Capítulo 28

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ᴛᴇ Qᴜɪᴇʀᴏ, ᴘᴇʀᴏ ᴛᴇ ɴᴇᴄᴇꜱɪᴛᴏ ʟᴇᴊᴏꜱ

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ᴛᴇ Qᴜɪᴇʀᴏ, ᴘᴇʀᴏ ᴛᴇ ɴᴇᴄᴇꜱɪᴛᴏ ʟᴇᴊᴏꜱ.

Abrí mis ojos lentamente, el sol que entraba por entre la cortina me molestaba

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Abrí mis ojos lentamente, el sol que entraba por entre la cortina me molestaba. Parpadeé varias veces, tratando de ubicarme. Me sentía extraña, desorientada, como si mi cuerpo no respondiera del todo bien. Todo estaba en calma, pero no reconocía el lugar. Giré mi cabeza con cuidado y noté la familiaridad del entorno: la pequeña mesa, los libros apilados en el rincón y el característico olor a madera... Estaba en la casa de Kakashi.

Me incorporé ligeramente, pero mi cuerpo protestó al instante, una oleada de dolor recorriendo cada músculo. Lo último que recordaba era haberme arrastrado hasta su puerta, agotada más allá de lo que había experimentado en meses. No podía permitirme esto, no podía estar aquí. Necesitaba levantarme, pero mis extremidades se sentían pesadas, y una sensación de debilidad me recorría.

"¿Qué estoy haciendo aquí?" pensé, frustrada.

Intenté recordar los detalles antes de llegar, pero todo era una neblina de cansancio y dolor. Apenas podía enfocar mis pensamientos, y la sensación de incomodidad crecía con cada segundo. Giré mi cabeza hacia la puerta, medio esperando que Kakashi apareciera, pero la habitación estaba en silencio, salvo por el suave crujido de la madera bajo el sol.

Mis manos temblaban ligeramente mientras intentaba quitarme las mantas. No podía permitirme el lujo de quedarme más tiempo. Necesitaba estar afuera. Necesitaba... ocultarme de nuevo.

—No deberías moverte —escuché una voz familiar, suave pero firme.

Kakashi apareció en la puerta, su mirada tranquila pero cargada de una preocupación que trataba de ocultar. Se acercó lentamente, sus pasos casi inaudibles sobre el suelo de madera. Se sentó en el borde de la cama, demasiado cerca, lo suficiente como para que el calor de su cuerpo me llegara.

—Estás agotada —dijo, observándome con ese ojo afilado que siempre parecía ver más de lo que dejaba entrever—. Deberías descansar más.

Desvié la mirada, incapaz de sostener su atención por más tiempo. No quería que viera lo vulnerable que me sentía en ese momento. Pero su cercanía me afectaba de una forma extraña, como si esa preocupación que veía en él me envolviera, haciéndome sentir expuesta de una manera que no estaba acostumbrada.

—Estoy bien —susurré, intentando incorporarme de nuevo.

Pero antes de que pudiera hacer cualquier movimiento brusco, sentí la suave presión de su mano sobre mi hombro. Me detuvo, firme pero con cuidado, como si temiera que pudiera romperme con un simple toque.

—No lo estás, Jin —murmuró, su voz más baja ahora, como si estuviéramos compartiendo un secreto—. No tienes que ser fuerte todo el tiempo.

Su mano permaneció en mi hombro, una conexión silenciosa que me hizo contener la respiración. Era extraño sentir su toque, tan diferente a la distancia a la que siempre manteníamos nuestras emociones. Mi corazón latía rápido, y por un instante, pensé en cómo todo había cambiado desde que nos conocimos.

Levanté la mirada, encontrándome con su ojo visible. Había algo en la forma en que me miraba que me desarmaba, una mezcla de entendimiento y algo más... algo que no supe identificar.

—Kakashi... —comencé a decir, pero las palabras murieron en mi boca.

Él se inclinó ligeramente hacia mí, apenas cerrando la distancia entre nosotros. Sentí el leve roce de su aliento contra mi piel, y mi corazón dio un vuelco. No era un gesto evidente, pero había algo en su proximidad, algo cálido, que me hizo bajar la guardia, aunque solo fuera por un segundo.

—Descansa un poco más —susurró, con una dulzura inusitada—. Yo estaré aquí.

No podía apartar la vista de él, pero al mismo tiempo, quería alejarme, quería huir de lo que ese momento implicaba. Sin embargo, mi cuerpo no respondía, y había una parte de mí que no deseaba moverse, que quería quedarse ahí, en ese espacio donde Kakashi me cuidaba, donde me permitía ser vulnerable sin temor.

Finalmente, con un suspiro, me dejé caer de nuevo sobre la cama. Kakashi se levantó lentamente, pero antes de alejarse, sus dedos rozaron brevemente mi frente, apartando un mechón de cabello que caía sobre mis ojos. Un gesto simple, pero cargado de algo más profundo.

—Gracias... —murmuré, cerrando los ojos, dejando que la tranquilidad de su presencia me envolviera.

Podía sentir que las palabras que él no decía se quedaban flotando en el aire, pero en ese momento, no necesitábamos hablar. Las barreras entre nosotros seguían ahí, pero por una vez, parecían más fáciles de sobrellevar.

De verdad como lo siento Kakashi...

¡Hola a todos! Espero que estén muy bien, siento a ver interrupido su lectura

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¡Hola a todos! Espero que estén muy bien, siento a ver interrupido su lectura. Solo quería pasar a aclarar un par de cositas. Primero, como habrán notado, estoy haciendo algunos saltos temporales rápidos para avanzar un poco más en la historia. Segundo, les prometo que dentro de unos capítulos empezaremos a ver más interacción entre Jin y Naruto ya como genin, lo que también abrirá la puerta a más situaciones interesantes entre Jin y Kakashi. Y tercero, sé que lo que ocurrió en los últimos dos capítulos puede haber sido un poco confuso, así que aquí les va una explicación rápida: Jin llega enferma a la casa de Kakashi, él la cuida, y al día siguiente, debido a su enfermedad, Jin no recuerda mucho de lo que pasó.

                        ¡Eso era todo! Muchas gracias por votar y comentar. ¡Los quiero!

My Electric Love; Kakashi HatakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora