𝘊𝘢𝘱í𝘵𝘶𝘭𝘰 3

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La cúspide de la sociedad
⋇⊶⊰ 🍃 ⊱⊷⋇

Amaneció con inesperada rapidez, aunque a pesar de eso, ya había un príncipe que había estado esperando el alba con ansias. Se levantó con un humor mucho mejor al usual, se apresuró a vestirse, colocarse su tiara, y salir de su habitación. Tenía como objetivo recibir todas sus clases y terminarlas antes del medio día, para así poder volver al bosque y encontrarse a ______.

Corrió por los pasillos, disculpándose entre respiraciones agitadas cuando ocasionalmente chocaba con algún sirviente. No era típico, ni tampoco propio, de un príncipe como él andar tan apurado, pero el joven Legolas no podía importarle menos ser educado aquel día.

Se sentó con afán en la mesa real en la que sus padres lo esperaban, y sin siquiera dar los buenos días, comenzó a devorar el desayuno que los cocineros acababan de poner sobre la mesa.

-Ey, jovencito- Thranduil frunció el ceño y le llamó la atención mientras se llevaba una copa dorada con agua a los labios -Más despacio, un príncipe debe ser sereno y calmado, no debe atragantarse con la comida como si fuera un montaraz. Además de que saluda a sus padres antes de comenzar a comer.

-Ion nin, tu padre tiene razón- la reina musitó con extrañeza -La comida no saldrá comiendo si desaceleras un poco.

Legolas, a pesar de molestarse con el inconveniente, decidió hacer caso y detenerse un poco. Respiró profundamente y con una mueca malhumorada comió más despacio, aún sin decir palabra.

-¿Y a todo esto por qué estás tan apurado?

-Solo quería terminar antes mis tareas- murmuró el príncipe sin dar mucha explicación -¿Creen que pueda salir un rato después de medio día?

-¿Salir?- las gruesas cejas oscuras del rey se unieron en confusión -¿A dónde? ¿Para qué?

Legolas titubeó, sus ojos azules se desviaron a su madre en busca de ayuda. No quería admitir la razón. Pensaba que su padre se convencería de que un príncipe como él no podía tener amigos como _____, quien no tenía un rango siquiera similar al suyo.

-Legolas hizo una amiga, querido- respondió la reina, entendiendo la angustia de su hijo -Probablemente sólo quiere ir a jugar con ella.- Legolas asintió.

-¿Una amiga?- una sonrisa amenazó con manifestarse en los labios de Thranduil. A diferencia de lo que su hijo pensaba, él no estaba molesto en lo absoluto, sabía que Legolas debía sentirse solo de vez en cuando en el palacio -Pues qué bueno, ¿cuál es su nombre?

-...______- respondió el preadolescente con extrañeza, aún asimilando la aceptación repentina de su padre. El mencionado sólo asintió al escuchar.

-¿Y por qué en lugar de salir no la invitas al palacio? Hay mucho espacio en los jardines reales para que jueguen o hagan lo que quieran. En verdad no me agrada la idea de que estes allá afuera sin supervisión.

-Ella aún no está enterada de quién es Legolas, amor- murmuró la reina, elegantemente partiendo con tenedor y cubierto su pan élfico.

-¿Ah no?- Thranduil alzó sus cejas -Tendrás que decirle entonces, no quieres perder a tu primera amiga porque se sintió engañada.

La conversación no siguió un rumbo muy diferente después de eso, y cuando el desayuno terminó, Legolas se sintió doblemente responsable de hacerle saber a su amiga sobre su estatus. ¿Le importaría demasiado? ¿Qué iba a pensar? ¿Querría aprovecharse?

🍃

Desafortunadamente para los planes del príncipe de confesar su posición política, había una jovencita élfica quien averiguaba tales hechos en la comodidad de su casa. No había tenido intención de hacerlo en lo absoluto, pero todo resultó demasiado obvio cuando su familia se escandalizó al escuchar el nombre de su nuevo amigo.

-Olvidé decirles que hice un nuevo amigo ayer- había dicho ______, mientras desayunaba con sus dos padres y hermana mayor.

-¿De verdad? Qué bueno- sonrió Lyriel, la madre, extendiendo su brazo sobre la mesa para tomar un poco más de pan y servírselo en su plato.

-¿Cómo lo conociste?- cuestionó Calanon, el padre, levantando una ceja con sospecha. Poseía rasgos faciales muy pronunciados, y aunque no fuera su intención, su rostro siempre evidenciaba lo que estaba pensando.

-Encontré su flecha perdida y se la devolví, fue entonces que comencé a hablar con él hasta que unos guardias del palacio llegaron por él. Al parecer es un aprendiz, y vive allá.

-Qué extraño, no sabía que habían aprendices en el palacio- comentó Kelda, la hermana mayor. Era muy hermosa, con cabello cobrizo que caía en cascadas sedosas hasta su espalda baja -¿Para qué oficio está preparándose?

-No lo sé, no me dio tiempo de preguntar- la menor se encogió de hombros -Su nombre es Legolas, me pareció un nombre muy bonito.

-¿¡Legolas!?- exclamó Calanor, por poco atragantándose en su agua -¡Cariño, pero si ese es el príncipe!

-¿Qué? ¡No lo creo!- ______ se quejó.

-Tu padre tiene razón, linda, lo sabré yo que fui la florista personal de la reina cuando aún estabas por nacer- confirmó Lyriel -La reina acababa de tener a su hijo, el rey estaba tan contento que anunció su nombre a todo el reino en una gran fiesta sin comparación. Cuando naciste renuncié y jamás lo volví a ver.

-¿Cómo no sabías que era el príncipe?- cuestionó Kelda.

-No es mi culpa que tengamos unos monarcas que se quedan encerrados en el palacio todo el año, y solo salen para la fiesta de las estrellas.- _____ se cruzó de brazos, aún incrédula de que su amigo fuera realmente el príncipe.

-Se supone que eso te lo enseñan en la escuela, ya deberías saberte toda la historia del reino- replicó Kelda, sus cejas finas alzándose en sarcasmo -Pero claro, como no prestas atención...

-¡Yo sí presto atención!

-Ya es suficiente- Calanor puso un alto a la situación.

-Aún no entiendo porque me mintió- suspiró ______ con algo de tristeza.

-Técnicamente no te mintió, sí es un aprendiz- sonrió Lyriel -Aprendiz de rey, pero sigue siendo un aprendiz.

La joven elfa se reclinó en su silla, lanzándole una mirada a la ventana. El sol y marcaba el medio día, dado a su posición en el cielo y la manera en que su color había cambiado a un amarillo muy claro y cegador.

-¡Se me hace tarde!- exclamó ______, recogiendo su bolso y apresurándose a la puerta -¡Le prometí a Legolas que lo vería a esta hora!- fue la única explicación que dio antes de salir por la puerta.

-Y ahí va de nuevo- Kelda suspiró, llevándose su copa de agua a los labios. -Espero que se vuelvan buenos amigos, nos convendría mucho. ¡Ya puedo vernos en la cúspide de la sociedad! ¡Finalmente nos serviría para algo este negocio de flores inútiles!- dijo emocionada, no midiendo sus palabras.

-¡Kelda!- la regañó su padre, ya conociendo las costumbres interesadas de su hija mayor, por las cuales siempre se veía en la necesidad de exhortarla.

𝔗𝔥𝔢 𝔖𝔦𝔩𝔢𝔫𝔱 𝔓𝔯𝔬𝔪𝔦𝔰𝔢 || ᴸᵉᵍᵒˡᵃˢ ᴳʳᵉᵉⁿˡᵉᵃᶠDonde viven las historias. Descúbrelo ahora