Él era fuerte.

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Tan fuerte como el brillo de las estrellas en la noche

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Tan fuerte como el brillo de las estrellas en la noche.

Su caída fue como la muerte de una de ellas.

Deslumbrante como una super nova.

Deslumbrante como una super nova

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Estados Unidos era fuerte.

Eso era algo muy bien sabido por todos los que habían tenido el privilegio de verlo. De contemplar esa estrella.

México se había dejado llevar por el show de Estados Unidos al igual que todos los demás. Esa sonrisa narcisista que siempre había tenido los engañó a todos. Era poderoso, desde ese momento en que había demostrado su capacidad de crear un arma capaz de destruir ciudades en un abrir y cerrar de ojos. Solo el aterrizaje lunar había demostrado que nadie más estaba a su nivel y era la nación más poderosa del siglo. México lo creyó.

Se perdió mirando el puro poder, la influencia, la majestuosidad que albergaba Estados Unidos como una estrella. Cómo irradiaba la luz de una estrella, que otros ni siquiera podían soñar, y eso hizo arrogante a Estados Unidos. Sabía que era la nación más poderosa, encima de todos aquellos que existían, lo hizo arrogante, con esa estúpida sonrisa, esa mirada que le decía a cualquier nación que si llegaba a solo pensar que era igual, lo iba a destruir en un abrir y cerrar.

Era la primera potencia y eso era evidente para todos cuando Estados Unidos entraba a una habitación.

Tenía una responsabilidad tan grande, tan importante e incluso a veces tomaba decisiones que lo hacían ver despiadado. Pero Estados Unidos tenía que ser así. Si mostraba una pizca de debilidad, los demás, esperando que él fracasara, se tirarían como depredadores listos para comérselo vivo. Tenía que ser fuerte y despiadado ante el mundo.

México siempre había admirado lo fuerte que era su vecino.

Lo admiraba tanto como detestaba la capacidad de Estados Unidos de ser la primera potencia, y como había señalado una vez China, que Estados Unidos, muy probablemente, era la primera potencia más fuerte que había existido. ¿Qué otro líder había creado un arma tan devastadora como la bomba nuclear? ¿Qué otra nación había llevado a la humanidad a la Luna? Y México guardó silencio ese momento, casi sintió como sus demás amigos latinos se estremecieron ante ese hecho de que Estados Unidos era tan jodidamente poderoso en ese momento.

Estrellita [Countryhumans]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora