Arrepentimiento, no es correcto decir a veces sino todo el tiempo, cuando sentimos esto nos recuerda ante todo nuestra humanidad y que erramos, se piensa que a través de este aprendemos para no volver a cometer lo mismo, pero te has preguntado y que si se vuelve a repetir, ¿Crees haber aprendido la lección?
Solo pude despedirme de Lía y tomé mis maletas, Jun Ho solo me seguía sin decirme nada, él sabía cómo me sentía en ese momento, solo quería llegar a Corea, la imagen de Jong Woo invadía mi mente, sentía que debía hablar con él. Se que también tiene la presión y carga de la empresa familiar, así que de alguna manera sentía que él era la persona correcta en escucharme y de seguro en aconsejarme con respecto a lo que se me venía encima. Fuera de eso lo extrañaba, quería sentir sus manos acariciando mi rostro, sus labios, esos que de alguna manera se habían convertido en dopamina, y su lengua, dios, era una tortura en mi boca.
-Tengo los boletos -dice Jun Ho -no debiste venirte así Cadie.
-No me hagas ponerme los audífonos e ignorarte en todo el viaje Jeon.
Atravieso el pasillo y me siento en mi cubículo.
-Tu padre nos compró en primera clase -dice ubicándose en el cubículo de al lado -solo relájate Cadie.
-Necesito algo de alcohol.
-Deja que despegue y cuando estemos arriba le digo a la azafata que te traiga.
Asiento con la cabeza y me pongo los audífonos.
El zumbido del avión llenaba el espacio cerré los ojos y traté de encontrar algo de calma en medio del torbellino de emociones que me embargaba, por un lado, me arrepentía de no haberme despedido tanto de mi padre, como de Markus, pero mi orgullo en estos momentos era mayor.
El rostro de Jong Woo seguía surcando mi mente era como una mezcla de deseo y ansiedad. ¿Qué estaría haciendo en ese momento? ¿Estaría pensando en mí también? La incertidumbre se apoderaba de mi ser, pero a la vez, ¿debía aceptar algo casual?
El suave tintineo de una voz interrumpió mis pensamientos. Jun Ho traía consigo una copa de vino en la mano y una mirada de complicidad. -Aquí tienes Cadie, para calmar los nervios.
Asentí con una sonrisa agradecida y tomé la copa, dejando que el aroma del vino inundara mis sentidos. El primer sorbo trajo consigo un leve alivio, me sentía mal el haberle hablado así.
-Gracias Jeon, realmente necesitaba esto, y lo siento.
Jun Ho me mira con ternura, comprendiendo sin necesidad de palabras el torbellino emocional por el que estaba atravesando. Sus ojos rasgados me inspeccionaban por completo, ese nerviosismo regresaba a mí, se agacho y me tomo la mano -todo estará bien cariño.
Creo que la azafata estaba aburrida de mí, copa de vino que se acababa, pedía inmediatamente reemplazo. Había perdido la cuenta de cuantas llevaba encima.
-Oye Jun Ho
Le veo asomar su rostro adormilado, joder que se veía muy guapo.
-Dime cielo, ¿estas bien?
Niego con mi cabeza.
-Rayos Cadie, estas roja, ¿Cuánto has tomado?
Se levanta y le veo rodar ambos cubículos y acercarse al mío.
-Hazme un lado -dice ubicándose a mi lado mientras toca mis mejillas con una de sus manos y la otra la pone sobre las suyas, no sé qué estaba intentando.
-No más alcohol Cadie.
-Quiero otra copa -digo enfrentándole, su rostro y el mío estaban a poco espacio.
Cierra los ojos y muerde su labio que esta junto al piercing -Cadie, por lo que mas quieras, no me hagas hacer algo que te aseguro que ambos nos arrepentiremos, juro que me estoy aguantando.
-Jeon, aquí hare lo que quiera y si no me traes otra copa, lo hare yo, me quito el cinturón y él me toma ambas manos y me rodea con su otro brazo, estoy atrapada entre su cuerpo y donde estoy acostada ahora mismo.
-Ya te dije que no mas Cadie.
Sus labios me eran tentativos, y su mirada estaba puesta en los míos, no me quedaba cordura y él estaba luchando, podía sentirlo, después de todo él estaba en una relación con una de mis amigas, pero para ser sincera ni yo pensaba claramente.
-A la mierda Cadie, te jodes -dicho esto sus labios se unen a los míos.
El beso fue como una chispa en un depósito de dinamita, una explosión de deseo que nos envolvió en una excitante situación de emociones prohibidas. Nuestros labios se devoraban con fervor sin compasión alguna, ignorando las barreras morales y éticas que nos separaban.
El tiempo pareció detenerse mientras me perdía en la sensación embriagadora del contacto con Jun Ho. Todo lo demás desapareció, los sonidos del avión, las tenues luces, incluso la noción de lo que estaba bien o mal, juro que, en ese momento, solo existíamos nosotros dos, unidos en un abrazo apasionado que trascendía cualquier lógica o razón.
El contacto fue eléctrico, un torrente de sensaciones que me dejó sin aliento mientras nos sumergíamos en un abrazo apasionado. Ignoramos por completo a los demás pasajeros y nos entregamos al momento, cada roce de labios transmitiendo una conexión intensa y emocionante.
A medida que el avión se deslizaba a través de las nubes, nos aferramos el uno al otro, atrapados en un torbellino de emociones que amenazaban con consumirnos por completo. En ese momento, éramos solo nosotros dos, perdidos en el éxtasis de un beso que nos llevó a alturas desconocidas.
Puedo jurar que las manos de Jeon era una zarza ardiendo por mi piel, y la verdad no quería que el momento se acabará, de repente la imagen de Jong Woo vino a mi y la realidad pronto se hizo presente de nuevo, como una dura bofetada que nos devolvió a la tierra. Jun Ho aparto sus labios cosa que hizo que le mordiese algo fuerte, su expresión era una mezcla de sorpresa y angustia.
-Lo siento, Cadie, no sé qué me paso, demonios -murmuró.
Me quedé en silencio, el eco del beso aún resoba en mi mente. Sabía que habíamos cruzado una línea y habría consecuencias inevitables.
La tensión en el aire era palpable, como una corriente eléctrica que fluía entre nosotros. Le rete con la mirada. Podía sentir el pulso acelerado de Jun Ho, el calor de su cuerpo tan cerca del mío, y un cosquilleo de emoción recorrió mi espina dorsal, definitivamente no estaba en mis cabales. Estaba jugando con fuego y aunque sabía que Jun Ho estaba tratando de protegerme pese a lo sucedido, y yo simplemente no quería aceptarlo.
Con un suspiro resignado, deje caer mis manos y relaje mi cuerpo contra el asiento.
-Está bien, Jun Ho, no más alcohol por ahora -murmuré, desviando la mirada hacia la ventana -aléjate y vete a tu lugar, aquí no ha pasado nada.
Jun Ho me soltó lentamente, liberando el agarre que me mantenía prisionera entre sus brazos. Un suspiro escapó de sus labios mientras se apartaba, dejando un espacio entre nosotros que parecía lleno de una extraña tensión no resuelta.
-Creo que ambos necesitamos mantener la cabeza fría en este momento Cadie-respondió con voz suave, estaba arrepentido se notaba, pero yo quería de un modo seguir con ese beso pese a estar pensando en el chico del otro lado de mi balcón.
El resto del vuelo transcurrió en un silencio incómodo, estaba sumida en mis propios pensamientos y emociones, mientras Jun Ho permanecía a mi lado, lo primero que haría al pisar Corea era decirle a Ji Hoo que le necesitaba conmigo.
Al final, cuando el avión aterrizó en el aeropuerto de Incheon me preparaba para enfrentar lo que fuera que el destino me tuviera reservado, una pregunta seguía resonando en mi mente: ¿Qué pasaría ahora entre Jun Ho y yo?
-Cadie.
-Vendrán por mi Jeon, iré a tu oficina para los pagos correspondientes.
Tomé mi maleta y me aleje de él, saqué mi celular y busque el número de mi amigo.
-Ji Hoo, ven por mi por favor, necesitamos hablar.
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NO ME MATEN, SOLO LEAN HAHAHAHA
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Across the Balcony
Teen FictionDentro de mi corazón eres esa luz que no importa la distancia, siempre brillarás en mi