𝘊𝘢𝘱í𝘵𝘶𝘭𝘰 24

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Lecciones de élfico
⋇⊶⊰ 🍃 ⊱⊷⋇

Algunos años después...

En medio de muchos árboles cubiertos en musgo y hongos, en un bosque cercano a la Comarca, Frodo y ______ pasaban la tarde leyendo, sentados en el césped cálido que el sol calentaba con los rayos que se escabullían por en medio de las copas de los frondosos árboles.

Frodo Bolsón escuchaba con una sonrisa satisfecha a su amiga leer, recostado en un tronco y apoyando sus manos detrás de su cabeza cubierta en rizos castaños. Suspiró complacido, cerrando sus ojos y deleitándose en la bella voz élfica de la mujer a su lado.

-Ir thil ammen Eruchín, menel-vîr síla díriel- recitó _______, leyendo de un pequeño librito que había traído de Mirkwood, era uno de los cuentos que solía narrarle a los niños allá, y era un bonito recuerdo -Si loth a galadh lasto dîn! A Hîr Annûn gilthoniel, le linnon, Im Tinúviel!

_______ cerró el libro con delicadeza, dejándolo en su regazo para recostarse en el tronco junto a Frodo.

-¿Entendiste?- cuestionó, dejando que el hobbit reposara su cabeza en su hombro.

-Más o menos- respondió Frodo, quien trataba de tomarse muy en serio sus clases de élfico -Entendí lo de los hijos de Eru, y algo de una dama del Oeste. Lo demás fue confuso.

-Bueno, es un avance mayor al de la semana pasada- sonrió ella -Vas muy bien.

-¿Podrías leérmelo otra vez?- pidió el hobbit, sus enormes ojos azules rogando atención.

-Claro- suspiró la elfa, abriendo su libro de nuevo, pero ambos escucharon algo que los distrajo por completo.

Un tarareo, más bien un murmullo de una envejecida voz que cantaba por lo bajo una canción. El sonido de su carreta también era reconocible.

El hobbit y la elfa compartieron miradas gemelas, grandes sonrisas de repente apareciéndose en sus rostros mientras se levantaban del suelo. Leyéndose la mente entre sí, comenzaron a correr por el bosque hasta bajar una colina llena de flores, acercándose al camino que llegaba al centro de Hobbiton.

El par se detuvo justo antes del hundimiento del camino, cruzándose de brazos mientras reprimían una sonrisa al ver al mago de sombrero puntiagudo, el cual detuvo su carreta, pero no los miró aún.

-Llegas tarde- comentó Frodo, alzando sus cejas como si estuviera haciendo un reclamo al anciano hechicero.

-Un mago nunca llega tarde, Frodo Bolsón- dijo Gandalf, alzando su vista para mirar al par -Ni tampoco temprano, sino que llega precisamente cuando se lo propone.

Hubo un momento de seriedad falsa, como un concurso de miradas entre tres participantes. _______ fue la primera en romper el silencio, dejando escapar una risa que solo podía expresar la alegría de ver de nuevo a su viejo amigo.

-¡Es maravilloso verte, Gandalf!- exclamó Frodo, lanzándose a la carreta para darle al mago un gran abrazo, el cual fue correspondido con mucho afecto por parte de Gandalf. El hobbit luego ofreció una mano a ______, ayudándola a subirse en la carreta sin correr el peligro de caerse.

-_______- rió Gandalf, alegrándose ante la imagen que sus ojos le daban de una elfa tan feliz y diferente a la que había llegado hace años -Me alegra verte tan feliz, ciertamente estás muy diferente.

-Bueno, es imposible estar triste en un lugar como este- murmuró ella. De verdad había cambiado, no solo internamente, externamente también.

Ya no usaba de esas túnicas finas que llegaban hasta sus talones, confeccionadas con seda y telas caras de Mirkwood, usaba un vestido blanco con vuelos en las mangas debajo de los hombros, y un corset con diseños de flores. Ya sus botas habían quedado en el olvido, y sus zapatos ahora eran planos con un pequeño listón encima. Si no fuera por su altura, cualquiera podría confundirla con una hobbit más, y eso le encantaba. Se había enamorado de la Comarca, y todo lo que ésta tenía para ofrecerle.

𝔗𝔥𝔢 𝔖𝔦𝔩𝔢𝔫𝔱 𝔓𝔯𝔬𝔪𝔦𝔰𝔢 || ᴸᵉᵍᵒˡᵃˢ ᴳʳᵉᵉⁿˡᵉᵃᶠDonde viven las historias. Descúbrelo ahora