Kim Minjeong — 31 de diciembre "Horas antes de la fiesta, en la mañana"
Los rayos del sol se filtraban tímidamente por la ventana, iluminando el rostro angelical de la mujer que dormía a mi lado. Me quedé un momento contemplándola, maravillada por su belleza. La forma en que su boca se abría ligeramente, hacía que mi corazón se estremeciera de ternura. Sin dudas, Yu Jimin era el amor de mi vida.
No pude resistir la tentación de acercar mi mano a su cálida mejilla, trazando suaves círculos con mis dedos. Su piel era como seda bajo mi tacto, y el deseo de cubrir su rostro de besos fue más fuerte que mi voluntad. Comencé a depositar pequeños besos por toda su cara, desde la frente hasta la punta de la nariz, mientras ella se quejaba adorablemente por haber interrumpido su sueño.
—Buenos días, mi loba durmiente —susurré cerca de su oreja.
Jimin se incorporó de un salto, sus ojos estaban aún nublados por el sueño.
—Oh Dios, ¿soy yo o mi vientre creció de nuevo? —preguntó acariciando su abdomen con asombro.
Mis ojos se posaron en su vientre, y efectivamente, parecía haber crecido.
Lentamente bajé mi cuerpo hasta quedar a la altura de su vientre. Presioné mi oído contra su piel, adoraba poder escuchar los pequeños latidos de nuestra hija. Los dedos de Jimin se enredaron en mi cabello.
—Hola pequeña lobita vampira, ¿creces muy rápido verdad? —hablé contra su vientre, depositando suaves besos en la zona— No puedo esperar a tenerte en mis brazos.
—Para, me haces cosquillas.
Levanté mi mirada hacia ella, perdiéndome unos segundos en sus orbes morados.
—Amor, déjame hablar con nuestra hija —pausé acariciando su mejilla con ternura— Debes aguantarte, que deseo darle besos.
Estar junto a mis dos personas favoritas era, sin dudas, la experiencia más maravillosa de mis 250 años de vida. Aún me costaba creer que pronto cumpliría 251, y que tendría que explicarle a nuestra hija la enorme diferencia de edad entre sus madres. ¿Dos siglos? No eran tanto... Bueno, tal vez sí.
—¿Qué te da tanta risa? —preguntó Jimin curiosa ante mi repentina carcajada.
—Nada, solo pensaba en cómo voy a tener que explicarle a nuestra hija que te llevo dos siglos...
—Espera a que tenga al menos 8 años, la traumaremos si es antes —sugirió la loba negando con la cabeza en un gesto divertido.
Me incorporé lentamente hasta quedar recostada a su lado, envuelta en el calor de sus brazos. A pesar de sentirme un poco ahogada, no quería separarme de ella ni un centímetro. Quería disfrutar cada segundo a su lado, aunque lentamente me aparté solo para quedar a centímetros de sus labios.
Ella me regaló esa sonrisa radiante. Mis manos no tardaron en ir a su rostro, sujetándolo con dulzura mientras acercaba mis labios para sentir su cálido sabor. Ella se dejaba llevar por mi control, o eso me hacía creer ya que una de sus manos no tardó en reposar sobre mi pierna, estaba moviéndola hacia terreno peligroso.
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Cruzada, Nieve y Caos [WINRINA 2]
FantasíaSegunda parte de "Cruzada, Sangre y Luna" Tras una violenta confrontación con la implacable Orden Europea, las vidas de Winter y Jimin cambian para siempre. Un desenlace inesperado las lleva al hospital, donde un descubrimiento impactante sacude los...