39: Pies en tierra.

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El tiempo parecía eterno.

Nada en sus vidas iba a superar este sentimiento que los arropa.

Podían saber lo que sentían sin necesidad de hablar... Podían compartir palabras solo con miradas y entenderse como nunca antes.

La mente de Gian, estaba un poco llena de oscuridad. Pero todo esto se iba cuando Ámbar se cruzaba por ahí, borrando las huellas que dejaron los tristes y oscuros recuerdos de un ser al cual nunca conoció.

El moreno se removió sobre el suave colchón. Percatandose de que el pequeño cuerpo de Ámbar estaba rodeado por sus fuerte brazos. Ella dormía plácidamente con su rostro apoyado contra él pecho de Gian, sus labios ligeramente abiertos, dejando salir delicados silbidos.

Por primera vez, sintió que sus mejillas se arrugaron sin hacer ningún esfuerzo... Estaba sonriendo. No solo por tener a la castaña entre sus brazos, sino también por lo fácil que podía leer sus pensamientos. Justo ahora, ella se imagina besando el cuerpo de Gian, impregnando su olfato de él... En un lugar donde solo ellos dos pueden estar y ser felices.

Una mano de Ámbar se aferró al hombro de Gian, atrayendo más al moreno y hundiéndose más en su pecho. A tal punto de que su nariz se dobla. El cosquilleo de la respiración de Ámbar sobre su pecho, envían señales a la parte más sensible de Gian. No tarda en ponerse duro, por los pensamientos pecaminosos de Ámbar y la atención en su piel.

Sus manos bajan hasta acariciar el desnudo culo de Ámbar. Su mano abierta da un apretón que separa las nalgas de la castaña. Luego sus labios rozan la piel de la oreja de la chica y su mano entra sin miedo a la línea que divide los glúteos de la castaña. Dejando una caricia circular sobre su ano, a lo que Ámbar reacciona dejando salir un leve gemido.

El deseo empezaba a arder en Gian y estar desnudos, no ayuda en mucho para contenerse.

Intentó mover el brazo donde Ámbar descansa su rostro, pero decidió dejarlo ahí, ya que la verdad no quería despertarla... Bueno, no por ahora.

Su mente le empezó a jugar sucio. Si sigue así, terminará interrumpiendo el sueño de la castaña.

Su mano abandonó con una caricia el culo de la chica. Luego sostuvo su miembro erecto y venoso, para darse a sí mismo atención. Todo esto mientras olía como un puto adicto el aroma de la castaña.

Soltó su miembro, para viajar con sus dedos hasta la intimidad de Ámbar y notar que está muy húmeda. Tragó grueso cuando dos de sus dedos dibujaron el contorno de los labios de la chica, sintiendo ese sonido que se produce al frotar piel con piel humedecida un ese delicioso fluido.

No podía seguir conteniendose. No sabía cómo carajos, ésta chica había logrado dejarlo de esta manera... Solo piensa en follarla y mantenerla siempre a su lado.

¿Por qué?.

¿Ésto era amar?.

¿Después de todo, sí renunció a su manada por él, o simplemente su tía había aceptado todo?.

Salió de sus pensamientos cuando las uñas de Ámbar se clavaron en su hombro. Sin darse cuenta, ya había introducido dos dedos en la cavidad de Ámbar. Al estar ambos dedos llenos de ese fluido, los sacó y los llevó a su boca para saborear a la castaña... Y esto fue el límite.

Quitó todo el pelo que cubria el rostro de la castaña, para luego besarla y hundir su lengua dentro de ella. Su mano acarició a palma abierta toda la silueta de la chica, hasta detenerse en sus caderas y apretarla contra él, para aliviar un poco su erección contra el vientre de la castaña. Ella despertó un poco desorientada, pero correspondió el beso. Su rostro se sonrojó al sentir la erección de Gian contra su vientre y sobre todo, al escuchar los sucios pensamientos del mismo.

Ámbar también acarició con deseo el cuerpo esculpido del moreno, trazando caricias con sus dedos por el contorno de las líneas que definen los músculos del chico.

-Me tienes loco y jodido, Ámbar-su voz exageradamente ronca y grave.

Ágilmente se acomodó sobre la castaña. Sus rostros se enfrentaron, observando con detalle sus rasgos. Una mano de Gian tomó el pómulo de la castaña y de nuevo la besó. Fué salvaje y demandante, su lengua estuvo a punto de llegar a su garganta por lo exagerado y animal del beso.

Gian se acomodó entre las piernas de la chica, dió unos golpecitos sobre la humedad de Ámbar y la penetró... Otra vez sus mundos se detuvieron. La sensación piel con piel era increíble, un gruñido salió del moreno al sentir como la zona de Ámbar lo arropó con fuerza.

-Voy follarte hasta que pidas que pare-le sonrió como un demonio- y aún así, te seguiré follando.

Unos golpes en la puerta interrumpen el acto...

El silencio crece entre las dos personas dentro de la habitación y comparten miradas de desconcierto.

Preguntándose ambos quién podría ser.

-Ámbar, sé que estás ahí-dijo la familiar voz de April-. Puedo oler lo que están a punto de hacer, por Dios.

La chica se espantó al escuchar a la morena hablar de esa forma. Por su lado, Gian contuvo una risa que amenaza con salir.

Junta sus frentes, toman aire.

-Maldición...-susurró el moreno saliendo de Ámbar.

Ella soltó una risita. Por primera vez, Gian compartió ese sentimiento con Ámbar, dejando escapar una leve risa mientras se ponía un pantalón.

Ámbar arregló su cabello y se puso una franela del moreno, la cual cubría por completo su pequeño cuerpo. Sus miradas conectaron, al igual que sus pensamientos y la castaña sintió como la sangre hirvió en su rostro.

-Ámbar, voy a tumbar la puerta. Abre por favor.

La chica hizo caso y abrió la puerta para enfrentar la mirada café, que la observa con exasperación.

-¿Crees que esto es un puto hotel o qué?-preguntó con hostilidad-¿Cómo pueden follar así no más?-negó-¿Si saben que todo el instituto los escuchó?.

Los ojos de Ámbar viajaron con sorpresa, para toparse con los dorados de Gian. Ella pensó que él había utilizado un hechizo para que nadie escuche sus gemidos...

-Quería que se enteraran de que eres mía-respondió el moreno desviando la mirada y estrujó su nariz.

-Pues ya no hace falta-exhaló-. Todos en el instituto lo saben.

Las palabras de la morena, captaron por completo la atención de Ámbar.

-Dime que escuché mal-no sabía si sentirse bien, o apenada por lo ocurrido. Una risa nerviosa salió de ella-. Diosas-estrujó su rostro.

April la miró con cansancio.

-Tienes que venir conmigo, tu madre no encontró la forma de evitar el encuentro que tendrán Gian y tú padre-torció los labios-. Por lo tanto no puedes estar con el. Tampoco tenían que marcarse, pero ya es tarde.

-No iré a ningún lado-negó y extendió los brazos-. Yo haré lo que yo quiera de ahora en adelante April, dile a mi madre que no se preocupe por mí-enfatizó el segundo "yo".

La mirada de la morena se tornó incómoda.

-No es tu madre quien desea verte.

Una punzada llegó a Gian al entender todo. Su mandíbula se tensó y sus manos se hicieron puños.

-Primero muerta antes que verle el rostro a Tomy-sentía odio hacia su propio padre-. Ya dejé en claro que me importa una mierda su manada.

El Celo de Una Luna(Disponible En Dreame)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora