En el palacio de China la situación era cada vez más complicada, y es que, luego de que el padre menor del rey asesinado fuese descubierto como el responsable principal del crimen, toda su familia estaba prisionera, esperando una sentencia.
Eso incluía a Ricky y a Ollie, quienes no dejaban de estar juntos en un momento así.
―Esto es una tontería, ¡El príncipe heredero murió! ¿Quién esperan que suba al trono? No hay heredero ―le padre de Ricky molesto a unos guardias de seguridad.
―Eso lo decidirá el parlamento ―respondió un funcionario de la corte mientras caminaba hacia ellos ―, pero me temo que el problema principal ahora es enfrentar la amenaza que nos asecha.
―¿Qué amenaza? ―preguntó Ricky con la voz quebrada de tanto llorar.
―No pueden tratarnos de este modo, al menos traigan agua. No hemos bebido nada desde hace más de doce horas ―dijo la madre de los jóvenes chinos.
―Les traeremos un poco, pero no será necesario que se preocupen por sobrevivir ahora. Los cuatro serán ejecutados ―dijo de manera fría el funcionario ―. No sabemos si por el reino o por los enemigos que nos atacarán, pero ningún traidor merece seguir con vida. Por su culpa perdimos a los reyes y al heredero al trono.
―¿Morir? ¿Qué? No, esto no es posible ―dijo el hermano del ex rey ―. No ¡Esto es un a locura! No tienen pruebas para hacer algo así.
―Ya hicimos que los traidores que los ayudaron confesaran. De todas maneras, el presidente electo por el pueblo quería que la familia real desapareciera para poder gobernar de manera justa. Ahora estamos en medio de una guerra, y los reyes no son de utilidad.
―¿Vamos a morir? ―Preguntó Ollie con miedo.
―Les daré un último deseo, ¿Qué quieren comer? Escojan bien, porque será su última comida en vida ―dijo el funcionario.
―Ya no creo en los deseos ―dijo Ricky mientras lloraba.
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En Corea, Hanbin se encontraba debatiendo internamente como iba lograr salir del país sin que sus padres se molestaran. Aunque en ese punto, lo que menos le preocupaba era el molestar o incomodidad de sus padres, cuando sabía que tenía solo una oportunidad para reencontrarse con Hao.
―¿Cuándo podré salir del hospital? ―le preguntó el príncipe a una enfermera.
―¿Eh? ―exclamó con sorpresa la enfermera para luego ver el informe de Hanbin ―. Puede irse mañana por la mañana o esta noche, solo si su familia lo solicita. Por ahora está fuera de peligro, pero lo mejor sería mantener un control, su alteza ―Hizo una reverencia.
―Muchas gracias ―le sonrió.
A penas la enfermera de fue, Hanbin salió de la cama y buscó su teléfono, el cual ya no tenía batería.
