𝘊𝘢𝘱í𝘵𝘶𝘭𝘰 60

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De regreso a casa
⋇⊶⊰ 🍃 ⊱⊷⋇

A través de familiares árboles, suelos y pasajes labrados en piedra, dos caballos trotaron sin presión alguna por el Bosque Negro. Con Sauron derrotado, los dos jinetes no podían evitar notar la refrescante falta de arañas, y al respirar el aire cuyo aroma solía ser adormecedor, solo inhalaron pureza. El bosque estaba sanando.

Ambos compartieron miradas gemelas, tan llenas de nerviosismo e incertidumbre. En menos de lo esperado ya sus caballos estaban pasando por el puente, el único que daba a la entrada del castillo. Legolas fue el primero en poner sus pies en la tierra, tomando a ______ de la cintura para que hiciera lo mismo.

Los guardias se voltearon a ver, era claro que no creían lo que sus ojos veían. Podrían haber jurado que nunca volverían a ver al príncipe.

-Hîr nîn, Legolas- se acercó uno, una sonrisa en sus labios usualmente fruncidos mientras hacía una reverencia.

El príncipe hizo una mueca visible. Ya había olvidado el trato que su estatus en ese reino le otorgaba, y se sintió extraño, ajeno a tal cortesía.

-¿Está el rey?- cuestionó, ignorando el gesto del guardia.

Sin decir más, ya los guardias estaban abriendo las puertas para ellos. El par titubeó un momento, tomándose de las manos antes de poner pie dentro del palacio.

-¿Listo?- cuestionó ______, apretando un poco la mano de su prometido. Éste solamente asintió, la verdad era que su lengua se había enrollado hasta lo más profundo de su garganta y no podía musitar palabra.

Juntos, se adentraron al palacio, y la puerta se cerró tras sus espaldas.

El aroma a madera, tierra mojada y eucalipto llenó sus narices de nostalgia, tan familiar, pero tan lejano a la vez. Las luces que colgaban del altísimo techo eran las mismas, pero en ese momento, fue como si las hubieran observado por primera vez. Sus pies se sabían de memoria el camino hacia el salón del trono, pero sus corazones estaban esperando ser sorprendidos en cualquier momento por algo extraño y diferente.

Meludir, el mismo Meludir de siempre, los reconoció al instante en que se acercaron a las escaleras que daban al trono. Un grito casi escapó de su garganta, y el par no supo decir si estaba contento o asustado.

-Legolas, _______- suspiró -Pensé que no volverían jamás.

-Se puede decir que pensamos lo mismo- habló Legolas, mirando hacia abajo para hacer contacto visual con el elfo. Meludir rió para sí, no lo recordaba tan alto -Necesitamos hablar con el rey.

-Los anunciaré- asintió Meludir, caminando unos pasos adelante de la pareja y corriendo un poco hacia la cima de las escaleras, en donde el gran trono del rey Thranduil yacía como siempre ostentoso y extravagante. -Aran Thranduil...

-No me molestes ahora, Meludir- la voz de Thranduil respondió, su resoplido hizo eco por los salones -El día de hoy no quiero escuchar nada de agendas, ni problemas del mundo exterior.

-No es eso lo que vengo a decirle, majestad- Meludir respondió con una risilla -Es que tiene una visita que creo que le agradará mucho.

-Una visi...- Thranduil levantó su rostro por primera vez en aquella hora, y miró a los dos elfos que esperaban ansiosamente justo frente a su trono.

El rey se levantó, las palabras parecían haber sido capturadas por el asombro y encarceladas para nunca ver la luz. Sus labios estaban partidos y sus ojos muy abiertos, aquellas gruesas cejas que los coronaban estaban alzadas en completa incredulidad. Su larga capa cayó de sus hombros al suelo y fue dejada allí sin importancia alguna, el rey caminó lentamente hacia las dos figuras en frente suyo, temiendo parpadear en caso de ser un espejismo.

-Hir nîn- murmuró Legolas, nerviosamente encorvándose en una reverencia. Estaba tan impaciente por una reacción, alguna respuesta, siquiera algunas palabras. El silencio de su padre lo preocupaba.

Lo que no esperó fue que, aún manteniendo el silencio, Thranduil abriera sus brazos y lo envolviera en un abrazo. Legolas se congeló, no sabía que hacer. En todos los años que había vivido en el bosque luego de la muerte de su madre nunca había recibido un abrazo de su padre, y la tentación de llorar se manifestó con un nudo en su garganta. Thranduil, por su parte, sentía como si el pedazo de su corazón que se había marchado aquella fría tarde en la Colina del Cuervo regresara, y todos los años que pasó extrañando a su único hijo se desvanecieron.

Luego de un rato, Thranduil se apartó de su hijo, sus manos aún en sus hombros. Su mirada, extrañamente más sorprendida todavía, se desvió a ______, quien dándose cuenta de que la atención estaba puesta en ella, reverenció cortésmente como si aún fuera una solado de la guardia real.

-¿Por qué han venido?- cuestionó, su voz portaba un tono que no le permitió a los presentes conocer sus pensamientos.

-...Adar- se atrevió Legolas, el nombre se sintió ajeno en su lengua, pero no le dio importancia, sino que tomó la mano de _______ y miró a su padre a los ojos sin titubeo alguno -_______ y yo queremos unirnos, ya he hablado con sus padres, por eso hemos venido, quisiéramos que tú...

Thranduil no permitió que palabra alguna saliera de los labios de su hijo, y esta vez, abrió sus brazos para abrazar a ambos al mismo tiempo. Legolas y ________ se miraron entre sí, ¿era éste el mismo Thranduil de siempre?

-No podría desearles un mejor destino- murmuró el rey, apartándose de nuevo para mirarlos como si sus ojos todavía no creyeran lo que tenían en frente.

-¿De verdad?- cuestionó Legolas con el ceño fruncido, habría jurado que su padre se opondría y como siempre armaría un escándalo -Pensé que tu...

-Lo que pasó pasado es, y en el pasado ha de quedarse.- interrumpió -El día de hoy el reino se alegra, pues ha regresado el hijo que creí perdido.

Aquella noche hubo gran banquete en el Bosque Negro, y tanto Legolas como ________ pudieron tener la seguridad de que sus almas se unirían en menos tiempo del esperado.

•Traducciones•
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"Hir nîn" -> Mi señor
"Adar" -> Padre

𝔗𝔥𝔢 𝔖𝔦𝔩𝔢𝔫𝔱 𝔓𝔯𝔬𝔪𝔦𝔰𝔢 || ᴸᵉᵍᵒˡᵃˢ ᴳʳᵉᵉⁿˡᵉᵃᶠDonde viven las historias. Descúbrelo ahora