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No sé por dónde empezar. Podría comenzar contando cuando nos conocimos de la manera más peculiar, o cuando me salvaste de morir enfermo por envenenamiento.
Pero si mal no recuerdo, incluso antes de tu llegada ya sabía quién eras, así que empezaré por ahí...
Recuerdo que acababa de terminar el entrenamiento con mi equipo, todos estábamos sentados en el piso escuchando a Minato Sensei hablar sobre unas próximas misiones que tendríamos que hacer. Vi cómo un ave se aproximaba a mi Sensei. Nunca había visto una así, con colores rojos y amarillos adornando sus plumas y un pico algo alargado. Minato Sensei estiró su brazo para dejar que el ave aterrizara ahí, tomó la nota que estaba amarrada a ella.
Me sorprendió ver a Minato Sensei sonreír y después dar un salto de alegría, no es normal que se emocione tanto.
—Minato Sensei, ¿está bien? —Pregunté curioso.
—Una persona muy importante para mí viene a la aldea, Kakashi.
—Sensei, ¿se puede saber quién es? —preguntó Rin con su característico tono amable.
—Jin, está en camino a la aldea. —En un puf, Minato Sensei ya no estaba con nosotros.
—¿Quién es esa tal "Jin" y qué la hace tan especial para que Minato Sensei se emocione tanto? —preguntó Obito tontamente.
No es una mala pregunta, quién es ella, nunca había visto a Minato tan feliz por una carta y más en estos tiempos de guerra.
—Vieron cómo los ojos de Minato Sensei se iluminaron, parecían estrellas. —Comentó Rin.
Rin tenía razón, sus ojos brillaban al máximo, parecían dos luceros en la oscuridad.
—Supongo que hemos terminado por hoy. —Empecé a caminar, escuchando los gritos de Obito y cómo Rin se reía.
No lo sabía en ese entonces, nunca pensé que tú, esa persona misteriosa que hacía que Minato Sensei dejará de lado su personalidad tan seria y volviera a ser como un niño cuando le regalaban un bombón, llegaría a mi vida como una tormenta para llevarse mi mundo por delante.
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