Mónica pudo ver a Mauricio durante la noche, en realidad no dejaban que este tipo de cosas pasarán pero debido a que ella había perdido a su marido de una forma tan inesperada el doctor le tenía lastima; subió a una silla de ruedas y la enfermera la llevó hasta la morgue, la policía obviamente se involucro pero una vez los examenes no arrojaron nada que no pareciera un infarto liberaron el cuerpo para recibir visitas.
– Déjeme ayudarla señora Luna — le ofrece su brazo
– Gracias doctor... ¿Entonces puedo hablarle a la funeraria? En lo que quedo de esta tarde hice los arreglos — camina hasta la mesa de metal donde lo tenían
– Tal vez sería mejor que otra persona se encargará de eso señora, usted ya ha pasado por tanto
– Quiero hacerlo, me he encargado de organizarle tantas reuniones, entrevistas que... — mueve la sábana para verle el rostro — Quiero que tenga la despedida que se merece, también quiero que sus deseos sean respetados... A él le hubiera gustado eso — le acomoda el cabello — ¿Puede darme un momento a solas con mi marido?
– Por supuesto, esperare afuera, con permiso
Sabía que el médico estaría pendiente de su comportamiento y expresiones, le había puesto extra atención a ella por ser la viuda del Jefe de Estado, si. Mauricio obtuvo lo que siempre quiso por escasos minutos; como aún era observaba decidió pasar las manos por el pecho de su ya muerto marido e incluso se permitió dejar salir un par de lágrimas, eso sería suficiente para que el médico la dejara sola de una vez.
– ¿Sabes? Tuve mis dudas — sonríe — Creí que jamás podría liberarme de ti, de hecho en cuanto salí del auditorio estaba preparada para que me matarás a golpes cuando supieras que dí a luz a una preciosa bebé — ríe palmeando su pecho — Pero ¿Qué crees? El que está sobre esta mesa de procedimientos es otro y te vas a quemar tanto aquí como en el infierno mi amor
Se da unos minutos para observar la gran cicatriz en su pecho, obviamente le habían extraído el corazón para hacerle pruebas, tuvo que aguantarse las ganas de reír al pensar en que podría tener una piedra envés de dicho órgano.
– ¿No te parece cómico que nadie se sorprenda de que te diera un infarto? Con ese carácter de mierda que siempre tuviste — niega haciendo una mueca — Y las terribles subidas de presión que siempre te daban cuando te enojabas... Yo te lo advertí, además siempre comiste tan mal, no es extraño que se te taponara todo y ¡Puff! Te desplomaste en televisión nacional, fue una gran salida lo admito, muy dramática... En fin — golpea su pecho — Diviértete en el infierno
Sólo se animo a decirle todas estas cosas porque ya sabía que en la morgue no había cámaras, la enfermera se lo comentó en un intento de consuelo, sus palabras fueron "No se preocupe por guardar su dolor, las cámaras de la morgue fueron retiradas hace unos días para mantenimiento, nadie venderá esa grabación a la prensa". Fue un golpe de suerte que agradecía mucho ya que luego no tendría la oportunidad de decirle absolutamente nada, tendría que estar en su papel de viuda; espero pacientemente sentada en la silla de ruedas a que ese médico volviera a entrar pero antes tuvo que infringirse algo de dolor para conseguir llorar amargamente, soltar un par de lágrimas es fácil y fingir tristeza también pero no son suficientes, así que golpeó un poquito su vía intravenosa y eso fue suficiente para hacerla llorar como una auténtica viuda.