No te dije la verdad

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El Sol pegaba de lleno sobre la cristalera de la habitación de Chiara, haciendo que la temperatura de la sala fuese bastante cálida. Esa sensación de calor fue lo que hizo que la morena comenzase a despertarse empapada de sudor entre las sábanas. Abrió los ojos lentamente y rápidamente se llevó la mano a la cabeza del tremendo dolor que tenía debido al alcohol ingerido la anterior noche. Giró su cuerpo para ponerse boca arriba y miró hacia el otro lado del colchón extrañada, como si alguien hubiese estado con ella pero se hubiese volatilizado. Cogió su móvil de la mesilla y vio varias llamadas perdidas de Ruslana y algún mensaje de las del equipo. Sin embargo, dejó el móvil de vuelta en la mesilla, le dolía demasiado la cabeza como para estar mirando una pantalla. Cerró los ojos un momento para intentar hacer memoria de lo que pasó anoche, ya que no se acordaba ni de como había llegado a casa. Aquel silencio se vio interrumpido por un ruido de un vaso que provenía de la cocina, haciendo que la morena se incorporase velozmente en la cama asustada.

-¿Rus?- preguntó para comprobar que fuese ella. Sin embargo, no obtuvo respuesta y comenzó a ponerse nerviosa.

Mientras su respiración se entrecortaba mirando hacia la puerta sin saber muy bien que hacer o como reaccionar, escuchó unos pasos subir despacio hacia la planta de arriba, poniendo en estado de alerta a la morena, que rebuscó en su cajón cualquier cosa con la que pudiese defenderse en caso de que fuese un ladrón. Sin embargo, cuando la puerta se abrió, su cara fue de sorpresa al ver entrar a Violeta.

-Buenos días- le contestó la pelirroja mientras se acercaba a la cama- ¿crees que con un cargador de móvil te hubieses podido defender de un ladrón?

-Violeta, ¿qué haces aquí?- dijo Chiara aún asimilando su presencia en su habitación con el semblante descompuesto.

-Te traigo un café y algo para el dolor de cabeza, imagino que tienes resaca- dijo depositando el vaso y la pastilla en la mesilla.

-Violeta, ¿qué que haces en mi casa?

-¿No te acuerdas de nada de anoche?- preguntó extrañada Violeta.

-Sólo recuerdo verte en la discoteca con Denna y el resto y ya.

-Osea que lo de que te tuve que traer a casa y demás ni idea ¿no?

La morena se quedó pálida al escuchar a la reportera. Normalmente cuando bebía tenía muchas lagunas, pero no tantas como ese día.

-¿Has dormido aquí?- preguntó algo cabizbaja sin poder mirarle a los ojos.

-Me obligaste a dormir contigo Chiara, no estabas muy bien que digamos, así también pude vigilarte de que no volvieses a vomitar- dijo la pelirroja ahora sentándose en el borde de la cama.

-¿Cómo volver a vomitar? -preguntó elevando su mirada a los ojos de Violeta.

-Da igual, no pasa nada, ¿cómo te encuentras?

-No se, estoy algo aturdida, no entiendo nada ahora mismo.

-Ya bueno es normal- dijo Violeta algo inquieta.

Las dos chicas se quedaron en silencio mientras cada una jugaba con sus anillos por los nervios del momento.

-Chiara, me gustaría hablar contigo sobre lo que pasó. Quise despedirme en su momento de otra manera, pero creeme que no podía. Se que no quieres hablar conmigo ni verme y lo entiendo de verdad, pero necesito que me des la oportunidad de contartelo y decirte la verdad - contestó Violeta soltándolo del tirón sin apenas respirar entre medias.

-¿La verdad? Creo que la verdad ya la dejaste bastante clara Violeta.

-No, lo que te dije aquel día, todo lo que solté por mi boca, era mentira, todo Chiara- la morena se quedó estupefacta mientras miraba la cara de la pelirroja.

Fichaje de millones|KIVIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora