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Fui tomado por Max inmediatamente después de entrar a la habitación y creo que jamás lo había visto tan desesperado por llegar a algún lugar, pues el camino de regreso no nos hacía justicia. La misma media hora que habíamos hecho para llegar, la sentí todavía más extensa.

Durante todo el traslado Max no quitó su mano de mi muslo, a diferencia de cómo lo había hecho anteriormente como un método para tranquilizarme, esta vez ejercía presión en este cada que podía. No me molestaba que lo hiciera, pero la posición en la que tenía sus dedos, tan cerca de mi entrepierna, me daba mucho para pensar, sobre todo por cómo se marcaban las venas de sus manos cada que apretaba con fuerza.

Lo acerqué aún más, tomando sus antebrazos para colocarlos yo mismo sobre mi cintura y aprisionar sus labios en la primera oportunidad, tanto era el deseo que tenía por volver a tocarlo de esa forma que el desastroso recorrido hasta la superficie de la cama incluyó que dejáramos caer algunas pertenencias de los muebles tras tropezar con ellos.

Podía sentir mis labios palpitar tras cada beso, cautivándome con lo rojizos que se veían los de Max por aquellas pequeñas mordidas que le daba; al abrir los ojos me encontré con aquellos azules que tanto adoraba, su rostro seguía a pocos centímetros de distancia y ya había aprovechado para colocarse por encima de mí apoyando sus rodillas a cada lado mío, evitando aplastarme. Paseó sus manos por todo mi torso de manera lenta hasta llegar al borde de mi camisa, la cual fue quitando mientras besaba cada parte de mi abdomen, dejándome con una fría sensación cuando separaba sus labios de mi piel.

- Dios, Maxie...- Mi voz salió ahogada, reprimiendo un gemido. Por la manera en la que Max se tensó pude entender que de alguna manera le gustó la forma en la que su nombre había salido de mi boca.

Acaricié su cabello, bajando mi mano por su mejilla conforme se acercaba cada vez más a mi pecho y se lograba deshacer de mi ropa. Poco después sentí su lengua sobre mi cuello, succionando lentamente cada espacio ocasionando que mis jadeos se hicieran presentes, pues por cada movimiento que hacía el contrario, el calor de mi cuerpo aumentaba más que antes. Elevé mi caderas involuntariamente en busca de más contacto, escuchando cómo respuesta un gemido proveniente de Max debido al roce que había tenido con aquella evidente erección creciendo por debajo de su pantalón. La fuerza del rubio con mi cuerpo debilitado por el placer era la combinación perfecta para que él me moviese como quisiera sin tener que hacer tanto esfuerzo, estaba seguro que terminaría con marcas violáceas por todas partes. La parte inferior de mi ropa también fue removida y por supuesto qué Max no se demoraría más en hundirse en mi interior, gruñendo por lo bajo tras sentir esa cálida sensación envolverle.

Sus embestidas me golpeaban con fuerza y había perdido el control de lo que hacía con mis propias manos, pues estas estaban sujetadas por encima de mi cabeza, entrelazándolas con las de Max. Tenía la boca entreabierta, haciendo mis gemidos más sonoros mientas me removía tratando de zafarme del agarre que tenía en mis muñecas hasta poder llevarlas a su espalda, sosteniéndome de ahí. Observé el sudor deslizándose por el pecho de Max, sabiendo que seguramente mi rostro estaría igual. Sin embargo, mis ojos volvieron a cerrarse, embriagándome con cada sensación y los suspiros que ahora podía escuchar cerca de mi oído.

Mis músculos se contrajeron, sintiendo espasmos por mis piernas e inclusive notando cómo estas temblaban ligeramente, mantuve el contacto visual con el contrario, siendo testigo de sus pupilas dilatadas y como su pecho y cuello se tintaban de rojo. El cuerpo de Max cayó sobre mí, sacándome otro gemido al sentir como mi interior se llenaba de su esencia y su respiración era capaz de escucharse, por algún motivo la simple vista de Max en ese estado era capaz de excitarme una y otra vez.

- Espero seas consciente de lo mucho que me encantas.- Dijo Max aún sobre mí, besando mi cuello suavemente por encima de las marcas que había dejado.

Reí en voz baja, ofreciéndole pequeños mimos en su espalda, dibujando trazos imaginarios con la punta de mis dedos.- También me encantas.- Respondí con unos pequeños golpecitos en su brazo.- Arriba grandote, me vas a dejar sin aire.

[...]

- ¿Ya vas a decirme qué pasó?

Después de haber consolado a Lando decidí que era buena idea llevarlo con Checo y conmigo para que se distrajera un poco, aunque no contaba con qué tal vez hubiera sido mejor llevarlo a su hotel y de esa manera hubiera evitado que tomara tanto a tan solo las seis de la tarde. Se encontraba recostado en la barra profundamente dormido, seguramente era el efecto que ocurría después de tanto llorar y hacer una combinación de todo tipo de alcohol.

- Lo encontré tirado en el paddock, Max acababa de decirle todo lo qué pasó entre Charles y él. Si bien había un claro motivo para que se lo dijeran no quita que el pobre tenga el corazón destrozado.- Le dije a Checo mientras observaba a Lando respirar plácidamente, pues a pesar de la música del bar y el bullicio de la gente, no había manera de despertarlo.

- Ahora entiendo...- Respondió acariciando su cabello.- Sabes, no creo que sea un mal chico, solo tomó las decisiones incorrectas dentro de su desesperación. Por lo que veo te agrada más de lo esperado, pensé que lo odiarías por lo que le hizo a Charles.

- Me cae bien, es lindo. Deberías hablarle más, siempre tiene algún tema de conversación interesante y la mayoría de las veces te hace reír con lo que dice.

- Ya veo... pero, ¿no crees que se puede enojar?

- ¿Charles?

- Sí.- Me miró preocupado sin quitar la mano de la cabeza de Lando.- ¿Cómo te sentirías tú si Charles fuera amigo de alguien que te hizo daño?

- Ese es un gran punto, de verdad que soy consiente de ello.- Suspiré dejando caer mi vista en un punto fijo, pensando en las palabras del mexicano.

- Y aún así no puedes alejarte de él, ¿verdad?

- Es solo que siento que si Lando se disculpa en serio y cambia el cómo hace las cosas, podrían llevarse bien.

- Si tú lo dices.- Dijo recibiendo otra copa de Martini que acababan de terminar.- Solo recuerda que el amor suele cegar a las personas.

- Sé a qué te refieres con eso y que quede claro que veo a Lando solo como un amigo.

Checo sonrió burlesco tomando de su bebida, cerrando un momento los ojos por el sabor seco que esta tenía.- Gracias por cierto, por cumplir tu promesa de invitarme todo esto.

- Te juro que pensé que quién se declararía primero sería Max.

¿Amigos? | Lestappen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora