¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
– Chicas en verdad tengo que ir — mueve la pierna
– Esperate ¿No ves que estamos en plena carretera? Ni siquiera hay donde orillarnos
– ¡Es que ya no aguanto! Hanna por favor, parate
– Ahorita, a ver respira hondo ¿O no Moni? Respirando se le va a pasar
– Trata de pensar en otra cosa — murmura de ojos cerrados — Ya se va a parar, sólo ten un poco de paciencia
– Hanna... Por favor
– ¡Ya! Dios eres peor que mis hijos — busca donde parar
– Parate ahí en esa o lo que queda de una gasolinera — señala Mónica
– Ya, por favor, por favor — da brinquitos
– Dale, bájate — pone el freno de mano
– Correle... Pobre echale aguas
– Ah, no puedo ni caminar — se baja — Andale, me echas aguas por si hay alguien
– Ya, ya voy — se baja con ella Hanna
Sonreí levemente ya que Alejandra siempre tuvo la vejiga del tamaño de una nuez, aunque ya estaban bastante lejos todavía podía oír a Hanna quejándose de que la tenía que acompañar en medio de la nada y el frío, decidi bajarme también pero en mi caso para hacer una llamada importante, eran cerca de las nueve de la noche y ya sabía que Mauricio tendría a todos sus contactos buscandome; aunque habíamos acordado no traer teléfonos me conseguí uno de esos viejitos, ya saben de lo que no tienen acceso a Internet y me dispuse a marcarle a Regina.
– A ver... — disca los números
– ¿Bueno?
– Hola Regina — observa a su alrededor
– ¿Mamá? ¿Cómo estás? ¿Estás bien? — pregunta entre asombro y angustia
– Si, si, no te preocupes
– ¿Dónde estás? Todo el mundo se está volviendo loco mamá
– Me imagino... Pero escuchame muy bien, esto es muy importante — hace una pausa — Me fui porque yo así lo quise y no quiero que nadie me busque
– No lo dices en serio ¿Verdad?
– Yo sé que no es fácil entenderlo...
– Ma... Por favor — se desespera comenzando a hablar rápido — Tienes que regresar, tengo que hablar contigo, han pasado muchísimas cosas
– No voy a regresar — dice con una fingida firmeza
– Ma pero...
– Regina... Regina grabate esto — toma aire — A ver no importa lo que la gente te diga, nunca es demasiado tarde para cambiar tu vida... Y por favor dile a tu papá, que no le tengo miedo — cuelga