Cruzada, Nieve y Caos [WINRINA 2]

Capítulo 45┊Final pt.2

Kim Minjeong – 20 de abril del 2024

Desperté sobresaltada. La habitación estaba tranquila y Jimin dormía a mi lado respirando suavemente. Afuera las luces del amanecer se asomaban por la ventana. Todo estaba bien.

Cerré los ojos intentando volver a dormir, pero ya no podía. Por lo que me levanté con cuidado de no despertar a la alfa, me asomé a la ventana que dejaba ver los edificios cercanos y lentamente las calles cobraban vida de gente que probablemente iba a trabajar.

Al girarme, vi a Haerin acurrucada en su cuna acompañada del peluche de pingüino. Me incliné para besar su frente y luego regresé junto a Jimin, pero cuando estuve a punto de recostarme un fuerte dolor de cabeza me atrapó.

Lo siguiente que escuché fue un estruendo que rompía la paz. Las ventanas vibraron y la pelinegra se levantó de golpe.

–¿Qué fue eso? –preguntó un poco adormilada.

No tuve tiempo a responder ya que incesantes golpes en la puerta llamaron nuestra atención.

Haerin comenzó a llorar por lo que la cargué. Le pedí a su madre que fuera a ver, mientras yo iba detrás meciendo a la pequeña.

Al otro lado Jessica y Yizhuo parecían discutir entre ellas, sin notar nuestra presencia.

–¡Te dije que debíamos irnos! –gritó la de ojos celeste.

Mi mejor amiga frotaba el puente de su nariz, al parecer buscando calmarse.

–¿A dónde diablos iríamos Jessica?

Miré a Jimin, ninguna de las dos comprendía que sucedía. ¿De qué hablaban esas dos? Sabía que, tras la disolución del consejo de vampiros, ellas llevaban todo el orden de la ciudad.

Incluso yo deje de asistir a las reuniones, por lo que estaba desinformada.

–Teníamos cientos de opciones –susurró con la voz entrecortada. – Sí algo ocurre aquí será nuestra culpa.

Ya cansada de estar expectante, carraspeé mi garganta, pero ellas aún seguían en su burbuja discutiendo.

–No –afirmó acercándose para colocar un mano en su hombro. – Hicimos lo que pudimos cuando todo se vino en picada.

–Okey, ¿Qué rayos hacen aquí? –pregunté con la ceja levantada.

Ambas voltearon de golpe, como si apenas se dieran cuenta que estábamos allí.

–¿No escuchaste esa explosión? –pausó mirando a los lados del pasillo. – Minjeong están atacando el norte de la ciudad.

Asentí volteando para encontrarme con los bonitos ojos magentas. Podía escuchar como latía su alborotado corazón.

–Los noctilus –añadió Jessica.

Entonces, el mundo pareció detenerse por un segundo. El dolor de cabeza regresó con una fuerza brutal.