Capítulo 17

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—Pensaba que te habías dormido, —dijo Rosé en broma con la boca llena de bollo, cuando Jennie se sentó a su lado en la cafetería. Jennie nunca llegaba tarde. Cuando su amiga no respondió, Rosé levantó la vista de su desayuno y la miró seriamente. —Estás horrible, —dijo con total naturalidad. —¿Mala noche?

—No exactamente, —respondió Jennie, deseando que el yogur que había cogido, le quitase algo más que el hambre. Después de que Hyunji se había quedado dormida rápidamente junto a ella la noche anterior, apenas había dormido, había permanecido despierta mirando al techo y preguntándose qué le estaba pasando. Finalmente se había sumergido en un sueño intranquilo justo antes del amanecer, sólo para que la alarma la despertase en lo que le parecieron minutos. Se había dado la vuelta y cerrado los ojos de nuevo, tratando de decidir si debía despertar a Hyunji y hablar con ella de lo que ella estaba sintiendo. Pero, ¿qué sentía realmente? ¿Qué le iba a decir? ¿Te he sido infiel con una fantasía? Ni siquiera estaba segura de que Hyunji considerara que le estaba siendo infiel si estuviese viendo a otra mujer, y mucho menos se sentiría traicionada por nada más que algunas fantasías eróticas. Nunca se había puesto límites a sí misma con respecto a la monogamia, para ella simplemente había funcionado de esa manera. Ver Hyunji era para todo lo que tenía tiempo, y suponía que ha Hyunji le pasaba lo mismo. Eran monógamas por defecto.

Al final, había salido de la cama, más cansada de lo que estaría después de estar toda la noche trabajando. Se había limitado a inclinarse y dar a Hyunji un beso en la mejilla cuando salía, susurrando adiós y guardando silencio sobre sus preocupantes pensamientos. Ambas tenían que trabajar, y ella apenas podía dar sentido a sus propias emociones, y mucho menos explicárselas a una mujer con quien había tenido relaciones íntimas durante meses, pero que en muchos aspectos apenas conocía. Hyunji merecía más que una explicación apresurada a una hora intempestiva de la mañana, de algo que iba a tener muy poco sentido para ninguna de las dos.

—¿Estás bien? —Preguntó Rosé, completamente en serio ahora.

—Sí... no... no lo sé, —dijo, sorprendiéndose a sí misma por la admisión. Sonrió con tristeza, consciente y agradecida por la preocupación en los ojos de Rosé. —No es nada serio. Ya sabes, relaciones y esas cosas.

—¿Qué pasa? ¿Qué Hyunji se quiere ir a vivir contigo? —Preguntó Rosé, aunque no le parecía probable que la abogada estuviera presionando a Jennie para tener una relación más estable.

—No, gracias a Dios, —respondió Jennie con cierto alivio. —De hecho, nunca me ha presionado sobre ese tipo de cosas. Parece ser muy feliz con nuestra relación, casual y desestructurada.

—¿Entonces qué es...? —Para Rosé estaba claro que algo estaba molestando Jennie, y no entendía por qué su amiga estaba siendo tan evasiva. Era una de las personas más directas Rosé conocía. —¿Eres tú quien quiere algo más serio, entonces?

Jennie sacudió la cabeza enfáticamente. —No, en absoluto. Todo está bien tal como está.

—Sí claro. Eso es obvio.

—Estoy cansada, —reiteró Jennie, obligándose a hacer un poco de esfuerzo con el desayuno. Hyunji no me ha pedido nada más, y yo no quiero nada más. Entonces, ¿cuál es el problema? Pero sabía perfectamente cuál era el problema. No podía seguir teniendo relaciones con una mujer pensando en otra, y no sabía cómo dejar de pensar en Lisa Manoban.

 No podía seguir teniendo relaciones con una mujer pensando en otra, y no sabía cómo dejar de pensar en Lisa Manoban

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Suposiciones destrozadas┃ JENLISADonde viven las historias. Descúbrelo ahora