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No sé si estoy protegiendo a Naruto o simplemente me estoy protegiendo a mí misma al mantenerme lejos. Podría romper las reglas impuestas por el Tercero y acercarme a él, pero la verdad es que no me siento lo suficientemente fuerte para hacerlo. Me consume este miedo irracional, este temor de que, si me permito sentir de nuevo, si me permito querer a alguien de nuevo, lo perderé, igual que perdí a Minato, a Kushina... a mi familia.
¿Qué pensaría Minato si supiera cómo me estoy desmoronando? Siempre me enseñó a ser fuerte, a enfrentar el dolor con dignidad. Pero a veces siento que no tengo la fortaleza que él veía en mí. Quisiera que estuviera aquí para decirme que todo estará bien, que me recordara lo que significa ser parte de algo más grande que mi propio sufrimiento. Sin embargo, ya no está. Y el vacío que dejó es un abismo que no puedo llenar.
Kushina... tan vibrante y llena de vida. Cuando pienso en ella, el dolor es casi físico. Su risa, su calidez, todo eso se ha ido. Y me pregunto si alguna vez podré superar esa pérdida. Siento que nunca dejaré de extrañarlos, pero lo peor es que también estoy perdiendo lo poco que me queda. Estoy perdiendo a Kakashi, y eso me rompe de maneras que no puedo siquiera empezar a explicar.
Es tan frustrante... Me aferro a la idea de que, si mantengo la distancia, no tendré que enfrentar otro adiós. Si no dejo que Kakashi se acerque demasiado, no tendré que sentir lo que sentí cuando Minato y Kushina murieron. Pero, al hacerlo, estoy causando el mismo dolor que tanto temo. Estoy empujando a las personas lejos, dejándolas fuera, porque estoy aterrorizada de perderlas.
Recuerdo cuando solía estar tan cerca de Kakashi. Antes de que todo esto sucediera, antes de que las pérdidas comenzaran a acumularse como un peso imposible de soportar. Pero cuanto más pasa el tiempo, más me siento desconectada de él y de todo. Me siento vacía, como si me estuviera viendo desde fuera, incapaz de volver a ser quien fui alguna vez. Y él... él no se rinde. Sigue intentando acercarse, sigue intentando romper las barreras que he levantado, pero no sé cómo dejarlo entrar.
A veces, me pregunto por qué sigue intentándolo. ¿Qué ve en mí que vale la pena salvar? Porque yo no lo veo. Solo veo una sombra de lo que era, una persona que ha perdido el rumbo, que ha olvidado lo que significa confiar y amar sin miedo.
Sigo alejándome, porque el miedo a perderlo es demasiado grande. Y aunque sé que eso lo lastima, no sé cómo detenerme. ¿Cómo le explico a Kakashi que no puedo enfrentar más despedidas? ¿Cómo le digo que, si lo pierdo a él también, no sobreviviré?
Pero también sé que estoy siendo injusta. Sé que lo estoy lastimando de maneras que no se merece. Y eso solo me hace sentir peor. Cada vez que lo veo, sus ojos reflejan una preocupación que no puedo soportar. Él trata de ser fuerte por mí, pero lo único que logro es herirlo más. Si Minato estuviera aquí, me diría que no estoy sola, que no tengo que cargar con todo esto por mi cuenta. Pero, en este momento, es difícil creer que alguien pueda ayudarme cuando ni yo misma sé cómo salir de esta oscuridad.
Todo lo que hago es levantar barreras. Máscaras. No quiero que Kakashi vea lo rota que estoy por dentro. Ya tiene suficiente con su propio dolor, no necesita cargar con el mío. Me digo que lo estoy protegiendo, pero en el fondo sé que solo me estoy protegiendo a mí misma de la posibilidad de perderlo también.
La última vez que hablamos, apenas podía mirarlo a los ojos. ¿Cómo se supone que actúas normal cuando todo dentro de ti está cayendo a pedazos? Me pregunto si él lo sabe, si puede ver lo lejos que me siento de todo lo que solía ser importante.
Quiero poder hablar con Kakashi, decirle lo que realmente siento, pero las palabras no salen. Cada vez que abro la boca, solo salen excusas o evasiones. ¿Cómo le explico lo rota que estoy? ¿Cómo puedo mostrarle este caos interno sin empujarlo aún más lejos?
Y así, el ciclo continúa. Me escondo detrás de la máscara, esperando que, al distanciarme, proteja a los que más me importan. Pero la verdad es que me estoy hundiendo, y cuanto más me alejo, más difícil es encontrar el camino de regreso.
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