En estos tiempos de guerra, donde abunda la traición, el miedo y la duda, debes guiarte en la fuerza y solo en la fuerza. Es lo que aprendió para sobrevivir
Las semanas transcurridas desde su retirada del hiperespacio hacia un territorio seguro habían sido una prueba constante para Naruto. Cada parada necesaria para el mantenimiento de las naves, cada revisión de las fuerzas restantes, solo sirvió para alimentar su creciente ansiedad. Sabía que, tarde o temprano, tendría que enfrentarse a la verdad de lo que había ocurrido con Aayla, y más aún, tendría que confesarlo. Sin embargo, en lo más profundo de su ser, lo único que deseaba en esos momentos era volver a casa, a los brazos de su amada y su hija Talon. Dejó a Kalani el tedioso deber de reportar a Dooku, el viejo Sith embustero podía esperar. Lo único en lo que podía pensar era en cómo afrontar lo que había hecho.
El trayecto de aterrizaje en Yavin Prime transcurrió de manera tranquila, tal como esperaba. Sin embargo, algo en el ambiente había cambiado, una tensión sutil que lo envolvía. Arcee, su compañera de confianza, se había mantenido distante durante todo el viaje. No hubo intercambio de miradas, ni palabras; solo un silencio gélido que se sentía como una condena silenciosa. No podía evitar preguntarse si ella sabía lo que había sucedido entre él y Aayla. La idea le pesaba en el corazón, haciendo que cada paso hacia la base en Yavin Prime se sintiera como un camino hacia su propio juicio.
El crucero aterrizó suavemente en los puertos de anclaje de la base, y sin demora, la tripulación desembarcó. Naruto, con el corazón acelerado, decidió dirigirse al sector de los jardines, buscando un momento de paz antes de enfrentar la realidad. Pero antes de que pudiera alejarse, sintió una mano fuerte que lo tomó por el brazo, tirando de él con una fuerza inesperada hacia un rincón apartado. Arcee no se había tomado la molestia de ser discreta; la expresión en su rostro estaba cargada de furia contenida.
Naruto apenas tuvo tiempo de procesar lo que estaba ocurriendo antes de verse acorralado contra una pared. Arcee lo miró con ojos encendidos, sus puños apretados y su cuerpo temblando con una mezcla de ira y decepción. No necesitaba decir nada para que él supiera lo que estaba por venir. A lo lejos, los droides de combate que presenciaron el incidente intercambiaron miradas nerviosas.
X-12; ¿Deberíamos intentar detenerla?
Kalani; Solo si quieres morir. Dejemos que se arreglen
Él comando asintió, comprendiendo que intervenir en ese momento sería un error fatal.
Mientras tanto, Naruto intentó recuperar su compostura, pero el intenso dolor en los ojos de Arcee lo desarmó por completo. La situación lo había pillado completamente desprevenido. No era la primera vez que veía a Arcee enojada, pero nunca había visto esa mezcla de ira y algo más, algo que lo hacía sentirse más vulnerable que nunca.
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Se encontraba atrapado, su espalda presionada contra la fría pared del rincón apartado en el que había sido arrastrado. Las enormes manos de Arcee, rodeaban su cuello con una fuerza temible, levantándolo varios centímetros del suelo. La furia en sus ojos se reflejaba en una mirada mortal que parecía prometerle una inevitable condena. Había recuperado su forma original, alcanzando los cinco metros de altura, sobrepasando fácilmente la estatura de casi tres metros de Naruto. La diferencia de tamaño y poder se percibía aplastante, y Naruto lo sabía bien.
Nt; Lo sabes...
intentó, pero su voz apenas era un susurro entre los dedos de hierro de la resentida Autobot.
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