Yu Jimin – 24 de diciembre de 2024
Los copos blancos caían sobre la capa de nieve que se había formado en los últimos días, decorando el anochecer en un frío paisaje.
Me aparté de la ventana llevando mis pasos hasta la cocina. Había estado preparando varias ensaladas para acompañar el pavo que Wonbin cocinaría junto a Dara. La noche previa a navidad siempre causaba una emoción en mi corazón por la unidad familiar y las risas alegres provocadas por las anécdotas del abuelo.
Pero ahora apenas podía sonreír, todavía estaba procesando todo lo ocurrido con Minjeong. Mis noches se limitaban a llorar mientras rogaba a la luna una explicación sobre la vida que cargaba en mi pequeño vientre.
Insistí a Adam en hacer nuevos estudios, pero ninguno de ellos podía responder a mis dudas. Solo sabía que en unos meses nacería un bebé que no sabía cómo cuidar; no estaba en mis planes aún, pero al menos no estaba sola. Wonbin junto a su pareja, y Giselle se encargaron de acompañarme en las tardes.
Llevé mi mano hasta mi vientre acariciando ligeramente la zona. Sentí cómo mis ojos se cristalizaban y una lágrima caía por mi mejilla. Rápidamente la quité y me dediqué a guardar todo lo que había preparado.
Para mi suerte, Wonbin vivía a unos pasos de mi hogar, al otro lado de la casa del abuelo. La nieve caía sobre mí haciéndome soltar un pequeño estornudo.
Cuando toqué a la puerta, Dara me recibió con un gran abrazo mientras me invitaba a pasar. Mi hermano, por su parte, parecía tener problemas con su pavo asado.
—Maldito pavo, a esta velocidad cenaremos para año nuevo —espetó con frustración el pelinegro cruzado de brazos.
Me acerqué a él con una sonrisa burlona; era realmente malo en la cocina, por lo que decidí ayudarlo.
—Lleva mirando mal al pavo hace una hora, cree que con la mirada se asará —dijo la rubia de ojos celestes.
Dara era una omega de otra manada, o bueno, solía serlo, ya que hace un par de días finalizó con sus mudanzas, integrándose en nuestro pueblo.
—Todo sería más fácil si pudiera hacerlo asado, pero la nieve no me deja.
—Solo son excusas, Bin —mencioné metiendo el pavo en el horno.
Luego de unos minutos, el ambiente no tardó en inundarse de un aroma a especias; parecía que todo marchaba bien con el pavo. La pareja se encontraba compartiendo risas mientras colgaban dulces en las medias sobre la chimenea, que en realidad solo era una pantalla con un fondo de fuego. Eso le quitaba la sensación de calor tan particular que teníamos en casa de Suno, pero ninguno quería estar allí, su dueño no estaba.
Verlos tan cariñosos me causó una pequeña punzada en el corazón mientras recordaba a la vampira de ojos rojos. ¿Cómo estaría en ese momento? Tal vez preparando su sangre en polvo; era genial que con solo dos ingredientes formaran todas sus recetas. Extendí mi mano hasta mi bolsillo sacando el móvil.
ESTÁS LEYENDO
Cruzada, Nieve y Caos [WINRINA 2]
FantasySegunda parte de "Cruzada, Sangre y Luna" Tras una violenta confrontación con la implacable Orden Europea, las vidas de Winter y Jimin cambian para siempre. Un desenlace inesperado las lleva al hospital, donde un descubrimiento impactante sacude los...