En estos tiempos de guerra, donde abunda la traición, el miedo y la duda, debes guiarte en la fuerza y solo en la fuerza. Es lo que aprendió para sobrevivir
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La escena dentro de la arena solo podría describirse como una inmisericorde matanza. por un lado las numerosas unidades droides yacían recién desplegadas marchando sin secar al frente sin ofrecer piedad alguna en el despliegue de sus disparos láser contra aquel pequeño ejército de Jedis que aún permanecían resistiendo por la gracia de sus habilidades con la fuerza y el despliegue de sus poderosos sables de luz capaces de cortar fácilmente a través del metal de cualquier unidad droide a enfrentar.
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Esquivando y desviando los disparos blaster, a medida que conseguían la destrucción de múltiples droides a la vez, usando los poderes de la fuerza para evitar ser acorralados ante tal superioridad numérica de los robots de combate, cuyo fuego incesante no dejaba espacio para ningún respiro que los jedis pudieran conseguir para recuperarse, causando graves pérdidas entre aquellos aprendices más inexpertos que no consiguieron ser lo suficientemente agiles para evitar tan desproporcionado despliegue de fuego láser que los abrumaba desde todas direcciones a la vez, por consecuencia, muchos acabaron siendo abatidos en última instancia por las llegada de las siguientes oleadas de droides b-1 y peor aún los modelo B-2, contándose entre las bajas en su mayoría jedis jóvenes...algunos demasiado jóvenes.
Desde unas de las aperturas superiores de acceso a las fábricas droides, Naruto fue testigo de todas estas muertes, más no dejo que aquello le molestara, era la guerra, al fin y al cabo y esos jedis habían llegado a invadir Geonosis por voluntad propia sabiendo que la muerte en el campo de batalla estaría siempre presente, ya no podrían retractarse.
Sin tiempo que perder, continuo con su avance evitando y/o desviando algún que otro disparo perdido de sus aliados droides, desarmando y cortando los cuerpos de Jedis despersugados que a duras penas consiguieron notar su presencia segundos antes de que les otorgará el piadoso toque de la muerte indolora.
Con ultimo salto, se encontró alcanzando las puertas de la arena y se adentró hacía la segunda de las fábricas en que había detectado la presencia de sus enemigos.
Ante el mero hecho de ingresar efectivamente pudo distinguir que varios escuadrones de droides modelo b-1 ya se encontraban tratando de presentar resistencia en contra de un grupo de alrededor de diez Jedis, ocho de ellos dirigidos por lo que pudo deducir que se trataban de maestros como aquel portador del sable amatista que encaro a su mentor al inicio de la contienda.
