Capítulo 26

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ISABELLA

En el ajetreado pasillo del instituto, camino apresuradamente con mi mochila al hombro, ya puedo caminar sin necesidad de utilizar las muletas, duele un poco pero ya no tanto como antes y puedo caminar, despacio, pero puedo hacerlo. Cuando giro la esquina, me detengo cuando veo a Lucas y a Grace hablar demasiado cerca.

Ellos habían terminado después del campamento, no volvimos a saber de Grace por mucho tiempo, pero parece que ya volvieron, lo que no me parece tan raro...

—Hola, Lucas. Hola, Grace —saludo con un tono bajo pero firme.

Lucas levanta la mirada hacia mi, sus ojos azules encontrando los míos brevemente antes de volver a centrarse en Grace.

—Hola, Isabella —responde Lucas con un tono neutral, su expresión distante.

—Hola, Isabella. —saluda Grace con una voz demasiado tranquila y despreocupada para ser sincera y eso es raro.

Fuerzo una sonrisa, mi incomodidad es evidente.

—Bueno, nos vemos luego, Lucas. Isabella, cuídate —dice Grace con una sonrisa que interprete como un gesto de superioridad elevada.

Asiento con educación mientras veo a Grace alejarse con paso seguro. Me vuelvo hacia Lucas, buscando respuestas en su mirada.

—¿Volvieron? —inquiero.

Clavo mi mirada en Lucas, mis ojos destilando un odio crudo y profundo que no intento ocultar.

Lucas me mira con indiferencia, pero su mandíbula tensa y sus manos apretadas en puños revelan la incomodidad que siente.

—No es asunto tuyo, ocúpate de los tuyos —responde con frialdad, su tono cortante como un cuchillo afilado.

Aprieto los dientes, conteniendo la ira que amenaza con desbordarse.

—¿Y ahora que cojones te pasa Lucas? Estabas de maravilla, tratándome fenomenal, preocupándote por mi...

—No lo hacía por ti. Deja de ser tan ilusa. Lo hacía por tu padre, tu hermano, por Sam, por Julián.

Suelto un bufido sin poder creérmelo.

—Eres un hipócrita, Lucas. Siempre lo has sido —mi voz tiembla de rabia, mis manos apretadas en puños a los costados.

Lucas se acerca a mi, su presencia imponente llenando el espacio entre ambos.

—No tienes idea de lo que estás hablando. No eres una santa, Isabella —su voz es un gruñido, sus ojos clavados en los míos con intensidad.

La tensión entre nosotros es palpable, como una espesa neblina que lo envuelve todo. Mis emociones están a flor de piel, y siento el calor de la rabia ardiendo en mi pecho. Lucas no es consciente del dolor que sus palabras provocan en mí, o tal vez sí lo es y simplemente no le importa.

—¿Una santa? ¿Yo?

Lucas me mira con dureza, su mirada cortante como un puñal.

—No te hagas la víctima, Isabella. Tú también tienes tus demonios, y no eres tan inocente como pretendes ser. —Sus palabras son como un golpe directo a mi orgullo.

La rabia se mezcla con la confusión, y siento que todo el mundo se tambalea a mi alrededor.

—No estoy pretendiendo nada, Lucas. Simplemente no entiendo qué te pasó. ¿Por qué cambias tan drásticamente de la noche a la mañana? —Mi voz suena más débil de lo que quisiera.

Lucas se acerca aún más, su presencia abrumadora.

—Las cosas cambian, Isabella. Tú no eres la única que ha sufrido. Todos tenemos nuestros motivos. Yo tengo mis problemas. Nada gira alrededor tuyo —susurra, su tono lleno de amargura.

Petals Of Hate (Petals #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora