44: Tristeza...

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Si la felicidad se pudiese describir con más que palabras... Ésta era esa descripción.

Sentir la respiración tranquila del moreno sobre su regazo. Mientras trataba de controlar la suya, no había un momento en que estuviesen solos y no terminaran desnudos, siendo embestida por el chico y con sus cuerpos bañados en fluidos que no solo era sudor.

Ámbar sentía su corazón acelerado, Gian estaba dormido, pero ella estaba preocupada de despertarlo con sus latidos desenfrenados. El chico se acomodó sobre ella, dejando reposar su mejilla sobre el vientre de Ámbar, quien estaba recargada sobre un inmenso sofá. Los brazos de Gian la rodeaban, y una mano del chico estaba dentro de la tela que cubría su parte superior. Su palma abierta, acariciando la espalda de la castaña no hacía las cosas tan fáciles.

-Diosas...-suspiró separando las piernas para que Gian se acomodara mejor.

-Tus pensamientos son muy sucios-dijo el chico con la voz cargada de sueño, bostezó-. Anoche no dormimos nada...-sonrió.

La sangre viajó hasta llegar a ocultar el rostro de la castaña. No sabía cómo Gian ocultaba sus pensamientos de ella, para Ámbar era muy penoso que él estuviera escuchándola todo el tiempo.

Hizo como si el moreno no dijo nada y acarició el lazio cabello del chico, enredando sus dedos en él. Todo parecía un sueño. Llevó una mano al lugar donde Gian la había marcado aquella noche...

No podía evitarlo, la imagen del cuerpo desnudo del chico venía a su mente. Y hacían de su cuerpo todo un mar... En todos los sentidos.

Una descarga recorrió su espina dorsal y la orquesta resonó en su interior, al sentir como la mano del moreno se movió a palma abierta por su espalda y se detuvo en la pretina de su ropa interior

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Una descarga recorrió su espina dorsal y la orquesta resonó en su interior, al sentir como la mano del moreno se movió a palma abierta por su espalda y se detuvo en la pretina de su ropa interior.

Tragó grueso y se dejó caer de espaldas en el posa brazos del sofá.

-Me gusta que seas tan caliente-el moreno se arrodilló y se quitó la franela dejando a la vista su marcado cuerpo-. Eso hace que se me pare-apretó su erección, con su mirada fija en la de Ámbar-. Ahora quiero que me la chupes hasta hacerme correr, luego te voy a azotar sin parar mientras te follo como un animal...-desabotonó su jean y sacó su verga erecta y venosa- Y lo haré durante todo el día y cuado ya no sientas las piernas y el pito me arda... Te daré aún más duro-la tomó por las mejillas y la besó.

La respiración en Ámbar estaba descontrolada. Sentia la palpitante erección de Gian contra su vientre y su humedad latía con la misma fuerza. Estaba deseosa de tenerlo dentro, pero aún más deseosa de hacerlo venir en su boca y tragarse todo su semen.

-Te amo-dijo una vez pudo respirar.

-Me gusta que digas eso-su lengua se hundió dentro de la boca de la chica-. Yo te adoro, eres todo mi mundo Ámbar. Eres mi Diosa-la volvió a besar con salvajismo.

Las manos del moreno, apretaron con deseo las nalgas de la chica. Acarició sus muslos, y bajó hasta las rodillas de la chica sus bragas. Dejando su intimidad expuesta, solo para ser apreciada por él. Segado por la desesperación y el deseo, besó y mordió los labios de Ámbar, y rompió el corto y holgado vestido de la castaña.

El Celo de Una Luna(Disponible En Dreame)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora