En estos tiempos de guerra, donde abunda la traición, el miedo y la duda, debes guiarte en la fuerza y solo en la fuerza. Es lo que aprendió para sobrevivir
El atardecer en un Valle de Yavin IV era un espectáculo sublime. Los cielos se teñían de un profundo anaranjado y púrpura, mientras las sombras de los templos antiguos se alargaban, abrazando suavemente el valle como un manto oscuro que anunciaba la llegada de la noche.
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En medio de este paisaje majestuoso, dos figuras permanecían en silencio frente a una tumba ornamentada, una tumba dedicada a la gran Sev'rance Tann, la general caída en una de las batallas más gloriosas que jamás se recordaran en las estrellas. Naruto y Bys Dal estaban allí no solo para honrar su memoria, sino también para compartir la noticia de su unión, el anuncio de su matrimonio.
Bys Dal, de pie junto a Naruto, mantenía su postura recta, aunque el peso de la emoción le apretaba el pecho. Sus ojos se fijaron en la lápida tallada con símbolos antiguos, y una leve amargura la envolvió. Tomó aire antes de hablar, su voz cargada de sinceridad y dolor reprimido.
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Bys dal; Lady Sev'rance, sé que nuestras diferencias en vida fueron presentes, pero nunca le guardé rencor. En el fondo, siempre le admiré. Eras una guerrera, una líder implacable… y ambas amamos al mismo hombre.
El silencio llenó el espacio por unos instantes, mientras el viento nocturno comenzaba a soplar suavemente, moviendo sus moltrals . Su mirada se suavizó, pero sus palabras continuaron con resolución.
—Juro que velaré por él. Cuidaré de Naruto, y me aseguraré de que nunca le falte nada. No permitiré que sufra más. Por ti, y por mí—
Naruto escuchaba en silencio, dejando que el eco de las palabras de Bys Dal se asentara en su corazón. A su manera, Sev'rance había sido una aliada y una amiga, una amante, un amor que por desgracia no perduro. Aunque su relación estuvo marcada por la guerra y las tragedias. Miró la tumba, su expresión imperturbable, pero dentro de él se libraba una tormenta de promesas y deudas no saldadas. Se adelantó un paso, colocando una mano sobre la fría piedra del sepulcro, y habló con voz solemne:
Nt; Sev'rance; te hice una promesa... una que aún no he cumplido. Formar una alianza formal con la "Ascendencia Chiss" no fue solo un pacto estratégico, fue un juramento que mantendré. Cuando termine con mis enemigos, cuando el fuego de esta guerra se haya extinguido, iré a tu pueblo y no permitiré que más tragedias toquen a los que me rodean
