ᴛᴇ ᴅᴇᴊÉ ɪʀ, ᴀᴜɴQᴜᴇ ꜱɪɢɴɪꜰɪᴄᴀʙᴀ ᴘᴇʀᴅᴇʀᴛᴇ ᴘᴏʀ ᴍᴜᴄʜᴏ ᴛɪᴇᴍᴘᴏ.
Me hubiera gustado que ese día te quedaras un poco más de tiempo, pero debías continuar.
Recuerdo que estaba caminando hacia mi casa. Había pasado por un puesto de ramen y comprado unos platos para cenar. No sé en qué momento apareciste a mi lado. Solo me saludaste y comenzaste a caminar en silencio conmigo. Te notabas más tranquila que de costumbre, pero había algo en tu mirada que delataba que no todo estaba bien.
—¿Te apetece cenar? —pregunté, levantando los platos de ramen que había comprado—. Creo que tengo de sobra.
Tu respuesta fue un leve asentimiento, apenas perceptible, pero no dijiste una palabra.
Nos quedamos ahí, en silencio, y sin darme cuenta, nuestros brazos se rozaron levemente al caminar. Fue un gesto pequeño, casi imperceptible, pero sentí una calidez extraña en ese simple contacto. No dijimos nada, pero en ese momento, entendí que había algo más entre nosotros, algo que no habíamos dicho en voz alta pero que estaba ahí, flotando en el aire. Era extraño. Siempre solías mantenerte un poco distante, como si no supieras cómo estar cerca de los demás, pero esa vez parecía que algo te empujaba a quedarte. El silencio entre nosotros no era incómodo; en todo caso, había algo reconfortante en tu presencia. A pesar de todo, siempre fue así contigo. No necesitábamos palabras para entendernos.
Seguimos caminando hasta mi casa. Al llegar, nos sentamos en el pequeño comedor, y aunque había silencio entre nosotros, no era incómodo.
Finalmente, rompiste el silencio.
—Me voy en tres días —dijiste sin mirarme, como si esas palabras no fueran tan importantes como parecían.
Me detuve por un instante. Aunque ya lo sabía, escucharlo de ti lo hacía más real. Traté de mantener la calma, como si no fuera la gran cosa, pero en el fondo, algo se tensaba en mí.
—¿Por cuánto tiempo? —pregunté, aunque ya conocía la respuesta.
—No lo sé... quizás meses, tal vez años —respondiste con un tono que trataba de ser ligero, aunque había una sombra de preocupación detrás de tus palabras—. Pero intentaré enviarte cartas, para que no sea tan... lejano.
Era como si, en ese momento, ambos supiéramos que había mucho que decir, pero las palabras no saldrían de inmediato. El ramen comenzó a enfriarse mientras el silencio llenaba la habitación.
—Naruto... —murmuraste—. He estado vigilándolo desde lejos, pero no es suficiente.
Hiciste una pausa, dejando caer los palillos sobre el cuenco de ramen. La tensión en tus manos, el leve temblor de tus dedos, era apenas perceptible, pero lo noté.
—El Tercer Hokage... —dijiste en voz baja, como si susurrar fuera la única manera de admitirlo—. Los altos mandos no quieren que me acerque demasiado a él. Dicen que... es por su propio bien. Que mi presencia podría complicar las cosas. —Tu tono era frío, casi mecánico, como si recitaras una orden que habías escuchado demasiadas veces. En tus ojos vi una tristeza que nunca habías dejado salir del todo—. A veces pienso en lo mucho que se parece a Minato, a Kushina. Pero... no me dejan estar ahí para él. No como quisiera.
—Lo has hecho bien, Jin —respondí con suavidad—. Has cuidado de él, aunque sea desde la distancia. Y él lo sabe, de alguna forma, lo sabe.
Tu silencio fue tu única respuesta. Seguías mirando el ramen, jugueteando con los palillos, pero tus ojos estaban en otro lugar. Sabía que había algo más, algo que no me estabas diciendo, pero decidí no presionar. Era tu manera de lidiar con las cosas, construir barreras para protegerte.
—Voy a extrañarlos... —dijiste finalmente, rompiendo el silencio con una voz más suave de lo que esperaba—. A Naruto, a ti. Pero no será por mucho tiempo, o eso espero. Intentaré enviar cartas cuando pueda.
Sentí una punzada en el pecho al escuchar esas palabras. Intenté mantener la calma, pero algo en tu tono me decía que sabías que tal vez no sería tan pronto como esperabas. Había algo más en tu despedida, algo que ambos sentíamos, pero ninguno estaba dispuesto a reconocer. No del todo.
—Te estaremos esperando —dije en un susurro, apenas audible.
Te observé por un momento, notando el cansancio en tu expresión, el peso que llevabas sobre tus hombros. Pero había algo más en esa mirada, algo más profundo que no supe nombrar en ese momento. Un pequeño atisbo de lo que estaba creciendo entre nosotros, aunque ambos intentábamos ignorarlo.
Terminamos de cenar en silencio. El aire se sentía pesado con palabras no dichas, con promesas que quizás nunca se llegarían a cumplir. Cuando te levantaste para irte, me detuve por un instante.
—Jin —murmuré, y por un segundo nuestras miradas se encontraron—. Cuídate.
Te quedaste quieta, observándome en silencio. Algo en tus ojos parecía luchar con lo que querías decir, y entonces, en un gesto que me tomó por sorpresa, te acercaste un poco más. Tus labios rozaron suavemente mi mejilla en un beso rápido, pero la sensación de tu piel contra la mía se quedó mucho más tiempo.
—Tú también —susurraste, casi como un eco.
Fue un momento breve, pero ese simple gesto dejó una marca profunda. Cuando te alejaste, sentí que algo entre nosotros había cambiado, aunque ninguno lo mencionara.
Te quedaste en la puerta, mirándome una última vez antes de dar media vuelta y desaparecer en la noche. Me quedé ahí, en el umbral, observando la oscuridad, sintiendo que, aunque el tiempo pasara, siempre habría algo que no cambiaría entre nosotros.
Y quizás, en el fondo, eso estaba bien.
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My Electric Love; Kakashi Hatake
ספרות חובבים"É𝐥 𝐞𝐫𝐚 𝐥𝐚 𝐬𝐨𝐦𝐛𝐫𝐚 𝐪𝐮𝐞 𝐩𝐫𝐨𝐭𝐞𝐠í𝐚 𝐬𝐮 𝐥𝐮𝐳, 𝐲 𝐞𝐥𝐥𝐚, 𝐞𝐥 𝐝𝐞𝐬𝐭𝐞𝐥𝐥𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐢𝐥𝐮𝐦𝐢𝐧𝐚𝐛𝐚 𝐬𝐮 𝐨𝐬𝐜𝐮𝐫𝐢𝐝𝐚𝐝." |INICIO: 5/05/2024| |Terminó:???| © │ Los personajes le pertenecen a Masashi Kishimoto, a excepc...