Capítulo 22┊Inevitable

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Yu Jimin — 12 de febrero del 2025

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Yu Jimin — 12 de febrero del 2025

Miré por última vez mi reflejo en el espejo. Me sentía un poco insegura con mi cuerpo ahora que era inevitable ocultar mi embarazo. El vestido blanco que Minjeong compró para mí era realmente bonito, pero seguro me daría frío. Por lo que opté por colocarme un saco marrón sobre él, y para combinarlo un gorro del mismo color.

El sonido de la puerta abriéndose hizo que me sobresaltara en el lugar.

—¿Ya estás lista mi amor?

Giré ligeramente encontrándome con una muy elegante vampira de ojos rojos que me observaba desde el umbral de la puerta. Llevaba un hermoso traje marrón que resaltaba el fuego en sus ojos, incluso inconscientemente íbamos combinadas. Un suspiro escapó de mis pulmones, era demasiado bonita.

—Tendré frío con el vestido.

—Tranquila, el lugar tiene calefacción —confesó caminando en mi dirección— eres tan hermosa, no puedo creer que alguien tan bella como tú esté junto a mí.

Inclusive luego de meses saliendo aún provocaba que mis mejillas se sintieran acaloradas. Mi loba estaba saltando de alegría solo por recibir su atención. Gracias a la diferencia de estatura, pude enredar mis brazos sobre sus hombros, la pancita abultada mantenía cierta distancia entre ambas.

—Parece que alguien no quiere que sus mamis se abracen —comentó inclinándose ligeramente para depositar un tierno beso allí.

Así es, había logrado que la vampira de reputación fría se convirtiera en un tierno pastelito que volvía más dulce su voz cuando se trataba de la bebé que cargaba en mi vientre.

—Tal vez se molestó porque su mamá llevaba días sin darnos atención —me quejé resaltando una vez su ausencia.

La contraria estuvo a punto de rodar los ojos cuando vio una de mis cejas alzadas.

—Ya dije que lo sentía Jimin —su mano se enredó con la mía— vamos que muero por cenar contigo.

Ambas salimos tomadas de la mano al estacionamiento. Realmente hacía frío, aunque ya no nevaba. Siempre que estábamos aquí me sorprendía por todos los vehículos que la castaña tenía a su nombre. Aunque entre todos ellos, esa moto negra era su favorita.

El camino fue un poco silencioso, ella continuaba acariciando mi mano mientras conducía tomando el volante con la otra. Eventualmente me acostumbré a su fría piel, tal vez sería agradable para el caluroso verano.

—Mi amor mira qué lindas —dije mirando las estrellas a través del vidrio.

—Sí, es realmente hermosa —añadió observándome por un par de segundos.

—¿Hablas de alguna estrella en específico?

—Sí, la que tengo junto a mí.

Nuevamente mis mejillas ardían pero para disimularlo fruncí el ceño, Minjeong había desayunado un libro de poesías hoy.

Cruzada, Nieve y Caos [WINRINA 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora