Capítulo 19

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—Dame un minuto para cambiarme, —dijo Lisa mientras abría la puerta de su sala de guardia, y le indicaba a Jennie que la siguiera.

—Mira... —dijo Jennie torpemente de pie en el umbral, mirando con determinación a otra parte cuando Lisa comenzó a quitarse la camisa y los pantalones del uniforme. —Creo que es mejor que me vaya a casa. Casi no he dormido nada, y lo poco que he podido no me ayudado nada. Me siento como si me hubiese atropellado un camión. Además... — sonrió tímidamente, mirando su ropa arrugada, —no tengo ropa para cambiarme.

Lisa rebuscó en un cajón construido debajo de la cama, y tiró una camiseta en la dirección de Jennie. Poniéndose sus tejanos negros, dijo: —Ahora sí. Pero no te puedo ayudar con los pantalones porque no tengo un par de repuesto. Puedes ducharte cuando lleguemos y lavar la ropa si es necesario.

—Realmente vamos a hacer esto, ¿verdad? —Preguntó Jennie, sintiendo que estaba a punto de abandonar su ordenada y racional vida, y dar un paso a través del espejo. Probablemente fue la fatiga, o tal vez el resultado del asalto emocional, que había empezado con los hombres armados en la zona de admisión de trauma, y culminado con la angustiosa espera de saber si Jackson iba a sobrevivir o no. Fuera lo que fuese, no se sentía ella misma y, sin embargo, de alguna manera nunca se había sentido más viva, casi eufórica. Ver varias veces a cámara lenta como le disparaban, al parecer había provocado ese efecto en ella. Estaba demasiado conmocionada para decidir exactamente lo que eso significaba, pero viendo los músculos flexibles en los brazos de Lisa, no le importó.

—Yo me tengo que ir ya, necesito desconectar y olvidarme de las últimas veinticuatro horas —dijo Lisa, metiendo su camisa y poniéndose las botas—. Me gustaría que vinieras conmigo.

—De acuerdo, —aceptó Jennie. Supuso que debería preguntarse por qué, pero no lo hizo. En realidad no importa. Quería ir. Por alguna razón que no era importante, que no tenía sentido. Todo había dejado de tener sentido, desde el momento en que un grupo de adolescentes, con armas letales, había amenazado la vida de personas inocentes que simplemente estaban tratando de hacer su trabajo. Pensándolo bien, muy pocas cosas en la vida tenían sentido si se paraba a pensar en ellas. Una mañana, hacía cinco años, casi murió en el metro al ir trabajo. Casi todos los días en la sala de trauma, veía personas cuyas vidas eran alteradas para siempre por la mala suerte, los caprichos o los designios del destino. Probablemente después de dormir bien una noche, o tal vez media docena de noches, volvería a ser ella misma, sensata, equilibrada, y con los pies en la tierra. Pero en aquel momento, la idea de montarse en la parte posterior de la moto de Lisa Manoban, le parecía lo más razonable del mundo. —Estaré lista en un segundo, —dijo, dándose la vuelta y quitándose la camiseta.

Cuando se puso la que le había dejado, pensó en lo íntimo que era llevar ropa de Lisa. Esas cavilaciones fueron una mala idea, porque al instante su piel comenzó a sentir un hormigueo, y sabía lo que venía después. Tal vez si no pensaba en nada, su cuerpo se comportaría. Afortunadamente, Manoban abrió la puerta y salió al pasillo. Tratar de alcanzarla, calmó un poco la gran excitación, que se había iniciado con el primer toque del suave algodón sobre sus pechos. No ayudó demasiado el hecho de que no llevaba sujetador.

—¿Alguna vez has montado en una de estas? —Preguntó Lisa, guiando a Jennie por el aparcamiento del hospital, hasta la esquina donde había dejado su moto. Sacó dos cascos del compartimento de atrás, y le dio uno a Jennie.

—No en una tan grande, —respondió Jennie. —Como mucho en las motos de montaña, con las que jugábamos cuando era niña.

—Todo lo que tienes que hacer es sujetarte a mí y dejar que el ritmo te lleve. —Mientras hablaba, Lisa pasó una pierna sobre el asiento de cuero, y le indicó a Jennie que hiciera lo mismo. Inclinó la moto suavemente, para hacerle más fácil sentarse detrás suyo y agarrarla de la cintura.

Suposiciones destrozadas┃ JENLISADonde viven las historias. Descúbrelo ahora