ISABELLA
—¿Qué quieres decir con eso Lucas? —musito con dolor de garganta.
—Necesito que me digas quien te hizo esto, Isabella...
Trago saliva mirando sus ojos reflejando fuego.
—No recuerdo mucho. Todo estaba muy oscuro...
—Voy a hacer que esa basura pague cada gota de sangre que derramaste, te lo prometo.
Recuerdo el dolor punzante cuando la navaja se clavó en mi muslo, la sensación de debilidad y desesperación que se apoderó de mí. Y ahora, aquí estoy, en una cama de hospital, enfrentando las consecuencias de ese encuentro fatídico. Pero también estoy enfrentando algo más profundo: la realidad de que, a pesar de nuestras diferencias, Lucas está aquí, cuidando de mí, mostrando un lado de él que nunca antes había visto.
El sonido de la puerta abriéndose me saca de mis pensamientos. Es mi padre, quien entra a la habitación. Su rostro refleja una mezcla de alivio y preocupación mientras sus ojos se posan en mí, tendida en la cama del hospital.
—Isabella... —susurra mi padre, luchando por contener sus emociones mientras se acerca lentamente—. Dios mío, pensé que... temí lo peor. No puedo perder a mi niña.
Un par de lágrimas escapan de sus ojos y caen por sus mejillas, y en ese momento, todas las emociones que ha estado conteniendo se desbordan. Lo veo derramar esas lágrimas con un nudo en la garganta, sintiendo su amor y su miedo mezclándose en el aire.
—Papá... lo siento —musito, con voz débil pero sincera.
Noah, también entra detrás de nuestro padre. Aunque intenta mantener la compostura, sus ojos revelan el miedo y la angustia que ha estado sintiendo.
—Bella, pensé que... no sabía qué pensar. Estaba a punto de... —Noah no puede terminar la frase, pero su mirada dice más que mil palabras.
Lucas permanece en una distancia prudente, observando la escena con seriedad y respeto. Aunque nuestras diferencias son evidentes, en este momento compartimos una preocupación común por mi bienestar. Mi corazón se llena de gratitud por tener a mi familia aquí, preocupándose por mí. Aunque la situación es difícil, su presencia me da fuerzas para enfrentar lo que sea que venga después.
El doctor entra a la habitación con un semblante serio pero tranquilizador. Se acerca a la cama donde estoy recostada y comienza a explicar la situación a mi padre, Noah y Lucas, quien se mantiene en silencio pero atento.
—Buenas noches, familia. Les informo que Isabella ha respondido bien al tratamiento y se encuentra estable. La herida en su muslo derecho ha sido suturada y controlamos el sangrado. Sin embargo, necesitará reposo y cuidados especiales durante su recuperación —comienza el doctor, su voz calmada y profesional.
Mi padre y Noah escuchan con atención, sus rostros reflejando alivio al escuchar las palabras del médico.
—¿Podrá volver a casa mañana? —pregunta mi padre con voz temblorosa.
El doctor asiente afirmativamente.
—Sí, si continúa mostrando mejoría y no hay complicaciones, planeamos darle de alta mañana por la tarde. Es importante que siga las indicaciones postoperatorias, evitando esfuerzos físicos y manteniendo la herida limpia y vendada. También necesitará reposo en casa para permitir que la cicatrización sea efectiva —explica el doctor.
Asiento suavemente, asimilando la información y agradeciendo internamente por la buena noticia.
—¿Podrá caminar normalmente? ¿Necesitará muletas o algún tipo de ayuda? —pregunta Noah, preocupado por mi movilidad.
El doctor sonríe comprensivamente.
—Es probable que al principio necesite apoyarse en algo para caminar, como una muleta o un bastón, pero con el tiempo y el cuidado adecuado, recuperará su movilidad sin problemas.
Mi padre y Noah asienten, agradecidos por la explicación detallada del doctor. Lucas permanece en silencio, pero puedo percibir su preocupación y su deseo de ayudar en lo que sea necesario. El doctor finaliza la consulta reiterando la importancia del reposo y los cuidados en casa, y se despide con un gesto de esperanza en su rostro. Mientras se aleja, la habitación queda en un silencio cargado de emociones y expectativas para mi recuperación.
—Estoy bien, ¿de acuerdo? No se sobre preocupen —digo mirando a mi padre y a Noah.
—Si, ahora que lo sabemos estamos más tranquilos. Pero nos asustamos mucho... —explica Noah con la voz entrecortada.
—Vengan aquí —susurro extendiendo un poco los brazos y ellos se acercan formando un abrazo.
Por encima de sus hombros veo a Lucas, mirándome como nunca lo había hecho. ¿Será que desde hoy vamos a mantener una amistad? Él carraspea desviando la mirada.
—Ya vuelvo —dice antes de salir de la habitación.
Me separo de mi familia cuando se sienten más relajados.
Cuando de un momento a otro, la puerta se abre nuevamente y una rubia despeinada y pálida entra a la habitación.
—Joder, Isabella... —dice Sam antes de acercarse rápidamente hacia mi y abrazarme con delicadeza pero con mucho cariño—. Menudo susto el que me he pegado tía...
—Estoy bien.
Julián también se acerca igual de pálido que Sam, me agarra de la mano antes de abrazarme igual que Sam.
—Nos preocupamos mucho... —musita Julián.
—Siento mucho haberlos preocupado...
—No es tu culpa lo que ha pasado, Bella. —Me regaña Sam—. Menos mal que ya estás bien.
Sam toma una respiración profunda y se coloca una mano en el pecho.
—Solo una persona podrá quedarse con Isabella esta noche y creo que lo mejor sería que papá se quede con ella —dice Noah antes de soltar un suspiro largo. El susto que se han pegado todos ha sido muy intenso.
—Vayan a descansar, yo estaré bien. —Me duele la garganta al hablar pero no lo dejo ver ni lo digo.
Todos asienten, se despiden de mi y salen de la habitación, pero Lucas se toma un breve momento para mirarme, me mira a los ojos sin expresión alguna, como si volviera a ser el mismo, me mira con la misma ira de siempre, con el mismo desprecio. ¿Es eso lo que realmente siente y todo esto sólo ha sido preocupación genuina?
—Buenas noches Isabella. Buenas noches, señor Smith, descansen —musita Lucas con la voz ronca y firme.
Luego sale de la habitación.
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Petals Of Hate (Petals #1)
RomanceIsabella guarda silencio sobre la pérdida de su madre desde que falleció, hace cuatro años, y posteriormente, su hermano Noah se fue de casa sin decir nada. A pesar de su tristeza oculta, Isabella irradia alegría y felicidad, especialmente cuando es...