Cruzada, Nieve y Caos [WINRINA 2]

Capítulo 8 ┊ Biblioteca

Kim Minjeong – 26 de diciembre del 2024

No podía creer que todo este tiempo esa mujer había sido tan mentirosa. ¿Para protegerme? Claro como lo hacía con Talia, cómo pude ser tan ilusa de permitirle quedarse en mi vida de forma tan simple.

Ojalá pudiera prestar atención a las palabras que salían de la boca de mi novia, pero mi mente estaba divagando por un planeta lejano llamado "Problemas familiares" qué a decir verdad era bastante nuevo. Especialmente cuando hace 200 años perdí cualquier tipo de contacto con la familia que me quedaba viva.

Frente a mis ojos pasábamos la pequeña ciudad de Mansfield. Una tranquila melodía acompañaba el silencio que se había formado por causa de mi ausencia de palabras.

—Mi amor —la suavidad en la voz de la alfa logró regresarme a la tierra.

—Lo siento, no puedo dejar de sentirme una tonta —confesé sincera.

La pelinegra detuvo el vehículo cuando los demás carros frente a nosotras se detuvieron por el semáforo en rojo.

—Yo tampoco puedo asimilarlo aun... —pausó para girar su cabeza en mi dirección— siempre te ponías celosa de ella, Minjeong estabas celosa de tu madre...

—Hagamos de cuenta que esas cosas jamás ocurrieron, por favor.

—Tengo una idea —sugirió a la vez que apretaba el acelerador— vayamos a ver a Adam, creo que es hora de hacer estudios para ver el estado de nuestra bebé.

Inevitablemente una sonrisa se asomó en mi rostro dejando evidencia de mi alegría. Había insistido varias veces en ir al médico y la alfa solo decía "luego". Ese luego por fin tocaba la puerta de mi hogar.

—Oye, estaba pensando —pausé solo para mirar el camino— ¿cómo se llamará nuestra hija?

Jimin ladeo su cabeza mientras parecía perderse en el laberinto de su propia mente. Varios segundos pasaron cuando finalmente respondió.

—Debería ser algo relacionado a su origen o ¿no?.

—De hecho, estaba considerando Haerin, suena a nombre angelical —sugerí intentando ocultar una sonrisa que amenaza con salir, si rechazaba mi maravillosa idea era capaz de lanzarme por la puerta, aun con el auto en marcha.

Para mi suerte la idea pareció agradarle, o al menos eso dejaba ver su tierna sonrisa que apuntaba al camino.

—Me gusta, nuestra pequeña Haerin ¿Yu... Kim?

—Nuestra Haerin Yu Kim —afirmé acercando mi mano a su vientre, que comenzaba a estar un poco hinchado.

Sin darnos cuenta estábamos ya bajando del vehículo para ingresar al hospital de Sherwood. Busqué la mano de Jimin con la mía, solo para saciarme con su calidez tan particular.