirás por ser fea —espetó soltando una fuerte risa que resonó en el interior de la casa.

—Pero mami, yo no te hi...ce nada —respondió la pequeña con su voz entrecortada por los sollozos.

Su cabeza y espalda le dolían mucho. Ella no podía entender por qué su madre era tan horrible con ella, si frente a su padre juraba amarla. Claro que, siendo tan pequeña, no podía ver la maldad y la falsedad de esa loca.

—Vamos, estúpida, levántate del suelo —ordenó tomándola de su cabello y estirándolo—. Vas a limpiar toda la casa, si no, te golpearé aun más fuerte, ¿entendido?

Yizhuo, como pudo, se alejó de la mayor, buscando rápidamente el pequeño cuarto donde Margaret solía guardar los artículos de limpieza.

Sin dudarlo, tomó la escoba y comenzó a barrer cada rincón de aquella casa. Al terminar, notó que ya había oscurecido, indicando que su padre volvería pronto.