Ámbar salió apresurada de la habitación de sus padres. El viento frío de la tarde la arropó, las nubes grises vestían el cielo ésta tarde.
Jamás pensó sentirse llena de esta interminable sensación de miedo, aún peor, estaba aterrada. Quería llegar a tiempo, quería impedir que Gian enfrentara a su padre, a pesar de que se veía que era imposible de evitar. Ella se convenció de que podía hacerlo.
Sus pasos se volvieron más rápidos, al final terminó corriendo. Las gotas de lluvia empezaron a caer, sus orejas al igual que su pelo revolotean con la brisa. Su cola se bate de un lado a otro, su respiración se vuelve irregular y su cuerpo está empapado.
Cuando llega al instituto, la lluvia había aumentado. Los pasillos vacíos. El agua empezó a gotear de su cuerpo mientras caminaba, ya estando allí, se sentía mas calmada.
Aún así no detuvo su andar, su padre podría estar ahí, esperando para retar a Gian. Y ella quería evitar eso.
Recordó todo lo que habia pasado, se sintió indignada. Solo recordar lo que su padre le ordenó a la anciana de mierda...
Abrió la puerta de su cuarto para ver qué las puertas que dan al balcón estaban abiertas. El agua entraba con ira dentro del cuarto.
Se apresuró a cerrarla, pero notó la encorvada silueta de Gian... Estaba con las piernas recogidas, sus brazos descansan sobre ellas y su mirada... Estaba vacía, no como usualmente la tenía cuando lo conoció. Estaba en una especie de shock.
Ámbar salió al balcón, la lluvia golpeó de nuevo su cuerpo. Pero no le importó, ver a Gian de esa manera hizo que su pecho se sintiera apretado.
Gian solo tenía puesto un pantalón, su cuerpo estaba frió y carente de todos sus sentidos. Una mano presiona con fuerzas la marca que la castaña había dejado en su piel.
—Gian—lo llamó, pero no obtuvo respuesta—. Gian...—volvió a decir, esta vez más preocupada.
Pero solo obtuvo silencio de su parte. Se arrodilló frente a él, tomando el pálido y frío rostro del moreno entre sus manos. Tratando de hacerle reaccionar pero nada...
Por alguna extraña razón, Ámbar sabía que Gian no estaba bien. Algo se lo decía, pero no sabía con certeza qué era eso que andaba mal en él.
Aún con la lluvia mojando sus cuerpos, la castaña abrazó al chico frente a ella, los brazos de Gian fueron separados por el cuerpo de la castaña. Brindando su calor y transmitiendo por medio del lazo que comparten, todo lo que siente en su pecho.
Se hundió con desesperación en el cuello de Gian, acariciando su pelo y susurrando a su oído:
—Gian... ¿Dime qué te pasa?, por favor...
Luego de unos minutos, los cuales parecieron eternos, el chico reaccionó.
—Ámbar...—apenas logró decir.
Dejó caer su cabeza hacia atrás, dando más acceso a la castaña. Sus dedos se enrredaron en la maraña suave de Ámbar mientras acariciaba sus muslos con la otra mano.
—Gian...—no pudo evitar soltar unas lágrimas.
La felicidad la abordó y solo reaccionó apretando más al moreno contra su cuerpo.
Por su lado, Gian volvió a cobrar la consciencia y vaya de qué manera... Disfrutó como nunca el aroma de Ámbar, ese que lo traía loco desde hace unos días.
—Salí a agarrar un poco de aire y... No sé qué pasó después, no... No recuerdo nada—acercó su nariz al cuello de Ámbar.
Ella se separó para observar esos ojos dorados de Gian, sus labios delgados llamaron por completo su atención... ¿Por qué es tan difícil no pensar en cosas sucias estando cerca de él?. Gian hacia crecer un huracán dentro de Ámbar, cada que estaba cerca de él, una orquesta completa resuena en su vientre... Y puede cambiar su estado de ánimos con solo un gesto.
—Tranquilo...—dijo acariciando los labios del moreno—. Ya pasó todo, no hay de qué preocuparse—acercó su rostro al de Gian.
Tan repentinamente, sus respiraciones estaban alteradas. La sangre viajó a esos lugares que dejan expuestos a las personas en un momento así.
Sus alientos se mezclaron, los labios del chico se abrieron, esperando con anhelo el contacto con los de Ámbar.
El mundo a su alrededor se detuvo, incluso la lluvia parecía haber disminuido su volúmen al caer. Solo sus respiraciones resonaban, sus miradas viajan de sus labios a sus ojos. Sus narices se rozaron... El rostro de Ámbar se tiñó de rojo, sus mejillas ardieron y sintió como debajo de ella, crecía un palpitante bulto, que golpeaba su entrepierna.
—Me tienes jodido—sus palabras salieron roncas.
Era increíble cómo ahora podía decir con más facilidad las cosas a Ámbar.
—No me vuelvas a asustar así Gian—apretó los labios—. Se siente terrible.
—Peor me sentiré yo si no me dejas estar dentro de tí—ya la excitación había aumentado.
Ambos estaban deseosos del otro.
Gian tomó a Ámbar por el cabello y juntó sus labios. El beso fue salvaje y posesivo, con mordidas.
Luego del beso, se encargó de tomar a Ámbar por el cuello y hundió su lengua en la boca de la castaña. Se deshizo de la blusa de la chica. En cuestión de segundos, los pezones de Ámbar estaban libres y expuestos ante Gian.
Cuando el moreno abandonó la boca de Ámbar, ella reaccionó con un gemido y atacó el cuello del chico, mientras él devoraba sus pechos. Mordía succionaba y besaba la piel expuesta de Ámbar, con sus manos acariciaba cada parte de la piel expuesta de la castaña. Hasta llegar a sus muslos, levantó la tela de la falda que los cubrían y con ayuda de su otra mano rompió las bragas de la chica. Dejando expuesta su humedad, ella se levantó para dar acceso al moreno a su zona.
Cuando los dedos de Gian dieron atención a la humedad de Ámbar, ella se arqueó soltando un largo gemido.
—Nunca me acostumbro a que me toques de esta manera—se mordió los labios y enterró sus uñas en los hombros del moreno.
—A mí me cuesta asimilar que esto es real—chupó un pezón—. Eres mi sueño más hermoso Ámbar—lamió la piel de la chica—. Y no quiero despertar de él, nunca.
El celular sonó en el suelo del balcón, la lluvia mojaba su pantalla iluminada.
—Ay por amor a Ressly.
—Carajo—gruñó—. Dime qué es importante—dijo con hastío.
Ámbar bajó del regazo de Gian, tomó rápidamente lo que en un momento traía puesto y luego cogió el móvil.
—Es Mila—dijo observando la pantalla—. Aló—entró a la habitación.
—Hola primis, ¿cómo has estado?—dijo alegre desde el otro lado—. Como no llamabas, pensé que no tenías para hacerlo, así que lo hice yo.
—Que inoportuna—susurró el moreno con rabia.
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El Celo de Una Luna(Disponible En Dreame)
Kurt AdamLas tres Lunas llenas se acercaban, el cambio de forma junto al Celo de una futura Luna estaban a punto de llegar... Pero las Diosas Lunas tenían un destino preparado para Ámbar, quien iba a ser entregada como Mate a Dany, hijo del Alfa Asher. Este...