LUCAS
Ya mañana es la presentación de Isabella, el concuerdo para ser exactos. Y yo le propuse a Isabella ayudarla hoy en sus postres para que tenga todo listo.
La atmósfera en la cocina se impregna de risas y camaradería mientras Isabella y yo nos adentramos en la creación de los postres para el concurso. Me complace ver a Isabella tan animada y entregada a la tarea, su pasión por la cocina es contagiosa y su habilidad es innegable. Cada vez que sonríe, algo en mí se ilumina, y no puedo evitar devolverle la sonrisa.
Mientras trabajamos en la mezcla de harina y huevos, en un instante de distracción y juego con las harinas y todo, terminamos resbalándonos y quedando en una situación cercana. Nuestras risas llenan la habitación, pero al mismo tiempo, siento una extraña tensión que parece electrificar el aire entre nosotros. Isabella mira mis manos en su cintura, una expresión entre sorpresa y diversión en su rostro.
Antes de que pueda procesar completamente la situación, nuestros rostros están a centímetros de distancia, nuestros alientos mezclándose en el espacio reducido entre nosotros. Es como si el mundo se desacelerara, dejándonos a solas en nuestra pequeña burbuja de tiempo. Sus ojos, tan expresivos y cautivadores, encuentran los míos, y en ese momento, sé que algo está cambiando.
Mis manos instintivamente se aferran a su cintura, no tanto para sostenerla, sino más bien para acercarla más a mí, para sentir su cercanía y calidez. Nuestras miradas siguen conectadas, comunicando mucho más de lo que podríamos expresar con palabras en ese momento. Es como si estuviéramos atrapados en un susurro silencioso de emociones compartidas.
La tensión se siente palpable, la electricidad entre nosotros es casi tangible. Mis labios se estampan en los suyos, impulsados por una corriente de emociones encontradas, buscan los suyos sin que mi mente pueda detenerlos. El contacto es suave al principio, explorando con ternura la sensación de sus labios contra los míos.
Sin pensarlo demasiado, la alzo y la siento suavemente en la encimera de la cocina. Algunas cosas caen al suelo en nuestro pequeño percance, pero ninguno de nosotros presta atención a eso. Mis manos se deslizan por su espalda, sintiendo la suavidad de su piel bajo mis dedos, queriendo memorizar cada centímetro de ella.
El beso se vuelve más profundo, más apasionado, como si nuestros corazones estuvieran hablando un idioma que solo ambos entendemos. Mis manos suben lentamente hacia sus mejillas, acariciándolas con suavidad mientras profundizamos el contacto. Un gemido escapando de sus labios durante el beso envía una corriente de emociones a través de mí, convirtiendo ese sonido en mi favorito.
La cercanía con Isabella, el roce de sus manos en mi cuello y pecho, todo ha desencadenado una avalancha de emociones en mi.
Mientras nos separamos por la falta de aire, miro fijamente a Isabella, buscando respuestas en sus ojos. ¿Qué significará esto para ella, ¿Como afectará esto ahora? Aunque mi mente está llena de dudas, también siento demasiada intensidad y pasión. Siento ganas de besarla de nuevo, miles de veces, porque son los mejores labios que he probado en mi jodida vida.
Isabella se queda mirándome, sus labios entreabiertos por la falta de aire después de nuestro beso. Sus ojos reflejan una mezcla de sorpresa, deseo y algo más profundo que no puedo descifrar de inmediato. Una sonrisa tímida se forma en sus labios mientras se apoya ligeramente y rodea sus piernas en mi cintura, sus manos jugando nerviosamente con un mechón de cabello.
—Lucas... —murmura, su voz apenas un susurro cargado de emociones—. Eso fue... inesperado, pero asombroso.
—Lo sé, Isabella. No estaba planeado, pero... algo en mí simplemente no pudo contenerse.
Nuestros ojos se encuentran de nuevo, y en ese instante, siento como si estuviéramos compartiendo un entendimiento silencioso. Sabemos que esto cambiará las cosas entre nosotros, pero ninguno de los dos parece querer retroceder en este momento.
—Responderé a tu pregunta ahora, Isabella... —susurro con la respiración echa un desastre, volviéndome loco por esos ojos color avellana—. No siento odio por ti, lo que siento por ti es muy diferente al odio. Solo que, escondí mis verdaderos sentimientos detrás de la sombra del odio, escondiéndome como un maldito cobarde. Pero ya no puedo más —suelto un suspiro mirándola a los ojos derrotado ante ella—. Eres la mujer más hermosa, especial, maravillosa, inteligente, honesta, cautivadora, espléndida, que he conocido en mi puta vida. No tengo las palabras para describirte, pero eres lo más maravilloso que ha aparecido en mi vida, incluso odiándote.
—Lucas... —Isabella se ve sorprendida por mis palabras y mi vulnerabilidad ante ella, pero me veo explotando, sin poder contenerme más—. Dios, jamás pensé escucharte hablar así y... de mi, siendo tan honesto y viéndote tan diferente. Pensé que me veías totalmente diferente a eso.
—Tú eres la única que puede hacer que ese lado mío salga a flote, eres la única que puede volverme loco, la única que puede dominarme sin necesidad de esfuerzo. —Por instinto aprieto un poco sus muslos provocándole un jadeo.
—Jamás pensé que nuestra relación de odio terminaría así —suelta una risa nerviosa mordiéndose el labio inferior—. Siempre me has parecido demasiado guapo como para ser tan idiota, eso lo lamentaba mucho —suelto una risa sin poder contenerme y ella sonríe mirando mi sonrisa—. Eres jodidamente atractivo, besas demasiado bien... Eres grandioso, más allá de todo lo que me has dicho que me ha herido mucho.
—Perdóname por todo eso... Fui un gilipollas con cada letra de la palabra.
—Te perdono, Lucas. Sería injusto no hacerlo después del cambio que has hecho y... maldición qué bien besas...
Eso me hace reír de nuevo, me acerco más a ella mordiéndome el labio inferior.
—Pero... ¿qué pasará ahora?
—Pasará lo que tú quieras que pase.
Isabella sonríe rodando los ojos, me agarra desde la nuca depositando un suave beso en mis labios.
—Quiero que pase lo que tenga que pasar, y quiero que solo pase contigo... —susurra contra mis labios antes de volver a besarme.
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Petals Of Hate (Petals #1)
RomantizmIsabella guarda silencio sobre la pérdida de su madre desde que falleció, hace cuatro años, y posteriormente, su hermano Noah se fue de casa sin decir nada. A pesar de su tristeza oculta, Isabella irradia alegría y felicidad, especialmente cuando es...