– ¿¡Qué es lo que les pasa!? — alza la voz una vez entran a la casa — ¿Saben lo inconscientes que fueron?
– Ellas se lo buscaron mamá
– ¡Tuvimos que llamar a una ambulancia por la estupidez que ustedes dos planearon!
– Pues no hubieran ido al Baby Shower si iban a estar criticando todo y hablando mal a tus espaldas — baja las bolsas con regalos Dante — Además ¿Cómo íbamos a saber nosotros que una de ellas era severamente alérgica?
– ¿Cómo pudiste seguirla? ¿O fuiste tú quien armo todo ese ridículo plan? — apoya la mano sobre su cintura — ¡Se supone que eres el adulto Dante!
– Moni, no hagas corajes — insiste Hanna — Ya esa señora debe estar estable en el hospital y ellos entendieron que hicieron mal
– Claro que vas a salir en su defensa ¡Te reíste de lo que hicieron!
– Bueno es que fue muy gracioso cuando la señora se empezó a inflamar
– Ma, ahora esas señoras tienen muy claro que de ti no se pueden burlar — da de hombros
Dante y Regina le habían pagado al que preparaba los cócteles para colocar picante allí pero no cualquier picante, Regina conocía un lugar especial donde molian todo tipo de chiles, mandaron a un guardia ir a traer el más picante de todos y eso fue lo que colocaron en los cócteles. Lo que no esperaban es que casi se muriera una de esas víboras por un choque anafilactico, eso arruino el Baby Shower obviamente pero al menos dejaron de verle la cara a Mauricio.
– Deje de verlos cinco minutos — se apoya en el sofá — ¡Cinco minutos!
– Si hubieran sido diez, habríamos planeado algo más elaborado — ríe ganándose un codazo por Hanna
– No le eches más leña al fuego niña — murmura — ¿Qué no ves lo enojada que está?
– Esa no es su cara de enojo — señala
Y Regina tenía razón pero sólo porque Mónica estaba experimentado en ese mismo instante una contracción, no estaba preocupada ni apanicada porque ya hace tres días había sentido las primeras contracciones falsas, como estaba a pocas semanas de aliviarse no era extraño, sin embargo tenía tres personas enfrente que no tenían esta información.
– Moni... Mónica por favor no me digas que la niña se viene — entra en pánico — ¡Hay mucho tráfico! Jamás llegarás al hospital
– ¿La bebé ya viene?
– No y no cambien el tema — hace una mueca sentándose — Tendrán que disculparse con todas esas mujeres... Más con la que mandaron al hospital
– Mamá, ni una se entero de que fuimos nosotros, olvida esto y vamos al hospital ¡La fea ya viene!