38: Tocar el Cielo.

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Cuenta la historia, que hace poco más de 20 años... Una Vampiresa se enamoró perdidamente de un Lobo, el Lobo correspondió a su Amor. Pero la envidia e ignorancia arraigada en los corazones de sus familiares, les convencieron de que estar juntos no era lo correcto. Entonces se separaron.

No pasó mucho tiempo y el sentimiento que abordaba los corazones de los amantes, crecieron aún más con la distancia... Así tuvieron su primer encuentro. Después de ésto, el Lobo se negó a ser el compañero de una Vampiresa, simplemente por no deshonrar a sus familiares. Así que la Vampiresa hizo un pacto con Ressly, la hermana mayor de las Lunas, para poder ser suficiente para su amado... Dejando a un lado toda su escencia de Vampiro, convirtiéndose en una simple humano, pero aún así... El Lobo no quiso estar con ella, segado por los consejos de su manada.

Con el tiempo la chica se dió cuenta de que estaba embarazada, el resultado del amor que había sentido por ese Lobo había reverdecido para ella de la mejor manera... Por fin tendría un pedacito de su amado en sus brazos.

Al llegar el momento de su parto, la chica murió dando a luz a su pequeño. Por no ser más que una simple humana, su cuerpo no soportó por completo el desarrollo del feto... Su madre, se ocupó del cuidado del pequeño, hasta darse cuenta de que no era un Vampiro puro. Gracias a las diosas, no optó por quitarle la vida al pequeño, sino que al pasar dos años, el niño fué entregado a su verdadero padre, quien al enterarse de la muerte de su amada, lloró de dolor.

Durante sus primeros años de vida, el jóven Gian vivió su vida como cualquier persona normal... Hasta que cumplió los dieciocho años, teniendo al fin su cambio de forma. Fué ahí, dónde todo empezó a tornarse oscuro y terrorífico.

Despertó no solo su lobo interior, sino también ese demonio que está ligado a su sangre. Constantemente, sentía la sed de beber sangre, saciar ese demonio que lleva por dentro y que estuvo oculto durante años.

Gracias a la bendición de la segunda Luna, logró controlar ese instinto. Pero a lo largo de su vida, probó y se alimentó de distintos tipos de sangre. Su favorita era la de los humanos, e incluso los elfos proporcionan una rica sangre... Pero la que empezó a desear más que ninguna... Era la de cierta chica.

La que había robado por completo su corazón.

La que lo había embriagado con sus besos.

La que no salía de su cabeza desde esa primera vez...

Se estuvo conteniendo por mucho tiempo. Pero justo ahora, no solo estaba deseoso de beber de la castaña, sino que también quería marcarla. Dejar en claro que él era su dueño.

-¿Te gusta así?-inquirió mientras penetraba a la castaña desde abajo.

Sus cuerpos sudados y llenos de éxtasis resonaban como una orquesta de lujuria dentro de la habitación. Cada embestida dejaba descarga en los cuerpos unidos.

-Siiii-chilló-. Ahhh. Dame más...

La lujuria y el deseo los tenían segados. Sus cuerpos estaban al borde del climax. Las manos de Gian tocaban sin pudor la cremosa piel de Ámbar, apretando sus pechos y muslos.

El tracto genital de la castaña se sintió estrecho, el miembro de Gian fué aprisionado con fuerza. Los gemidos de Ámbar aumentaron, al igual que las embestidas del moreno. Quien no para de jadear, mientras está envuelto por el maldito deseo de seguir.

-Gian...

Descargas sacudieron el exhausto cuerpo de la castaña. Gian disminuyó sus movimientos, besó el cuello de la castaña y apretó sus senos.

La espalda de Ámbar estaba arqueada, su respiración era irregular y su piel se erizó cuando Gian besó su espalda.

-Te amo, Gian-apretó la mano que sostenía sus pechos.

-Ámbar... Quiero...-estaba casi al borde del colapso por tanto placer producido-. Quiero marcarte.

Su miembro salió de la intimidad de Ámbar, dejando hilos de sus fluidos correr por los muslos de la chica y de su pene. La humedad de Ámbar estaba un tanto hinchada, hacía horas que estaban follando. Había perdido la cuenta de cuántas veces lo habían hecho por esta noche... Pero aún sus cuerpos no estaban saciados. Cada vez era más difícil contenerse, aunque su intimidad estuviera a punto de sangrar, ella quería seguir. Y aunque ya su prepucio tuviese fricciones, Gian estaba dispuesto a satisfacer ese deseo.

Ámbar se giró entre los brazos del moreno, quedando de frente a él.

-Hazlo-suspiró muy cerca de la boca de Gian.

Se giró un poco para dejar mejor acceso a su cuello, apartando el cabello de allí.

-Pero no solo eso-su voz ronca y grave-. Tengo que decirte algo-tragó fuerte... Ámbar respondió con un silencio-. Soy mitad Vampiro, y deseo tanto tomar de tu sangre... Lo deseo más que nada.

Por un momento, la castaña olvidó como respirar. Pensó haber escuchado mal, pero recordó que la forma bestia de Gian es muy peculiar... Así que tendría sentido.

-No veo inconveniente-juntó sus frentes-. Después de todo lo que ha pasado, eso no es nada-le sonrió-. Solo espero que me folles mientras lo haces-lamió sus labios-, quiero ser tuya por toda la eternidad, Gian. Hazme olvidar todo lo malo que hemos vivido, aunque sea solo por hoy.

Lo besó. Su beso fué apasionado, sus colmillos tiraron del labio inferior de Gian, luego su lengua entró en la boca del moreno. Una mano viajó a la barbilla del chico y la otra sostuvo su erección.

En un movimiento brusco, el moreno la tomó del cuello. Apartó sus labios y la miró con oscuro deseo...

-¿De quién eres?.

Ámbar sonrió con el rostro rojo y la excitación creciendo a otro nivel.

-Tuya-mordió su labio inferior.

En un abrir y cerrar de ojos, el cuerpo de Gian se vistió de nuevo con ese pelaje espeso y oscuro. Detrás de él se alargó una cola y sus orejas se tornaron puntiagudas. Sus iris tomaron esa forma salvaje y animal.

Gian giró a Ámbar hasta dejarla de espaldas a él, tomó su erección y se introdujo con furia dentro de Ámbar. El aire abandonó los pulmones de Ámbar con un gemido.

Gian la tomó por la cintura, apreciando lo hermosa que es. Le encantaba tomarla de esta forma. Se dejó caer sobre la castaña, afincando una de sus manos al lado del rostro de la chica. Inhaló el dulce aroma a pino y flores que expiden las feromonas de Ámbar.

-Desde hoy serás solo mía-le susurró.

Apartó el cabello del cuello de la castaña y sus colmillos se hundieron con suavidad en la piel de la chica...

Todo a su alrededor se detuvo. Podía sentir cada fibra de la piel del chico encima de ella, podía escuchar su voz en su cabeza, susurrando todos los sentimientos de Gian. Podía escuchar con más fuerza el latir de sus corazones desbocados.

Luego su vista se tornó borrosa, el placer la aturdió de una manera diferente cuando Gian tocó su lugar más profundo. Sus ojos se giraron y solo escuchó un gruñido detrás de ella.

 Sus ojos se giraron y solo escuchó un gruñido detrás de ella

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El Celo de Una Luna(Disponible En Dreame)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora