– ¿Qué haces aquí?
– Voy a apagar estoy por ti — toma el control remoto — Y es obvio, te dije que iba a acompañarte
– Dante... — iba a protestar pero tuvo que afianzar su agarre a la baranda — Está naciendo...
– ¿Ahora? — sonríe emocionado — No te preocupes, me encontré con tu obstetra de camino, mejor deja que te ayude a voltearte porque esta posición debe ser bastante incómoda
– No, no, no — aprieta su mano — Ahora no
Quedo agachado a su altura acariciando su cabello y dejando que estrujara su mano el tiempo que duro ese siguiente pujo que no fue mucho en realidad debido al dolor, en cuanto fue posible la ayudó a ponerse boca arriba y se ofreció para echar un vistazo.
– ¿Está ahí cierto? — toma aire — Porque la siento
– Estar... Pues como tal no mi amor — masajea su muslo interno
– ¿A que te refieres?
– Veo su cabello, pero lo que se dice "estar afuera" todavía no — vuelve a sonreír — Esto es fascinante
– Está asomando — agrega la obstetra yendo a lavarse las manos — En cuanto empujes de nuevo pasara a coronar, que es cuando parte de la cabeza va saliendo, si sientes el deseo, hazlo y fuerte
– ¿Puedes dejar de ver mi vagina por favor? En teoría no debería de ser pudorosa pero por lo menos finge ver a otro lado unos segundos
– Estoy pendiente por si la bebé sale mi amor — ríe acercándose a ella para entrelazar sus manos — ¿Qué tal que empujas y no hay quien la atrape?
– Te diría lo que te mereces pero... — bufa dándole un apretón — Ah no de nuevo...
– Aprovecha esa contracción Mónica — se coloca los guantes y sube a la camilla — Enderezala un poco Dante, eso... Empuja hacía abajo con todo lo que tengas ¿De acuerdo? Cada que exhalas ella asoma un poquito
– Es verdad mi amor — la sostiene sin soltar su mano — Empujala fuerte y aprieta con confianza mi mano que no voy a ninguna parte
Afuera Hanna y Regina se encontraron sin éxito frente a la puerta, cuando iban a entrar escucharon la voz de la obstetra animar a Mónica a seguir pujando.
– ¿Dijo que la cabeza está afuera? — se cubre la boca viendo a Hanna
– Si — ríe abrazándola de lado — Ya va a nacer tu hermana
– Vamos a la puerta que quiero escuchar cuando lloré
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– ¡Excelente! Hombros fuera, si quieres descansa un poquito pero ya casi está ¿La quieres sostener?
– ¿Puedo?
– Sostenla y te ayudare a tomarla en lo que empujas, uno más y estará afuera, Dante ¿Podrías soltarle la bata para que después la recargue en su pecho?
– Claro — se coloca detrás soltando los primeros nudos rápido pues no quería perderselo
Para él fue una experiencia tan bonita ver a la mujer que adoraba ser tan valiente y fuerte que ella misma levanto a su pequeña luego de dar un último pero poderoso pujo, se la colocó en el pecho e instantáneamente la bebé comenzó a llorar, era tan pequeñita y rosada pero con bastante carácter porque no le gusto nada lo frío que era estar afuera, Alicia removia su pequeño cuerpo sobre el de su madre mientras lloraba aún más fuerte; la obstetra tomó una manta y la limpio un poco, lo que puso más enojada a la bebé.
