Capítulo 21

1K 143 5
                                    

Si no hubiera sido por el persistente deseo que la noche anterior había removido, pero apenas saciado, Jennie podía haberse sentido arrullada por el sol y el zumbido constante del motor. Pero, con sus brazos alrededor de la cintura de la cirujana, y su aroma inundándola ya que su mejilla estaba casi en el cuello de Lisa, Jennie no podía hacer otra cosa que pensar en ella, y pensar en ella siempre llevaba una cascada de imágenes a su conciencia, probablemente, debido a que antes de lo ocurrido anoche había observado a Lisa miles de veces en el lente de la cámara, a menudo sin darse cuenta, cuando estaba más expuesta. Cuando era más fascinante. Aquellos destellos de la cirujana se habían quedado grabados en su mente, y ya eran lo suficientemente poderosos por sí mismos para provocarle un nudo en el estómago, pero ahora llevaba a la mujer grabada a fuego en su piel, y en el interior de su cuerpo. La imagen de Lisa desnuda a su lado, encima suyo, le robó el aliento, y amenazó con romper su compostura. Tenía que conseguir tranquilizarse o las iba a avergonzar a las dos.

Lisa sintió como Jennie temblaba, y gritó al viento: —¿Estás bien?

—Sí, —gritó Jennie. En realidad no, pero lo estaré tan pronto como encuentre mi cordura.

—Enseguida llegamos. —Suponiendo que su pasajera probablemente estuviera agotada, Lisa apoyó una mano enguantada sobre la de Jennie que descansaba contra su estómago, para animarla. Le sorprendió, descubrir que le gustaba sentir la sólida presencia de Jennie detrás suyo en la moto. A menudo conducía para escapar de su trabajo, dejar atrás las frustraciones de la burocracia, o bloquear algún trauma devastador, pero la mayoría de veces en realidad, conducía porque no podía descansar. 

Las líneas de la carretera que pasaban por debajo suyo, y las exigencias de la conducción de su gran motocicleta la relajaban. Curiosamente, la cercanía de Jennie logra lo mismo, a pesar que sentir la castaña curvada sobre su cuerpo, casi como lo habían estado en la cama un par de horas antes, también hacía algo más que relajarla. Afortunadamente, su mente estaba más despejada de lo que había estado la noche anterior, ya que la presión de los senos de Jennie contra su espalda, dibujó una sonrisa en sus labios y una imagen muy hermosa en su mente, se bendijo porque aquello no afectase a su conducción y las matase a las dos. Era un nivel de excitación que podía soportar, al menos eso esperaba. Cuando Jennie estaba cerca parecía que no tenía ningún control sobre su deseo, y sobre el aumento de nivel de su excitación, en algunos casos completamente inesperado. Aumento de deseo le parecían palabras demasiado civilizadas para lo que Jennie le hacía sentir. Un hambre salvaje, un fuego que la recorría violentamente, y la hacía perder todo el control. Tal vez después de aquella noche, la furia hubiera pasado.

No tuvo tiempo de preguntarse si se estaba engañando a sí misma, mientras desaceleraba en el camino frente a la casa de Maddy, y paraba la enorme moto.

—Ya hemos llegado, —anunció, quitándose el casco y colgándolo en el manillar.

—¿Sabe que veníamos? —preguntó Jennie preocupada por el retraso, y por su recepción. Estaba empezando a pensar que todo aquello era una broma, o una alucinación. ¿Cómo había llegado a estar en el medio de la nada, con una mujer que hacía que su piel se derritiera, cuando no la hacía enfadar lo suficiente para pensar con claridad?

—Seguro que nos ha oído, —dijo Lisa con una sonrisa, pasó la pierna por encima del asiento, y ayudó a Jennie a bajar. Echó un vistazo a la casa e hizo un gesto con la cabeza, —¿Ves?

Efectivamente, cuando Jennie siguió su mirada divisó el rostro inconfundible de Madelaine Lane. —Wow, sigue siendo preciosa.

—Sí.

Maddy caminó rápidamente por el camino de losas para llegar hasta ellas. Se puso de puntillas, besó cariñosamente en la mejilla a Lisa, y tendió su mano a Jennie afectuosamente: —Hola. Soy Maddy.

Suposiciones destrozadas┃ JENLISADonde viven las historias. Descúbrelo ahora