¿Amigos? | Lestappen

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— Siéntense, por favor.— Había pasado bastante tiempo desde que estuvimos en ese lugar, la tan mencionada oficina de Christian Horner. Definitivamente no extrañaba estar ahí, lo peor es que no solo estaba Christian, también estaba Fred y la última vez que hablamos con los dos el rumbo de mi vida cambió de una manera que no me imaginaba. Max y yo nos sentamos en la sillas frente a su escritorio y Christian deslizó delante de nosotros un sobre que al parecer ya había sido abierto.— Explíquenos qué se supone que es esto.

Parecía estar calmado, pero estaba molesto, confundido. Alguna de las dos cosas que no podía descifrar y por la reacción de Max, que era prácticamente igual a la mía, sabía que él tampoco. Si había llegado nervioso pensando en todo aquello que pudimos haber hecho mal, ahora tal vez ya estaba en el límite del estrés.

Lo tomé lentamente, acercándome a Max para que también pudiera ver mejor su contenido. Dentro había más de diez fotografías de ambos en cualquier lugar, ahora podía entender que el sentimiento de ser observado por alguien no era paranoia de ninguno. Una de las fotos era, por supuesto, saliendo del paddock y subiendo al auto de Max, aquellas podían tomarse como algo inocente. Dos amigos, conviviendo fuera del trabajo, pero después las fotos nos llevaban a otro lado, donde aparecía besando al rubio detrás del motorhome de Red Bull. Nadie tendría porqué haber visto eso, además de ser vergonzoso, ¿qué mierda?

— ¿De dónde salió todo esto?— Dijo Max lanzando las fotos al escritorio, antes de siguiera decir algo respecto a que los directores de nuestros equipos ya sabían de la relación que habíamos intentando esconder, parecía preocuparle aún más que alguien lo haya estado acosando por tanto tiempo. Porque sí, también había fotos a través de las ventanas de su casa.

— Miren, vamos a explicarles qué fue exactamente lo qué pasó.— Habló Fred apoyando sus manos contra el escritorio.

— Hablen entonces.— Tenía tiempo sin verlo enojarse de esa manera. No precisamente de forma explosiva, tal vez algo más como seriedad y firmeza en su voz, pero que indudablemente sabías que habías hecho algo muy malo como para que Max hablara de esa forma.

— ¿Cuánto tiempo llevan escondiendo esto? ¿Les parece correcto?— Esta vez fue Christian quien tomó la palabra.

— Esta mañana nos llegó el sobre y otro mensaje pidiendo una cantidad exagerada de dinero para no revelar las fotos. Sabemos que es algo privado y aunque no lo fuera, hacer este tipo de cosas es ilegal.— Lo interrumpió Fred palmeando su espalda para poder tranquilizarlo, pues el hombre no parecía querer explicar de dónde había salido el sobre.— Chicos, es importante que sepan que, a diferencia de lo que parece, Christian y yo ya hablamos sobre esto, antes de llamarlos. Por nuestra parte está bien, es decir, al final ustedes saben lo que hacen.

— Aunque claro que hay ciertos puntos que deben de tener en cuenta.— Volvió a hablar Christian, recargándose en el respaldo de la silla giratoria y cruzándose de brazos.— Sin embargo, no crean que no me molesta que nos hayan ocultado algo así, ¿qué creen que pasaría si esta persona no nos hubiera mandado las fotos primero a nosotros y simplemente decidiera soltarlas por allí? Espero no se estén compartiendo información entre ustedes porque eso está estrictamente prohibido.

— Christian, vamos paso a paso, entiendo que sigas alterado.— Lo tranquilizó Fred haciendo su mayor intento por tenerle paciencia.

— No nos compartimos nada, tenemos muy separado lo laboral de nuestra relación privada, no somos estúpidos.— Contestó Max ahora más agobiado que antes.

— Cómo ya se habrán dado cuenta, estas fotos fueron tomadas por una cámara profesional. Obviamente fue un paparazzi, pero no diría que uno cualquiera.