Capítulo 39┊Fogata

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Yu Jimin – 11 de marzo del 2025

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Yu Jimin – 11 de marzo del 2025

Nadie interrumpió mientras Minjeong y yo disfrutábamos del momento después de su maravillosa idea de arrojarnos al agua. Ambas nos bañábamos con agua caliente para evitar resfriarnos. El día terminó demasiado rápido para mi gusto, y ahora estábamos sentados alrededor de una fogata que Jessica encendió.

Haerin descansaba en los brazos de su madre vampira mientras jugaban con el pingüino. La pequeña ya no tenía deseos de sangre, por lo que agradecí a la luna que aceptara beber leche. Mis padres trajeron malvaviscos para asar al fuego. Aunque no eran mi dulce favorito, sostenía una varilla esperando a que se derritieran. Las vampiras, por su parte, compartían unos bocadillos rojos que Minjeong me ofreció, y rechacé.

—¿Puedo hacer una pregunta? —dijo Jessica, rompiendo el agradable silencio.

—Ya la estás haciendo —respondió Minjeong de manera obvia.

La pregunta iba dirigida a Aurelius, quien al escucharla se atragantó con su malvavisco. Todos miramos a la vampira de ojos celestes como si acabara de preguntar algo inapropiado.

—¿Por qué eres la única celestial viva?

Esa era una cuestión que también rondaba mi mente a veces. No conocía lo suficiente a la madre de Minjeong, y me gustaría saber más. Fue entonces cuando todos nos enteramos de la verdad... Aurelius estaba viva porque ese era el castigo por traicionar a los suyos e incluso asesinar a uno de sus compañeros.

—El primer precio a pagar fue el envejecimiento —confesó sin apartar la vista de la llama—. Los celestiales, después de cumplir 20 años, no envejecemos. Somos eternos.

—¿Entonces?

—Mi propósito era llevar mensajes alrededor del mundo, pero me enamoré de un gran idiota —dijo en un susurro—. Maté a un compañero para proteger la vida de Min.

Todos quedamos boquiabiertos. No podía imaginar a Aurelius como asesina; de hecho, era la persona con las vibras más agradables que había conocido.

—Durante la última fase de la guerra, cuando celestiales y noctilus se aniquilaban mutuamente —pausó, frotándose la frente—, fui la única celestial que sobrevivió. A nuestra deidad no le quedó más opción que detener mi envejecimiento y nombrarme encargada de mantener el orden en la tierra.

El silencio nos envolvió. Nadie sabía qué decir, pero Talia y Minjeong se acercaron para darle un cálido abrazo a su madre. Incluso la pequeña le regaló una sonrisa.

—¿Eso quiere decir que ya no envejeceré? —preguntó Talia, rascándose la cabeza.

Aurelius asintió.

—Entonces, ¿por qué yo envejecí? Quiero decir, si solo crecemos hasta los 20...

Miré a Minjeong preguntándome lo mismo, pero nuestra duda se resolvió de inmediato.

Cruzada, Nieve y Caos [WINRINA 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora