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La sola idea de Lando con Max a su completa disposición me daban ganas de vomitar, era bien sabido que sus intenciones iban más allá de mantener una amistad con él, aunque pareciera que la única persona en notarlo era yo. También sabía que lo que hiciera o no hiciera no era asunto mío, pero algo de todo ese embrollo me quitaba la paz.

Sobre todo por la manera en la que me lo había dicho la noche anterior, como si supiera que en el fondo me molestaba que estuviera con él, aunque yo ni siquiera lo supiera.

Y es que claro que la presencia del británico era difícil de soportar, pero estaba convencido de que no tenía nada que ver con Max. Hasta que ambos aparecieron juntos, otra vez.

- Buenos días, Charlie.- Max llegó caminando a la par de Lando, sentándose frente a mí en una de las mesas que había en el lobby del hotel. O al menos Max, pues Lando había permanecido de pie detrás de la silla del rubio.

- Hola...- Respondí con duda volteando a ver a Max con una mirada profunda, como si quisiera que me leyera la mente para poder decirle un "¿qué está haciendo él aquí?"

- ¿En qué pensabas? Te veías como ido.- Habló Lando mientras Max asentía con la cabeza, de acuerdo con lo que decía.

- Nada en especial.

La mano de Lando estaba sobre el cabello de Max, descubriéndole la frente y bajando hasta su nuca. No lograba entender cómo tenía tanta cercanía con él y al otro parecía no importarle.

- En fin, solo pasaba a saludar, fue petición de Max acercarnos cuando te vimos solo. Quedé de ver al equipo en unos minutos, así que supongo que los dejo.- Lando se despidió y se acercó una vez más al neerlandés acariciando con sutileza su brazo.- Espero que podamos salir más seguido, Maxie.

- Parece que te divertiste mucho anoche.- Dije una vez que Lando nos había dejado solos.

- Hm, pudo ser mejor.- Se encogió de hombros.

- Qué asco.- Solté con una expresión cansada, una que gritaba a los cuatro vientos lo mucho que había estado pensando en eso durante la noche.

- Oye, no sé qué piensas que hicimos pero lo que sea descártalo de tu mente. Solo estuvimos platicando.

- Si sabes que te quiere ligar, ¿no?

- ¿Por eso estás tan enojado?- Preguntó sin darle mucha importancia.

- ¿Quién dijo que estaba enojado?

Se acercó un poco más, tomando suavemente mi mandíbula con su mano, obligándome a mirarlo directamente.- Si te hace sentir mejor, la única persona que me gusta besar o siquiera tocar, eres tú.- Susurró fijando su vista en mis labios y posteriormente en mis ojos.

- ¿Podrías dejar de actuar como si tú y yo fuésemos algo?- Respondí alejándome bruscamente, y a pesar de que dicha acción me había provocado un revoltijo en el estómago, no podía evitar sentirme peor.

- ¿Podrías dejar de tomarte todo tan en serio? Si vamos a llevarnos bien mínimo déjame molestarte de vez en cuando.

- De verdad que no te aguanto.- Me levanté tomando del respaldo de la silla una sudadera que había dejado colgada minutos antes y caminé fuera del lobby sin siquiera darle oportunidad de decirme algo más.

Desafortunadamente la primera persona con la que hice contacto visual al voltearme fue con Carlos. Estaba a unos metros, aparentemente sorprendido por lo que sea que haya visto, pero al menos estaba seguro de que no había escuchado nada de la conversación debido a la lejanía.

¿Amigos? | Lestappen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora