My Electric Love; Kakashi Hatake

Capítulo 30

ɴᴇᴄᴇꜱɪᴛᴀʙᴀ ᴛᴜ ᴄᴏɴꜱᴇᴊᴏ, ɢʀᴀᴄɪᴀꜱ.

Estoy cansada, pero no de la forma en que uno se cansa después de un largo día de trabajo. Es una fatiga más profunda, como si llevara el peso de todo sobre mis hombros, como si mi propia existencia se hubiera vuelto una carga. Pero... no quiero morir. No es eso. Solo... estoy cansada de vivir así.

—Sigues alejándote de todos, ¿eh, Jin?

—No te he visto en mucho tiempo, ¿dónde has estado?

—Sigues sin responder mi pregunta, Pequeña Bruja.

Miré hacia otro lado, sin querer admitir lo obvio.

—No es fácil... —respondí con la voz apagada, luchando por encontrar las palabras correctas—. No quiero perder a nadie más.

Jiraiya se quedó en silencio por un momento, su mirada fija en el horizonte. Luego, sin dejar de mirar, habló.

—Cuando quieres tanto a alguien, es inevitable sentir miedo de perderlo, Jin. Todos lo sabemos, lo hemos vivido. Pero mantenerte alejada por miedo a perderlos... solo te hace perderlos de una manera diferente.

Sus palabras golpearon algo dentro de mí, un eco de mis propios temores, pero también de una verdad que no quería admitir. Estaba perdiendo a las personas que más amaba, no porque las hubiera perdido físicamente, sino porque me estaba alejando de ellas por miedo a sentir ese dolor de nuevo.

—¿Cómo lo haces, Jiraiya? —pregunté—. ¿Cómo sigues adelante sabiendo que puedes perderlo todo en cualquier momento?

Jiraiya sonrió, pero esta vez no fue una sonrisa alegre. Había una sombra de tristeza en sus ojos que me recordó que, incluso los más fuertes, aquellos que parecen inquebrantables, también llevan sus cicatrices.

—No es fácil. Pero hay algo que me enseñaron hace mucho tiempo: el amor y las conexiones que haces con las personas no desaparecen cuando se van. Siguen contigo. Y lo que te queda de ellos te da la fuerza para seguir adelante.

Lo miré, incrédula. Esa era la parte que más me costaba aceptar. Sentía que, si permitía que alguien se acercara demasiado, el dolor de su pérdida sería insoportable.

—Pero... ¿y si no puedo soportarlo? —mi voz tembló con la pregunta.

Jiraiya soltó un largo suspiro y se cruzó de brazos, apoyando la espalda en un árbol cercano.

—Entonces te romperás, pero no te destruirás. La vida sigue, Jin, y nosotros también. No podemos vivir temiendo lo que podría pasar, porque si lo hacemos, dejamos de vivir realmente.

—Te lo digo porque lo he visto. He perdido más de lo que puedo contar, pero también he ganado cosas que jamás hubiera tenido si me hubiera cerrado al mundo. Es una elección que tienes que hacer por ti misma. Nadie puede obligarte a abrirte de nuevo, pero te aseguro que, si lo haces, no estarás sola. Ni ahora, ni después. No con quienes te rodean. —Jiraiya me miró fijamente, sus ojos serios—. Y créeme, tienes más gente que se preocupa por ti de lo que crees. Sobre todo ese chico que no se separaba de ti cuando estuviste en el hospital... puedo decir que estaba tan preocupado como Minato. 

Jiraiya se apartó del árbol, dándome una ligera palmada en la espalda.

—Piensa en lo que te dije, pero no lo pienses demasiado. A veces, solo hay que actuar y dejar que el resto se resuelva por sí solo.