28. 𝓕𝓾𝓮𝓻𝓽𝓮 𝓬𝓸𝓷𝓯𝓮𝓼𝓲𝓸́𝓷

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El príncipe Zhang Hao sabía que debía hacer algo para salvarse, por lo que en secreto le escribió a su primo para que lo ayudara a escapar.

―Debo fingir que sigo en mi habitación ―dijo Hao mientras se alejaba de la habitación de sus padres.

El corazón de Hao ya no resistía más tristezas, pero aun así debía ser valiente y actuar rápido para salvar su vida.

―Nunca creí que me harían algo así ―dijo entre lágrimas ―. Sé que siempre he sido un problema, pero creí que ellos me aceptaban.

Con lo poco que le quedaba de energía, Hao comenzó a tomar todo lo importante y a colocar una maleta en específico, mientras que en otra colocaba algunas cosas que creía que también podía necesitar pero que no eran tan necesarias.

―No puedo irme tan libremente. Debo pensar en un plan.

Esa tarde, luego de recibir la alerta de su primo, Ricky, junto a Taerae ingresaron al palacio con la excusa de visitar por un breve momento al príncipe.

―¿Qué ocurre ahora? ―Preguntó Ricky al ingresar a la habitación del príncipe.

―Necesito huir del palacio ―dijo Hao agitado.

―¿Por qué harías eso? No puedes impedir la boda del príncipe Sung Hanbin ―dijo Taerae.

―No es por eso. Bueno, en parte no, pero escuchen ―dijo Hao mientras se acercaba a Ricky y a Taerae ―. Mis papás quieren que muera, pero en sentido literal.

―¿Por qué dices eso? ¿Acaso enloqueciste? ―preguntó Ricky.

―Yo mismo los escuché. Ellos quieren hacer creerle a todo el mundo que morí por una enfermedad, para luego tener otro hijo ―dijo Hao ―. No puedo quedarme auqui o correré peligro.

―Esto es serio Hao, ¿De verdad lo dices? ―dijo Taerae con preocupación ―. No creo que los reyes...

―¡No estoy mintiendo! En verdad tengo mucho miedo en este momento ―dijo Hao ―. Necesito que me ayuden a salir de aquí.

―¿Cómo haremos eso? ¿A dónde pleneas ir? ―Dijo Ricky.

―Supongo que Gyuvin y Yujin siguen aquí porque los vuelos a Corea fueron suspendidos ―dijo Hao.

―Si, así es, pero consiguieron un boleto a Australia para dentro de dos días y desde ahí intentarán regresar a Corea ―dijo Ricky.

―Yo no puedo salir del país sin que lo notifiquen, pero tengo un plan ―dijo el príncipe ― Podemos huir en un barco.

―¿Podemos? ―preguntó Taerae ―¿De qué hablas?

―¿Acaso no quieren ver como están todos en Corea? ¿Qué hay de Gunwook? ―dijo Hao ―. Si nos vamos en barco, nadie lo notará.

―Si, la policía lo hará ―dijo el más alto ―¿En qué piensas?

―Solo quiero salvar mi vida y ver a Hanbin ―dijo Hao llorando ―. No es mi intención ponerlos en peligro a ustedes también, pero es que no sé como hacer algunas cosas por mi cuenta, porque toda mi vida dejé que los demás hicieran todo por mí.

―De acuerdo, pero espera. Debemos idear un mejor plan si queremos salir de aquí ―dijo Taerae.

―¿Qué? ¿De qué hablas Taerae? ―dijo Ricky ―¿Soy el único aquí que piensa que esto es una locura? Hao, si nos descubren, nos castigarán de por vida.

―En este momento mis padres planean mi muerte. No me importa arriesgar mi vida, más de lo que ya está.

 No me importa arriesgar mi vida, más de lo que ya está

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𝓗𝓮𝓻𝓮𝓭𝓮𝓻𝓸𝓼 | 𝓗𝓪𝓸𝓫𝓲𝓷Donde viven las historias. Descúbrelo ahora