*** No es día para subir el capítulo, pero ando muy feliz porque ya casi acabo de escribir está historia, por lo tanto aquí está. ***Elowin
-Puedes al menos decirme a dónde vamos? -pregunté exasperada, aunque tenía una sonrisa en mi rostro que no desaparecía.
-¿Por qué necesitas saberlo? -preguntó encogiéndose de hombros.
-Porque has estado actuando de manera secreta desde esta mañana. Y ahora mi estómago literalmente me duele de emoción y nerviosismo, tienes que darme algo. ¡Una pista... cualquier cosa! -dije abriendo los brazos y encogiendo los hombros.
-Bien, nosotros vamos a una cita. -dijo en tono sarcástico e inteligente.
-Okay, ¿A dónde? -dije rodando los ojos, tratando de ignorar el hecho de que mi corazón se entumeció al escuchar las palabras "nosotros" y "cita" en una misma oración.
-Me pediste una pista. Y una pista es lo que te di. -dijo en tono más serio.
-Eres un imbécil. -simplemente afirmé.
-Un lindo imbécil. -me corrigió.
-No te enorgullezcas. -dije apartándolo.
-No necesito hacerlo. Tu sonrojo lo dice todo. -señaló con arrogancia y mi sonrojo se intensificó.
-Cállate. -dije mirando hacia otro lado.
Reí mientras miraba por la ventaba, mientras él conducía. La noche anterior, terminé quedándome dormida en el carro y aunque tenía el hombro herido, Lucca me llevó en brazos hasta mi habitación, me dejó en mi cama, me quitó los tacones, me arropó y cuando ya se iba se regresó y me dio un beso en la frente, luego se fue.
Desperté y encontré a Nathaly colocando una caja y una nota en mi mesita de noche. La caja contenía un conjunto simple, con unos vaqueros de talle alto y una blusa corta con estampados de flores, junto a un par de cómodas zapatillas a juego.
Al principio me negué a aceptarlo, pero Lucca ya lo había pensando porque en su nota escribió: -Querida Princesa, estoy bastante seguro de que ya le dijiste a Nathaly que no querías mi regalo, pero tienes que ponértelo, o de lo contrario solo demostrará que puedo leerte como un libro. -aunque estoy segura que ese era su plan desde el principio, no puedo dejar que piense que puede controlarme.
Durante el día, me mimaron y nadie me decía qué estaba pasando. Cuando el reloj marcó las cinco de la tarde, Nathaly me llamó y en la base de las escaleras, me encontré con un Lucca casual pero guapo. Me saludó con un beso en la mejilla y luego me escoltó afuera, donde nos esperaba un jeep Wrangler JK Rubicon negra.
Lo miré sospechosamente y él dijo -Creo que una vez te escuché decirle a Evert que te gustaban las Rubicon.
Me reí como una colegiala y salté a asiento del pasajero.
Solo llevábamos unos minutos en el camino y ya estaba deseando saber hacia dónde nos dirigíamos, pero el maldito guapo no me lo diría. Cuando cruzamos un puente, y el mar se vislumbró en el horizonte, sentí una sonrisa brotar en mis labios.
Después de conducir unos minutos más, Lucca se detuvo en un restaurante al aire libro justo en la playa.
Simplemente bajo del auto y camino por la arena.
El aire olía a vida marina, sal y arena. El aire estaba fresco y las olas emitían un sonido que podría adormecer a cualquiera. Cerré los ojos y sonreí maravillada.
El momento era pacífico.
Sentí dos brazos rodearme, mientras sentía sus labios suaves posarse en mi cuello.
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La Mujer de la Bestia
RomanceTrabajar como camarera en Limerick no era precisamente el sueño dorado de Elowin; siempre anhelaba una nueva oportunidad, una aventura que cambiara su vida. Y como bien dicen, ten cuidado con lo que deseas. Todo cambió en un instante cuando Elowin...