My Electric Love; Kakashi Hatake

Capítulo 36

ꜱᴀʙᴇʀ ᴅᴇ ᴛɪ ᴇʀᴀ ʟᴏ ᴍÁꜱ ᴇᴍᴏᴄɪᴏɴᴀɴᴛᴇ ᴅᴇʟ ᴍᴜɴᴅᴏ

Recuerdo que en los primeros seis meses no supe mucho de ti, de hecho, nada. Lo que sabía era por las misiones que el Hokage me ponía. "Jin encontró una ubicación importante, necesito que vayas y la investigues", siempre era así.

Me sorprendió mucho ver a la misma ave que había visto hace un tiempo, con colores rojos y amarillos adornando sus plumas, y un pico algo alargado. Venía hacia mí, y supe de inmediato que traía noticias tuyas. Una carta. Mi corazón dio un pequeño salto, algo que no me esperaba.

Al abrir la carta, leí tu letra apurada. Las primeras líneas eran formales, casi como un informe de misión. Incluso en palabras, parecías estar a kilómetros de lo que una vez compartimos.

"Kakashi, todo va bien. Estoy avanzando con las investigaciones sobre la identidad del hombre que invocó al Nueve Colas. La información aún es escasa, pero estoy cerca de algo importante. Espero que la aldea esté en paz."

Casi no podía reconocer tu tono. Directo, impersonal. Como si estuvieras reportando al Hokage y no hablando conmigo. Sabía que lo hacías para protegerte, para mantenerte enfocada en la misión. Pero algo en mí... esperaba más.

Con el paso de los meses, tus cartas seguían llegando, y aunque el contenido seguía siendo principalmente acerca de la misión, algo empezó a cambiar. En pequeñas notas entre las líneas, veía rastros de ti, de la Jin que conocía. Todavía sonrío cuando lo recuerdo

"Vi algo hoy que me recordó a Minato. Había un niño en el mercado con los ojos tan brillantes como los suyos... Me hizo sonreír, aunque solo fuera por un segundo."

Era breve, casi como si no quisieras revelarlo, pero estaba ahí. Esa parte de ti que luchaba por mantenerse cerca, por no olvidar.

Y luego, en la carta siguiente, me contaste algo que no esperé.

"Kakashi, he estado pensando en Naruto últimamente. ¿Cómo está? No puedo evitar preocuparme por él, incluso desde aquí. Quisiera estar más cerca de él, aunque sé que no puedo por ahora."

Sentí el peso en tus palabras. Aquel muro de formalidad que habías levantado empezaba a agrietarse. Con cada carta, sentía que recuperaba un pedazo de ti. Ya no eras la Jin distante que solo hablaba de misiones. Poco a poco, tu voz comenzaba a sonar más como la que conocía.

Recuerdo una en especial que llegó casi un año después de que te marchaste.

"Hoy vi algo curioso en el pueblo donde estoy. Un niño intentaba hacer malabares con manzanas, pero solo logró hacerme reír cuando una de ellas terminó en el suelo, rebotando frente a mí. Me recordó a ti, aunque no creo que alguna vez te haya visto hacer algo tan torpe... o sí."

Sonreí al leer esa parte. Aunque probablemente no lo recordabas, sabía exactamente de lo que hablabas. Decidí responderte por primera vez en mucho tiempo, enviando una carta de vuelta con el mismo ave que me había traído la tuya.

"Esa fuiste tú. Lo recuerdo, fue antes de una misión que tuvimos juntos. Estabas rodeada de niños en la aldea, haciendo malabares con manzanas, y uno de los niños te lanzó otra justo cuando girabas. El resultado fue predecible. Aún puedo escuchar tu risa cuando una de las manzanas terminó en el suelo."

Mientras sellaba la carta, me di cuenta de que extrañaba esos momentos más de lo que me atrevía a admitir.

Me sorprendió ver que respondiste la carta una semana después de enviártela. No esperaba una respuesta, al menos no tan pronto. Abrí el pergamino con una mezcla de curiosidad y algo más.

"No recordaba que había sido yo quien hizo malabares con esas manzanas... parece que los años me están jugando una mala pasada. Me alegra saber que aún te hago reír, incluso en los recuerdos."

Tu respuesta era breve, pero lo que vino después me tomó por sorpresa.

"Ahora que lo pienso, nunca he visto tu rostro debajo de esa máscara que llevas puesta, ¿Alguna vez te la quitas? Sabes me gustaria ver esa bonita sonrisa sin mascara de por medio alguna vez."

Leí esa última línea varias veces. Sentí un poco de claro subir a mis mejillas.

No entendía por qué, ni quería admitir lo que significaba en ese momento, pero esa pequeña línea, esa insinuación juguetona, logró ponerme nervioso. Mi mano temblaba ligeramente mientras sostenía la carta. No pude concentrarme en otra cosa que no fuera esa carta durante esa semana.