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Subí al podio con una sonrisa de oreja a oreja, no solo había ganado la carrera, sino que había logrado hecho a Max estallar. El rubio odiaba perder, no soportaba un segundo lugar y qué peor que en su propio hogar.

Lo había dado todo por ganar ese día, pues no tenía que decirle ni una sola palabra para poder devolverle lo de la noche pasada. Tal y como lo pensaba, no se quedó a la celebración con Champagne, este solo se fue una vez terminado el himno de Mónaco, dejándonos a Carlos, quien había quedado en tercero y a mí solos.

- ¿Qué se supone que hiciste allá afuera?- Acusó el de ojos azules deteniéndose a mi lado una vez que había bajado junto con mi compañero de equipo.

- ¿De qué hablas?

- Sabías lo importante que era para mí ganar esta carrera, no haces nada relevante en toda la temporada y justamente lo haces aquí.

- ¿Qué querías? ¿Qué te dejara pasar solo por ser tu circuito? Vaya arrogancia.

Carlos observaba la escena en silencio tomando de su botella de agua. Sabía que las cámaras estaban ahí y lo único que hacía el español era dedicarme una mirada desesperada para que me callara.

- ¡Hiciste una carrera sucia, lo que querías era sacarme!

- Pues yo no veo ninguna penalización.- Respondí quitándole importancia, continuando con el camino que daba al motorhome.

- Imbécil.

En otra ocasión Max ya había hecho de sus jugadas para sacarme de la pista, incluso en un podio que compartimos juntos fingió tropezarse tirando mi premio al piso, rompiéndolo por completo. Mi premio en Monza. Había dejado pasar muchas, ya era hora de que se las cobrara con algo.

[...]

- ¡Ya fue suficiente!- Christian había golpeado la mesa alzando la voz, sobresaltándonos a ambos. Fred también estaba ahí, igual de sorprendido por la reacción del director de Red Bull.- No es posible que sigan con sus peleas sin sentido. Está bien, les acepto un conflicto o dos, es normal. ¿Pero toda la temporada? Parecen un par de adolescentes.

- Chicos, vamos a hacer algo.- Comenzó a explicar el director de Ferrari.- En busca de una solución desesperada, Christian y yo pensamos que sería una buena idea que tomaran el próximo vuelo juntos. Son 12 horas, lo suficiente para que apacigüen las cosas.

Max levantó rápidamente la vista, incluso pude observar cómo abría la boca para decir algo y la volvía a cerrar arrepintiéndose al segundo.

- Y no acepto quejas.- Se apresuró a responder Horner.- Es eso o tomaré medidas extremas, ninguno correrá lo que resta de la temporada.

- ¡No pueden hacer eso! ¿Quién se supone que correrá en mi lugar si eso llegara a pasar?- Ya había comenzando a alterarme, de tan solo pensar en estar encerrado por tanto tiempo con alguien a quien con mucho esfuerzo podía verle la cara me estresaba. Y que ahora me viera obligado a hacerlo solo para poder seguir corriendo lo empeoraba todo.

- Que no se te olvide que tenemos pilotos de reserva.- Respondió Fred saliendo de la oficina junto con Horner, habría estado a punto de seguirlos de no ser porque sentí la mano de Max sosteniendo mi brazo con fuerza y eso nunca significaba nada bueno.

- No tan rápido, Ferrari.

- ¿Cómo me llamaste?- Enarqué una ceja deteniéndome en seco.

- Conozco a esos dos a la perfección, sobre todo a Christian y sé que es capaz de hacer cualquier cosa. Créeme que nos dejará sin correr si eso es lo que quiere, lo mejor será que no trates de persuadirlo, al menos no por ahora.

- ¿De verdad te preocupa que me quede sin correr?

Max soltó una carcajada echando su cabeza hacia atrás, era una sarcástica, tan molesta e irritante como todas las demás.- No, Leclerc. Me preocupa que yo.- Dijo haciendo énfasis en la última palabra.- Me quede sin correr.- Finalizó soltando mi brazo con brusquedad.

El rubio salió de la oficina con un portazo, ocasionando que cerrara los ojos debido al fuerte sonido. Realmente tendría que compartir mis horas de vuelo con Max.

¿Amigos? | Lestappen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora