– Llevo marcandote toda la tarde ¿Qué pasó? ¿Por qué no contestabas?
– Estaba encargandome de un par de cosas — toma asiento en la cama
– ¿Qué cosas?
– ¡Mamá! — se escucha de fondo — Abre por favor
– ¿Esa es Regina? — frunce el ceño — Mónica ¿Qué hiciste?
– Eche de la casa a Mauricio
– ¿¡Qué!? Digo ¡Que bueno! Pero... ¿Qué?
– Lo encontré con su secretaria Hanna...
– Hijo de puta ¿Y lo dejaste vivo?
– Ni modo que le entierre un cuchillo frente a mi hija ¿No?
– Cabaste un hoyo con ella Mónica
– Bueno pero era para un muerto que yo no mate — dice obvia — Además estoy muy embarazada como para cargar con un cuerpo yo sola
– ¿Y para que carajos nos tienes? Debiste clavarle el cuchillo, yo te ayudaba con el cuerpo
– Ay ya — sonríe negando — ¿Para qué me necesitabas con tanta urgencia?
– Porque no sé nada de ti desde hace días, necesitaba verificar que seguías viva, no es como que compartas casa con una hermosa persona, estaba preocupada
– Lo sé, he estado con demasiado trabajo para no pensar — suspira — Han pasado demasiadas cosas en esta casa
– ¿Quieres venir a la mía? Sirve que te despejes
– No, con lo molesto que esta Mauricio, mandará a que sus guardias me sigan y no tengo ganas de verlo, porque sabes que es capaz de ir hasta allá
– ¿Él está molesto? — ríe
– Irónico lo sé, yo debería estar destrozando todo a mi paso
– ¿Y por qué no lo haces?
– Porque he tenido un momento para pensar y reflexionar, estoy embarazada Hanna... He sentido tanta rabia, rencor y tristeza desde que supe del embarazo — se recuesta viendo el techo — ¿Sabías que todos los sentimientos que pasan por mi, influyen en ella? En ningún momento he sentido amor
– Mónica... — suspira
– No he sentido emoción, anhelo o hasta ilusión porque está bebé este aquí y me siento mu mal ¿Sabes? Quiero cambiar eso, ahora que saque a Mauricio de aquí me gustaría que fuera distinto
– Pero sientes rabia ahora
– Ya está pasando, sé que volverá en especial cuando vaya a la cede o cuando lo vea pero siendote muy sincera, estoy más dolida que molesta
– ¡Obviamente! Moni, te puso unos cuernos bien grandes en la cabeza ¡Por supuesto que vas a estar dolida!
– Lo odio — admite — Lo odio por hacerme esto pero lo odio aún más por fingir, finge que me ama hasta ahora