Capítulo 17

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LUCAS

El viaje de vuelta al instituto fue un infierno, si, porque a los idiotas del fondo se les había dado la gana de comportarse como idiotas de cinco años, riendo, haciendo chistes malísimos y hablando estupideces. Había tratado de dormir pero no pude, las ganas que tenia de sacarlos del bus era palpable en cada cosa que hacían o decían.

Por otro lado, en los asientos de mi lado, estaba Isabella, dormida plácidamente, con sus audífonos puestos. Me había dado cuenta que Isabella cuando duerme bien, es imposible que se despierte con cualquier cosa, puede estarse acabando el mundo pero Isabella seguirá durmiendo como si nada, pero, también he de decir que por lo que he visto puede que aveces duerma mal por aquella pesadilla... Ahora que lo pienso, si me causa algo de curiosidad saber que demonios son esas pesadillas, de que se tratan...

Al llegar al instituto, prácticamente todo mundo se esfumó, están tan cansados que todos decidieron irse apenas llegamos. Veo a Isabella y Noah juntos en una esquina, son los únicos que no se han ido. Me acerco a ellos a paso rápido.

—¿Por qué no se han ido? —Le pregunto directamente a Noah.

—Llamamos a Felipe pero no responde para que venga por nosotros...

—Yo los llevo.

Isabella me mira y puedo ver cómo frunce el ceño.

—¿En serio? —pregunta ella mirándome con curiosidad.

—El contrato no ha terminado, ¿recuerdas?

—¿Contrato? ¿Qué...? —Noah está muy confundido.

—Larga historia —susurra la castaña de ojos angelicales.

—Vamos.

Nos acercamos a mi coche, subo sus cosas a mi maletero, luego me subo al asiento del piloto, Noah al asiento del copiloto e Isabella al asiento trasero. Conduzco con tranquilidad, el trayecto estuvo silencioso, simplemente se escucha la música a través de la radio.

Al llegar a la casa, me dispongo a bajar para ayudarlos a entrar sus cosas. Cuando Noah entra a la casa, agarro la mano de Isabella antes de que lo siga. Ella me mira algo sorprendida.

—Recuerda que mañana es nuestro último día para ensayar... Ya el martes es la presentación. Después de clases vamos a mi casa, ¿qué dices?

Isabella traga saliva mirándome a los ojos.

—Sí... —carraspea soltándose de mi agarre—. A tu casa entonces.

Asiento. Cuando estoy apunto de irme ella me llama haciendo que me voltee.

—Ten. Quedó esto y no quise botarlo... —Isabella me tiende un plato cuadrado pequeño donde se ve un brownie, lo agarro sin quitarle la mirada de encima—. Nos vemos mañana, Lucas.

—Nos vemos mañana, Isabella...

~•~♡︎

Me adentro en la mansión. Mis pasos resuenan en el elegante pasillo mientras me dirijo hacia el salón. Una conversación atrapa mi atención, voces que pertenecen a mi madre y mi abuela, que suenan más serias de lo habitual.

—¿Cómo te sientes hoy, mamá? —Escucho la preocupación en la voz de mi madre.

—La verdad es que no me siento tan bien —responde mi abuela con una fragilidad que no estoy acostumbrado a escuchar.

Un escalofrío recorre mi espalda. No es normal escuchar a mi madre y a mi abuela hablando de esa manera, ocultando algo que claramente es importante. Mantuve mi expresión impasible mientras escucho más.

—Deberías descansar más y tomar tus medicamentos regularmente. No podemos arriesgarnos —insiste mi madre, pero hay un tono de preocupación en sus palabras.

La respuesta de mi abuela fue apenas un susurro, —Lo sé, hija. No quiero preocupar a nadie más. Es más serio de lo que estoy dejando ver.

Mis manos se cerraron en puños a mi lado mientras lucho contra la sensación abrumadora de preocupación y dolor. Amo demasiado a mi abuela como para escuchar sobre su situación de esta manera, como si fuera un secreto vergonzoso que debía mantenerse oculto.

Me alejo de la puerta con pasos pesados, tratando de mantener mi semblante frío y distante. Entro al salón como si no hubiera escuchado nada, saludando a mi madre y a mi abuela con una mueca forzada de sonrisa.

Me acerco hacia ellas y les doy un pequeño beso en las mejillas.

—¡Hola, hijo! —Me saluda mi madre, como si nada—. ¿Cómo te fue en el campamento escolar?

—Bien —respondo simplemente mientras tomo asiento junto a ellas. Mi mente está atormentada por la conversación que había escuchado, pero me obligo a mantener la compostura.

Pregunto por mi padre y recibí respuestas evasivas. Mis ojos se posaron en ellas, sintiendo la hipocresía en el aire cuando aseguran que todo está bien.

Finalmente, decido que es suficiente y anuncio que iré a descansar. Me levanto bruscamente, sintiendo la rabia y la angustia apoderándose de mí. Di un portazo a la puerta de mi habitación cuando entro, dejando escapar un suspiro pesado.

Coloco el brownie en la mesa junto a mi cama y me tumbo, dejando que mis pensamientos oscuros invadieran mi mente. La información que había escuchado resuena en mis oídos de forma dolorosa, recordándome que incluso yo, el "fuerte", tengo grietas en mi armadura.

El silencio en mi habitación es ensordecedor. Mis pensamientos dan vueltas una y otra vez, tratando de comprender lo que acabo de descubrir. Siento una mezcla de rabia, desesperación y angustia por dentro, emociones que no estoy acostumbrado a experimentar en un nivel tan profundo.

Tomo el brownie y le doy un mordisco sin saborear realmente el dulce y delicioso sabor del brownie tan exquisito que sabe hacer Isabella. Mis ojos se posan en la ventana, pero no veo nada más que un torbellino de pensamientos y emociones confusas.

¿Por qué me han ocultado la verdad sobre la enfermedad de mi abuela? ¿Por qué siento que debo mantener una fachada de fortaleza cuando por dentro estoy desmoronándome?

El sonido de mi teléfono rompe el silencio. Es un mensaje de Julián.

Julián (bro): Hey, ¿todo bien? ¿Llegaste bien a tu casa?

Trato de responder con un tono casual, pero mis palabras carecen de convicción incluso para mí mismo.

Yo: Todo bien. Solo un poco cansado.

Lo envío, antes de dejar el teléfono a un lado y volver a sumergirme en mis pensamientos.

El reloj marca las horas mientras el peso de la verdad se asienta en mis hombros. Sé que no puedo seguir fingiendo que todo está bien, que puedo manejarlo solo. Necesito tiempo para procesar lo que acabo de descubrir y encontrar la fuerza para afrontar lo que vendrá a continuación, no sé muy bien cuál es la enfermedad, pero para que la oculten, debe de ser peor de lo que podría imaginarme.

Por ahora, me dejo llevar por el cansancio y me sumerjo en un sueño inquieto, plagado de preocupaciones y preguntas sin respuesta.

Petals Of Hate (Petals #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora