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—Buenos días Kakashi.
—Hola. Para la misión tenemos que ir a un bosque que queda en la frontera, tenemos que asegurar que no hay infiltrados
—Ahh, eso es un viaje de por lo menos tres días, bien menos charla y más acción—. Sonreíste a los guardias y después me miraste, —-apresúrate Kakashi.
[...]
—Kakashi ten cuidado donde pisas, este lugar está lleno de trampas.
—Lo sé, he estado aquí antes —respondí, manteniendo la mirada en el suelo irregular mientras avanzábamos.
El bosque se cerraba a nuestro alrededor, los árboles altos y antiguos formaban un techo verde que apenas dejaba pasar la luz del sol. El aire estaba cargado con el olor de la tierra húmeda y el musgo.
—¿Has venido solo? —preguntaste, con un tono de curiosidad que no pude ignorar.
—Una vez, hace tiempo. Pero esa es una historia para otro momento —dije, esquivando una rama baja.
Continuamos en silencio, cada uno perdido en sus pensamientos, hasta que un sonido sutil nos detuvo. Era el crujir de hojas bajo el peso de algo... o alguien. Levanté una mano, señal de alto, y escuchamos.
—Parece que no estamos solos después de todo —susurraste, y saqué mi arma, preparado para lo que pudiera venir.
Note cómo veías algo por el rabillo del ojo. Todo pasó tan rápido, el ninja de Kirigakure se había lanzado contra mi. Pensé que no lograria reaccionar a tiempo pero cuando abrí los ojos tu cabellera rubia estaba delante mío, con tu mano detenidas la katana y tu sangre resbalaba por montones. Soltaste la Katana y le pegaste una patada que lo hizo estrellar con unos árboles.
—¡Kakashi cuidado detrás de ti! — gritaste, mi cuerpo no se movió, recuerdo que yo solo espere el final, en un movimiento rápido enviaste un kunai desviaste la estrella ninja que me habían lanzado, pero me había rozado la mejilla.
Me sentí mareado y después silencio.
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