Capítulo 2

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Elowin

Jadeé y rápidamente agarré la caja de servilletas que estaba sobre la mesa, mientras intentaba secar el café que había manchado su ropa. La mancha se hizo más grande y el liquido estaba ardiendo en la servilleta, pero el hombre apenas se inmuto.

-Lo siento mucho. Yo... yo no... lo siento. -murmure, temblando.

De repente, él agarró mi mano y se levantó, sobrepasando mi altura por varios pies. Mirar su mirada mortal me hizo sentir inferior. Mi corazón latía rápidamente y sentía que me faltaba el aire.

-Lucca, amigo, déjalo estar, déjala ir. -dijo Evert, con una sonrisa desaparecida.

El hombre, Lucca, mantuvo sus ojos sobre mí y solo dijo una cosa. Me giró hacia la puerta y ordenó -camina. -pero mis pies estaban congelados. -Señores, ¿todo está bien? -preguntó Will mientras se acercaba cuidadosamente.

Le implore silenciosamente con la mirada que me ayudara.

-No hay nada que ver aquí, mejor no te metas en lo que no te importa. -dijo Evert con un tono de advertencia.

-Lo siento, pero no puedo permitir que lastimes a uno de mis empleados. -dijo Will dando un paso hacia adelanta, pero de repente se detuvo en seco cuando el hombre calvo hizo un movimiento hacia su cintura revelando el mango de una pistola.

Will carraspeó y dio un paso atrás, dándose cuenta de la gravedad de la situación. -Ahora, todos por favor vuelvan a sus actividades, nos vamos a ir. -dijo Evert sonriendo mientras se dirigía hacia la puerta.

De repente, fui empujada por el hombre calvo y me obligaron a caminar hacia la puerta.

-¿Y a dónde crees que te la estás llevando? -dijo Ania, parándose frente a la puerta, entre Evert y yo.

-Cariño. -suspiró Evert mientras la giraba. -Eres una chica bonita y realmente no quisiera causar ningún daño permanente a un rostro tan bonito, así que sugiero que vayas a atender a un cliente y nos dejes seguir con nuestro día. -su sonrisa ya no era amistosa.

-Seguro, caballeros pueden salir por esa puerta, pero no se llevarán a Elowin con ustedes. -declaró Ania.

Amaba a mi mejor amiga, pero a veces era una idiota.

¡Quiero decir, tenían armas por el amor de Dios!

Todo sucedió muy rápido.

Los movimientos de Evert eran tan fluidos, no fue hasta que él tenía su brazo alrededor de su cuello, con su espalda contra su pecho y un cuchillo en su garganta, que me di cuenta de lo que pasaba.

-Tranquila, cariño, realmente no creo que estés en posición de tomar decisiones aquí, parece que el jefe ha decidido cómo lidiar con tu amiga y no queremos problemas, así que sé una buena chica y déjanos ir en paz. -susurró Evert mientras mis ojos comenzaban a llenarse de lágrimas. 

Intenté liberar a Ania, pero de repente fui detenida por un agarre de hierro y luego empujada fuera de la puerta. 

En cuanto salimos, un automóvil con ventanas tintadas se detuvo, fui empujada dentro sin mucha delicadeza y cuando me volteé, Ania fue empujada hacia los brazos de Will, mientras Evert y el calvo se alejaban.

-¡Ania! -grité mientras el hombre calvo cerraba la puerta del auto.

-¡Elowin! -gritó Ania intentando liberarse del agarre de Will.

El automóvil se alejo rápidamente, mientras Evert y el hombre calvo seguían de cerca a otro automóvil.

Me gire rápidamente de la ventaba consciente de la oscura figura que estaba frente a mí.

Sus ojos me miraban y podía sentir mi miedo hacia él aumentar.

-Me debes. -dijo simplemente en un tono tranquilo.

-¿Q-qué te debo? -pregunté, intentando controlarme.

-Esta camisa era muy cara. -explicó casualmente mientras comenzaba a quitarse su chaleco.

-P-po por cómo se ve, c-creo que puedes comprar otra. -balbuceé antes de poder controlarme.

Frunció el ceño, como si me reprendiera en silencio, pero luego sonrió.

-Tienes razón, puedo. Pero mira, aún debes pagarme, no puedo compadecerme de ti solo por una camisa, o si no, mi reputación podría verse manchada. -explicó mientras comenzaba a desabotonarse la camisa.

-¿Q-qué estás haciendo? ¿Q-qué quieres? -pregunto con mi voz temblorosa, a medida que su envidiable torso quedaba al descubierto.

-Quiero que me pagues, por lo que hiciste. -dijo simplemente mientras se quitaba completamente la camisa, dejándolo sin camisa y vulnerable a la vista.

Se acercó a mí y se me heló la sangre.

No.

No esto.

No así.

-No voy a acostarme contigo. -declaré débilmente, mientras notaba que él me observaba.

Pareció sorprendido por mi arrebato por un segundo antes de estallar en risa. 

La risa sonaba más burlona que divertida, mientras decía -Oh cariño, no te halagues. No eres mi tipo. Sin embargo, aún debes pagarme. -dijo mientras alcanzaba un compartimiento junto a mí y sacaba otra camisa.

Suspire aliviada, alejándome un poco de él.

-De acuerdo, dime tu precio y dame un plazo. Conseguiré tu dinero. -dije, intentando calmarme y dejar de tartamudear.

-5000 dólares, 3 meses. -habló, su tono plano y definitivo. 

Y mi boca se quedó seca.

-¿Q-qué? ¿Estás bromeando, verdad? Hablas como si tuviera ese tipo de dinero tirado por ahí.-exclamé, mi timidez convirtiéndose en shock.

Con la forma en que estoy viviendo, no hay manera de que pueda conseguir ese dinero.

-V-voy a necesitar más tiempo. -intente razonar.

-No.

-Mi trabajo no me paga lo suficiente para eso. -intenté explicar.

-Entonces consigue otro trabajo. -dijo encogiéndose de hombros.

-¿En tres meses? Oh, como si fuera tan fácil. -suspire, mi pánico ahogando mi tartamudeo y timidez.

-Podría serlo. -simplemente declaró, encogiendo los hombros.

-¿A qué te refieres? -pregunté sospechosamente.

-Bueno, tienes suerte porque necesito una secretaria. 3 meses, trabajas para pagar tu deuda y luego estás libre. -dijo tan casualmente.

-Estás loco. Esto es ridículo. ¿Todo este drama por una camisa arruinada? -comencé a hacer un nervioso discurso.

-Es esto o te hago aquí y ahora. -dijo sin ningún tono de broma en su voz. 

-¿Hacerme qué?-pregunté y levantó una ceja, y eso es cuando registré en mi mente -Oh, no, no, definitivamente no. ¿Qué quieres? -dije exasperada y un poco asustada.

-O aceptas mi oferta, o te jodo aquí y ahora, y ambos seguimos con nuestras vidas. -afirmó en tono de negocios.

-¿Qué pasa con mi trabajo en Buttery. -pregunté, considerando su oferta.

-Renuncia. -fue todo lo que ordenó.

Suspiré, sacudiendo la cabeza y mirando hacia otro lado.

Esto no me estaba sucediendo a mi. ¿Todo esto por café derramado?

-No me gusta que me hagan esperar, cariño, ¿cuál es tu elección? -apresuró.

Suspiré encogiéndome de hombros y luego dije -Esta bien, ¿cuándo empiezo?

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La Mujer de la BestiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora