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- Entonces lo único que tengo que hacer es ganar mini juegos para que me den monedas y seguir decorando mi casa.- Explicó Lando mostrándole a Carlos el juego que tenía en su celular, recostado en su hombro.- ¿Carlos?- Se acomodó mejor para poder ver al español, quién ni siquiera estaba prestando atención a lo que el otro le decía, fijando su vista en algún otro lado.- Oye, ¿todo bien?

- Lo siento, ¿qué decías del juego?

- ¿Qué pasa, Carlos? Estás muy distraído... O es que te aburre escucharme hablar sobre esto, puedo cambiar de tema.- Dijo sin siquiera dejarme responder alguna de sus suposiciones.

- No me aburre escucharte.- Sonreí con ternura, observando su rostro relajarse después de escuchar aquello.- Es otra cosa, perdóname por no ponerte atención.

- ¿Quieres hablar sobre eso?- Preguntó rodeando mi cintura con sus brazos. Lando se había vuelto particularmente cariñoso, sabía que él era así con sus amigos, siempre necesitaba del contacto físico para hacerte saber que te apreciaba. Pero en este caso, incluso se atrevía a besar mis mejillas de vez en cuando. Por supuesto que no era molesto para mí, lo disfrutaba más de lo que debería, pero también sabía que esto no llegaría a ningún lado y solo me terminaría haciendo daño.

- Me preocupa Charles... No la está pasando muy bien y todo el día he estado pensando qué hacer para poder ayudarlo.

- ¿Qué pasó con él?

Dudaba en si contarle a detalle lo que había sucedido, porque aunque por fin le había dado credibilidad a la historia de Lando donde me decía que ya no sentía nada por Max, pensaba que podría seguir siendo un tema incómodo de tomar, pues también sabía que Lando estaba muy consiente de que a quién le había hecho daño era a mi mejor amigo y estaba arrepentido, demasiado avergonzado como para decirlo en voz alta.

- Bueno...- Me pasé la mano por el cabello, echando mi cabeza hacia atrás y recargándola en el respaldo del sofá.- Parece ser qué hay alguien que lo está siguiendo a todos lados, a Max igual. Está pidiendo dinero para no dar a conocer la relación de ambos y era obvio que les obligarían a alejarse hasta que resolvieran todo este problema.

- ¿Qué?- Lando parecía preocupado por cómo se quedó congelado en su lugar. No había dicho ninguna otra cosa en los últimos segundos, aunque honestamente tampoco esperaba que lo hiciera, él ni siquiera llevaba una relación tan estrecha con Charles.- ¿Y qué haces aquí?- Dijo finalmente, soltándose del abrazo.

- ¿Qué hago aquí?

- Deberías estar con Charles en este momento, ¿tienes una idea de cuánto ha de extrañarlo? ¿Aunque sea sabes dónde está?

- Me dijo que estaría en su casa...- Respondí confundido por el drástico cambio de actitud que había tenido el menor.

- Ve con él entonces, se sentirá peor si no se mantiene ocupado en otra cosa. Puedes llevar a Pierre, es su amigo también, ¿no? De cualquier manera yo tengo algo qué hacer.- Dijo levantándose, tomando su celular con brusquedad y saliendo de aquel juego para buscar un número entre sus contactos.

- Está bien, está bien, llamaré a Pierre e iremos con él.- Lando se despidió con un movimiento de mano, saliendo de mi casa y esperando a que alguien le contestara del otro lado de la línea. Esta vez ni siquiera había recibido un abrazo de despedida, de por sí su actitud ya era demasiado rara; no tenía humor para cuestionarla.

[...]

Delante de Pierre y yo estaba Charles abriendo la puerta de su casa, tenía el cabello revuelto, aún permanecía con su pijama y tenía los ojos hinchados, con los párpados rosados.

¿Amigos? | Lestappen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora