13: ¿Así se siente?.

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"Soy un Sigma"

La frase se repitió en la mente de Ámbar, lo que había dicho Rina hace un par de horas la había desconcertado de nuevo, había quedado al principio de ese camino donde había decidido comprender a Gian.

¿Ahora qué iba a hacer?.

Habia estado dispuesta a descifrar el enigma que era Gian, había estado dispuesta a conocerlo, a tratar de comprender su falta de empatía... Pero ahora, todo se había ida a la mierda.

Hundió el rostro en la almohada.

—Es un Sigma...

Decir que estaba confundida era poco. No sabía cómo explicar ésta mezcla de sentimientos que habían nacido de la noche a la mañana. Y que la profesora Rina dijera esas cosas, la habían hecho quedar  aún más confusa.

Otra vez cruzó por su mente la absurda idea de que Gian fuese su compañero, pero para Ámbar era imposible no pensar de esa forma... Diosas, jamás se había sentido así; no paraba de pensar en él ni un solo momento, fuese para bien o para mal, Gian siempre rondaba su mente.

Vió hacia el Cielo, la segunda Luna había empezado su face Creciente... Cada día estaba más cerca la hora de su compromiso con Dany.

Era algo que no podía evitar.

***

Caminaba por los pasillos, de regreso a su habitación, cuando su mirada se topó con la gris de Dany... Iba vestido con solo unos shorts y una franelilla. Ámbar no pudo evitar verle repetidas veces. Pero él ni siquiera se percató de ella, estaba entretenido con dos chicas que caminaban junto con él.

Dany siguió su camin. Era normal, después de todo no esperaba que la saludara con besos y abrazos. De seguro a él también lo han obligado a casarse con ella...

Siguió su camino, iba perdida en sus recuerdos de hace un par de días... ¿Era posible enamorarse de una persona en tan corto tiempo?, ¿estuvo mal follar con Gian a la primera?... pues para Ámbar sí, pero... ¿Se arrepentía?, no, definitivamente no. ¿Lo más curioso?, que sería capaz de hacerlo otra vez...

Los pasillos estaban algo vacíos; como casi todo el tiempo, Ámbar iba sola a su habitación. Era lo único que hacía al terminar el día: ir a su habitación, a veces hablar con su prima y luego dormir, bueno a parte de hacer la tarea.

La mayoría del tiempo, Ámbar evitaba juntarse con las personas de ese instituto, a excepción de Sara, una hermosa Delta de ojos azules, cabello negro y piel blanca. Era una de las pocas amigas con las cual compartía algo de tiempo y justo ahora, estaba acercándose.

—Espero que no pienses en ir a tu habitación a encerrarte—bufó la pelinegra—. ¿Qué haces allí sola?.

A la mente de Ámbar solo vino el recuerdo de ella, autocomplaciendose mientras olía como una adicta la ropa interior de Gian.

—Solo pasar el tiempo y descansar—dijo Ámbar sonrojada.

Sara la tomó del brazo.

—Vamos con las chicas—le dió una sonrisa—, tomemos un café o algo.

Ambas salieron de los pasillos y entraron a la cafetería, a una mesa un poco apartada del resto, donde dos chicas estaban sentadas tomando su cafés.

Al acercarse ambas recibieron a Ámbar y a Sara con un beso en la mejilla.

—¡Ámbar!—exclamó la chica de cabello gris—, se me hace extraño verte por aquí—la tomó de las manos—. De seguro Sara te ha traído de arrastras.

—No de hecho...—Ámbar fué interrumpida por Sara.

—Pues de hecho sí—admitió la pelinegra—, no voy a permitir que una amiga mía se ahogue en un mar de lágrimas, por un chico que ni siquiera le corresponde—se sentó y cruzó sus piernas—. Es algo que no tolero.

Un chico de cabello azul se acerca a tomar la orden... Luego de que Sara ordene, el chico se va.

—¿Cómo así que un chico Ámbar?—inquirió la chica de pelo gris—. Pero te lo tenías bien guardado.

Todas se sentaron, Ámbar se sentía incómoda, no sabía por qué Sara había dicho eso de repente.

—En realidad no lo hago por un chico—sus manos estaban sudando.

La otra chica habló.

—Ámbar, soy una Gamma—alzo una ceja roja—. Tengo un olfato exquisito, y puedo decir con certeza que ya has compartido la cama con un macho—posó su rostro de tes blanca sobre sus manos en la mesa—. ¿Qué edad tienes?, sé que aún no cambias de forma.

Ámbar estaba inerte, a los Lobos no se les podía esconder nada. Miró a las chicas frente a ella, la de cabello gris era Iris, una Alpha que además parece ser muy cercana a Dany... Diosa, estaba jodida... Miró a la de cabello rojo, Danna que claramente, era una Gamma.

—Voy a cumplir los 18—dijo Ámbar nerviosa. Planeaba negar todo lo que había hecho con Gian, no quería que esto se tornarse color de hormigas—. Compartía habitación con mi primo Gian y solo eso—observó a Iris y trató de sonar lo más segura posible—. Después de todo, estoy comprometida con Dany—exhaló—, no puedo faltarle a mis padres.

Sara se encogió de hombros.

—Es cierto, pero eso no explica el porqué de la noche a la mañana ya no quieres compartir tiempo con nosotras.

—Opino lo mismo—Danna se acomodó en su silla—, además quería que dijeras algo así fuese mentira—ladeó la cabeza—. La poción que usas es muy buena, no permite que huela lo que expides. Eso me causó curiosidad, pensé que habías entrado en Celo.

—Si hubiese entrado en Celo—la voz grave del pelo azul—, ya la estuviese cortejando—una sonrisa ladina en su rostro—. Es muy guapa—deja la bandeja sobre la mesa.

—¿Cómo puedes decirme eso delante de la chica con la que follas?—inquirió Sara juguetona.

Iris saltó sobre su asiento.

—Él y yo no somos nada—sus ojos viajando entra las chicas—, nunca hemos follado.

Todas rieron, gracias a las Lunas ya Ámbar no era el ojo de estos huracanes. Menos mal todo esto era una broma, en verdad que estuvo a punto de confesar todo, ya se había armado de valor...

—He... Iris—le llamó el de pelo azul—, dale gracias a la diosa que son tus amigas.

Iris vió con furia al Chico.

—¿Porqué lo dices Luka?.

—Pues que nadie ha dicho que él folla contigo—dijo Danna entre risas—. Aunque es más que obvio.

Ésta sensación que invadía a Ámbar... Debía ser la falta de esa persona, sentía un vacío tan profundo por Gian, que no podia explicar. Cuando las chicas la acorralaron, solo pensó en él, bueno en ellos y en si podían tener un futuro... Otra vez.

Y en serio lo extrañaba, cada noche rogaba a las Lunas por verle de nuevo.

—Es Gian ¿no?—preguntó Sara.

—¿Hum?—dijo Ámbar, le pareció haber escuchado mal.

—Tu primo, se llama Gian ¿no?—repitió y Ámbar asintió—. ¿Por qué...—hundió las cejas— ha entrado en Celo?.

El Celo de Una Luna(Disponible En Dreame)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora