Capítulo 9

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Elowin

Miré sorprendida al maniático frente a mí.

¿Estaba hablando en serio?

-¿Estás hablando en serio? -le pregunté de nuevo después de un rato de estar sentada en silencio. Mi mente todavía intentaba entenderlo.

-Sí, quédate conmigo aquí o si no... -con un chasquido de sus dedos, el águila calva pateó la pierna de Evert y luego lo rodeó, golpeándolo en la mandíbula.

Me quede boquiabierta, impactada por el giro de los acontecimientos, así como por la obvia amenaza.

Sangre comenzó a resbalar por el costado de los labios de Evert, mientras intentaba enderezarse, pero otro golpe del águila calva hizo que su parte superior del cuerpo se desplomara en el suelo.

-Oh si no, tu novio aquí muere. -terminó su frase con una sonrisa enfermiza en su rostro.

-Lucca... -comencé, tratando de entender esto.

-Tu respuesta, ahora. -me interrumpió impaciente.

Me volví a mirar a Evert, y ni siquiera parecía inmutado, respiraba un poco agitado pero aparte de eso, no parecía tener miedo.

Así que, teniendo en cuenta su reacción, negué con la cabeza y declaré -No, no me quedaré aquí, especialmente contigo. -mientras volvía a enfrentarme a Lucca. 

Él sonrío y negó con la cabeza, luego hizo una señal al águila calva.

Evert recibió una patada en el estomago, seguida de un disparo en la rodilla.

Gruñó y apretó los dientes, pero su rostro seguía sin mostrar ninguna emoción, sin fruncir el ceño, sin miedo.

Lo contrario a mí.

-¡Dios mío! - me lleve las manos a la boca en shock, mientras me movía para levantarme y ayudar a Evert, cuya sangre comenzaba a mancar el suelo debajo de él.

-¡Siéntate! -me gritó Lucca y me vi rápidamente volviendo a sentarme en la silla, con los ojo muy abiertos y asustados, temblando por todo el cuerpo.

-Ahora, eso fue una advertencia, deberías pensar a fondo y bien antes de dar tu respuesta. -dijo el con un tono serio, con las manos cruzadas sobre su escritorio, mientras me miraba a los ojos entrecerrados. 

-Llamaré a la policía. -dije, tratando de sonar valiente.

-Nadie te lo impide. -respondió demasiado calmado, de hecho, incluso deslizó su teléfono hacía mí.

El desgraciado.

Llamaré a la policía no serviría de nada y él lo sabía.

Con lágrimas corriendo por mi rostro, levanté la mirada y vi sus ojos fríos azules.

-Está bien, mientras no le pase nada a nadie. -dije sintiéndome derrotada.

-¡Genial! Me alegra que podamos llegar a un acuerdo. Llévenselo, asegúrense de que Nathaly se encargue de él. -dijo a la águila calva, y así fue como Evert fue arrastrado.

Solo quedamos los dos en la oficina, y realmente quería ir a mi habitación y llorar.

-Entonces, ¿puedo entrar y salir cuando quiera? -pregunté, solo para romper el tenso silencio.

-No. -afirmó fríamente, mientras abría su portátil y comenzaba a escribir.

-¿Qué... pero dijiste... 

-Eso fue antes de que te rieras y rechazaras esa oferta. Si quieres irte, primero debes pedir permiso. Si lo apruebo, lo cual es muy poco probable, iras con un escolta. -explico, con la mirada fija en la pantalla.

La Mujer de la BestiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora